Nordeste
que viviendo en tu cielo
acudes a nosotros de nuevo
para
engolfarte entre nuestras alas,
por
las que poder rasgar la gloria;
femenina y caprichosa,
con la
que andar ligero y a veces cauteloso.
Ya te
deseo sin verte
por
saber que pronto podré tenerte.
Siento
tu roce sin mediar vida y hacienda
secando poros en esta ansiosa piel
a
quien empaparla de rociones entre olas.
Como
una revolución apareciste,
batiendo
entre golpes de ola todos los males,
sobre silencios
pensantes en soledad impaciente
por vivir
tu esencia entre un ánimo y mil voluntades.
Nordeste,
oriundo y deudor de su verídico rey.
Majestad,
hermano del Oeste; Céfiro y Gregal.
Solo
deseo de ti mi alma engolfar...
Doblando
cabos, barajando costas, cruzando mares
hasta encontrar
en el infinito la misma razón de partida.
Pasión
sobre agua y sal;
con el mismo pálpito, en el mismo corazón.
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