martes, 11 de diciembre de 2018

Ganando Barlovento



Al pairo sobre el paralelo de las oceánicas calmas.
Olvidados los frescos alisios ya en este ecuador
donde el tiempo pervive de mil y un solo color
sobre una mar compartida por las mismas almas.

Un fogonazo, una impresión, un golpe de pasión.
Las miradas de tu alrededor dormitan su sueño,
mas en el tuyo, eres tú quien percibe a su dueño,
su mirada, como licor divino a la espera de libación.

Vibran los mástiles al tímido golpe de viento ya vivo,
arrullo de mar sobre cuadernas, caricias brotando en pura delicia.
Es ya tu piel una estela de suaves pliegues a rasgar sin malicia.

Brújula vestida de tu nombre, imán aferrado al limbo flotante
que es tu piel en dulce movimiento prendida de férreo arbotante:
la verdadera razón de tu ser en mí, del mero placer de quererte a ti.



domingo, 9 de diciembre de 2018

Llegando la Primavera



Sigue amaneciendo sobre los campos de trigo,
el viento compartiendo su fuerza contigo
risueño, fugaz, silbando al salir de su abrigo.
Palpitando sin freno sobre verdades enhiestas
entre pieles hambrientas de roces y cielos
henchidos de puro ensalmo en nubes furiosas.

Celajes en movimiento dibujando sílabas sin eco,
haciendo de tu rompecabezas un verso eterno
por el que la mirada  aturde y marea al leerlo.
Más lo entiendo, bebiendo sin más de tu puro destello
saciado en tu luz sobre un baile en puro movimiento.

Incólume la fuerza por su cierre al abrazo
en el mero placer de ganarnos saciados
así ensamblados,
así, sin razón entre ambos encajados,
cual eco que retorna a tu boca tras anterior impulso,
así mi aliento retorna a tu ser sin haberse marchado.

Corriendo, bajo chorros de lágrimas de mar,
disfrutando, a cada golpe del mismo mar,
degustando, cada minuto entre el buen yantar,
maravillando, a cada golpe de luz del buen pintar.
Sin pretensiones, dejando que cada letra se haga verso
sobre la esencia entre almas de si mismas hambrientas
en deseos de lo que hasta ayer eran propios de hereje converso.





 Primavera, Diciembre de 2018

miércoles, 5 de diciembre de 2018

TODOS EN EL MISMO BARCO



Todos a bordo, en el mismo barco. Nada nos puede conmover mas a quienes sentimos el sentido de esa frase, del por qué enfrentarse a algo, de la razón por la que enfocar los esfuerzos sobre un destino. Lugar, objetivo, puerto, marca, nivel, hecho que supone un logro de la empresa común vestida de buque, de instalación, de grupo humano, de sentido propio vital en un conjunto mayor de pálpitos. Algo que reduce los miedos sobre el acechante fracaso vestido de mil maneras, ese que siempre tendrá acólitos a su compás.

Saber que tus decisiones deberían ser cubiertas por la lealtad inequívoca de tus superiores y de quienes contigo se fajan frente al temporal en esa soledad que se genera cuando se toman decisiones. Ese empuje que supera reservas físicas, condiciones mentales. Donde serás capaz de poner frente a los enemigos de tu gente por debajo y por encima tu criterio leal sobre ellos parando el golpe para después avantear sobre el resultado sabedor de tu bien, que no es otro que la conciencia de sentirte en consonancia con tu equipo, de que debajo de las planchas de la cubierta que pisas están ellos, que no han abandonado la nave.

¿Por qué pensar así, por qué no abandonarse a la realidad; esa que con su crudeza y poder inmaterial, por mucho que la ocultaras, siempre saldrá triunfante y más violenta cuanto más profunda o más tiempo la tratases de ocultar?. Porque es así como debemos acabar, debemos bregar contra su sino, demostrar que la realidad debe cambiar a otra dimensión. Que es posible, como fue posible salir con vida de la banquisa, de la Isla Elefante, alcanzar las Georgias y rescatar a su equipo, a su gente. Shackleton pudo demostrar que estar en el mismo barco es empatizar con quienes tienes como equipo, como compañeros, los que te darán el triunfo o con quienes deberás compartir los fracasos que así nunca lo serán, solo otra recalada para abrirse paso a nuevos puertos.

Pero la realidad que pretende imponerse sobre nuestra aceptación alienada es la de "sálvese quien pueda", permitir a los que sus conciencias no les abulta mas del pequeño grano  situado allí donde no pueda comprobarse que dejen todo  a su albur o a romperse solo sin asumir un gramo de propiedad en ello. Como dejar que un país se pierda a sangre y fuego mientras por ejemplo él, el felón, pervive en un castigo propiedad de los mismos que así destruyen las vidas de los que a él mismo lo defienden. De quienes hacen  a sus  propios ciudadanos morir sin piedad, sin más gloria que la de un trapo de colores mientras ellos se enriquecen trasportando esos mismo cuerpos al otro hemisferio en sus compañías navieras, o los que envían  el poco orgullo naval aun vivo a justificar la venta  de lo robado en sangre a  los mismos que dirigen a ese matadero. Y después de cada fracaso   no hay mas que culpar al que luchó por evitarlo mientras ellos, indignados con su halo patriótico se diluyen en palabrería, mandando juzgar al leal.

Cuántos sabemos que no están, ni estarán en el mismo barco. Lo sabemos, lo sabremos siempre, pero como siempre nos creeremos nuestros propios fundamentos para caer de nuevo en el pozo de la rabia y la desesperación por querer una cosa, luchar por ella y ser golpeados con esa realidad malvada. Cómo fue aquello que bien quedó escrito en el Mio Cid. “Señor, qué buen vasallo si tuviere buen señor”. Nada ha cambiado salvo la estética. ¿Quedarán héroes en algún lugar que nos permitan seguir creyendo que todo es verdad y seguir empecinados en sacar avante lo que se considera verdad?.

2018, se acaba cargado de incertidumbres, unas políticas,  otras laborales, algunas sociales. Incertidumbres que nunca lo debían haber sido. Pero por cumplirse la máxima de quien olvida su propia historia estará obligado a repetirla estamos así, la polarización de la sociedad esta servida. Nuestra esencia nos lleva a vivir cómodos en ese "modus" y después de dejar a los que nunca estuvieron en el mismo barco pudrieran las instituciones sobre un sistema pervertido a su gusto ahora nos han introducido en el tobogán de la división progresiva.  Cosas que ya se vivieron en la primera Restauración con personajes de la misma calaña aunque, de lejos, ahora se les vea con un halo superior.

Pues bien acabaremos peleando entre nosotros, creyéndonos sus peroratas y como ovejas conducidas por el pastor a cuatro patas combatiremos mas tarde o más temprano. Quienes deseemos no entrar en esa dinámica, conscientes del fracaso, nos tacharán de renegados, traidores y de que no estamos en el mismo barco. Antes de que llegue ese instante hay que prepararse frente a este tipo de personajes y hoy día tenemos buenos ejemplos en la política por supuesto, en el trabajo, por desgracia, en la sociedad por defecto.

Tal situación me importa bien poco. Ernest lo logró a pesar de todo y fue el que mejor lo degustó tras la hazaña, Don Blas de Lezo lo logró, aunque fue denostado y aun se buscan sus restos hoy día. Todo hay que decirlo, el primero era de un país donde se valoran los méritos, el segundo es de un país donde los méritos son motivo de agresión. Por ambos, por Peral al que lo mismo le hicieron, por tantos héroes anónimos y por quienes tienes cerca y sabes de su valía, la que te aportan a ti mismo, por ellos empujando saldremos a partir el mar de la ignorancia y la desidia hispánica hasta que  se nos agote la energía.

Brindo por los que me rodean, por los que me están demostrando pundonor, valía, lealtad y ganas de ganar el propio orgullo profesional. Por quienes quiero y me quieren y están ahí como yo espero estarlo. No se si saldremos de esta, pero habrá que empezar por reírse de todos ellos para destruir su halo de falsos dioses y salvadores de no se que sociedad, patria o empresa que confunden con su trasero personal.

Como bien dejo escrito Don Francisco de Quevedo y Villegas…





DONDE NO HAY JUSTICIA ES UN PELIGRO TENER RAZÓN