- Llegáis pronto. ¿Algún problema?
- Todo correcto a excepción de un pequeño matiz… Tuve un problema entre esos tipos y me he cargado al embajador.
- ¡Joder con el matiz! ¡Explícate!
Con calma le relaté la película con algún exceso por mi parte, aquel hombre pequeño no se inmutó lo más mínimo, parecía estar acostumbrado a aquellas situaciones sin sentido y sin aparente solución. Le entregué el dossier, me quedé esperando su repuesta mientras revisaba todos los papeles que había dentro de aquella carpeta. Parecía ganar tiempo antes de contestar y mi corazón parecía perder ritmo cada segundo que él ganaba. Después de una profunda calada de aquel winston arrugado y mordido que colgaba de sus dientes se dignó a dictar sentencia,
- Pues sí que la habéis “cagado”. Al menos, el objetivo lo habéis completado, el método ha sido más propio de Mortadelo y Filemón, pero hay que reconocer que tenemos lo que queríamos. Besteiro, en cuanto transmitan desde aquí las posiciones de las bases de Al Qaeda a Madrid y Bruselas, sales con el dossier directo a la embajada. Tenemos aquí material suficiente para que desde Tailandia no se les ocurra airear mucho la muerte de su embajador. Vosotros, a estas horas me da que sois un trofeo para la mitad de los habitantes del país.
- Supongo que la embajada no es buen lugar. ¿Me equivoco?
- Correcto, Buenaparte. Hay que poner en marcha el plan B, o sea fuga y salida del país ya. A estas horas habrán descubierto los cadáveres, así que hay que ganar tiempo. Seguidme.
Comenzábamos a seguirle cuando un hombrecillo de aspecto similar al sierpe salió de otra de las numerosa puertas que tenía aquel taller mecánico con el dossier y se lo entregó a Jorge. Con un gesto nos despedimos de él, mientras este volvía al coche que nos trajo, nosotros pasamos a otro local mas grande a modo de garage de los coches en espera de reparación o ya reparados. Enfrente nuestro había un Range Rover con aspecto de no durar más de dos noticiarios que tapaba a otro similar y un pequeño utilitario Tata.
- Pues sí que la habéis “cagado”. Al menos, el objetivo lo habéis completado, el método ha sido más propio de Mortadelo y Filemón, pero hay que reconocer que tenemos lo que queríamos. Besteiro, en cuanto transmitan desde aquí las posiciones de las bases de Al Qaeda a Madrid y Bruselas, sales con el dossier directo a la embajada. Tenemos aquí material suficiente para que desde Tailandia no se les ocurra airear mucho la muerte de su embajador. Vosotros, a estas horas me da que sois un trofeo para la mitad de los habitantes del país.
- Supongo que la embajada no es buen lugar. ¿Me equivoco?
- Correcto, Buenaparte. Hay que poner en marcha el plan B, o sea fuga y salida del país ya. A estas horas habrán descubierto los cadáveres, así que hay que ganar tiempo. Seguidme.
Comenzábamos a seguirle cuando un hombrecillo de aspecto similar al sierpe salió de otra de las numerosa puertas que tenía aquel taller mecánico con el dossier y se lo entregó a Jorge. Con un gesto nos despedimos de él, mientras este volvía al coche que nos trajo, nosotros pasamos a otro local mas grande a modo de garage de los coches en espera de reparación o ya reparados. Enfrente nuestro había un Range Rover con aspecto de no durar más de dos noticiarios que tapaba a otro similar y un pequeño utilitario Tata.
- No pongas esa cara, Buenaparte, tan solo es el aspecto para no dar el cante por estos lares. Son 3.500 cc., ocho en “v”, sobrealimentado. No encontrarás motor como ese. Además en la trasera van doscientos litros mas de gasolina y raciones para una semana. Saldréis ahora mismo con destino al sur. Vuestro plan de huida acabara frente al Indico en Irán. Todo esta en el GPS de la guantera, os cuento brevemente: desde Rawalpindi cogéis la carretera 15 en dirección hacia Talagang. Desde allí tomáis la carretera hacía el sur que recorre la parte oeste del valle del Indo hacia Khuzdar. El Beluchistan y su maldito desierto os aguarda hasta cruzar la frontera con Irán. El punto donde debéis cruzar la frontera está en el GPS, hacedlo cuando falte una hora aproximadamente para que amanezca y por favor, no se os ocurra entrar por otro sitio que no sea ese. Una vez atravesada la frontera habréis de bajar a la costa hasta alcanzar Chabahar. Allí en diez días a contar desde mañana arribará un pesquero con nombre de la Reina más famosa de la antigüedad que hubo por aquí. Es un pesquero típico de la zona con el nombre “SABA”. Lo demás es ya cosa de otros.¿Ok?
- Ok. Pero, ¿cómo estás tan seguro de que no nos seguirán?
- ¡Pues porque salimos en otro vehículo igual en dirección a Kabul con un montón de pistas falsas tras él! ¡Después de dos días de ventaja lo dejaremos abandonado y volveremos a nuestro estilo!
- ¿Estilo? No sabía que había estilos en la huida.
- ¿Eres fontanero o espía? ¡Hasta la huida es un verdadero arte y estás ante el mas escurridizo de los profesionales de la huida! A veces pienso si no he hecho otra cosa en mi vida ¡Venga, en marcha!
Subimos al todo terreno, que era igual de cutre en su interior que lo que vimos por fuera. Fue al arrancar cuando percibí aquella sinfonía mecánica. Sonaba como un verdadero pura sangre, el Sierpe nos despidió con una mirada poco usual en los pocos días que traté con él. Un escueto “suerte” que sentí como los vocablos mas sinceros que pudieron salir de sus labios, me acongojó un alma que permanecía escondida en la boca de mi estómago. Nos dimos la mano y salimos con la noche aún joven con mas de 1.300 Km. por delante hasta alcanzar el Indico azul, cálido y esperanzador.
Una vez fuera de Islamabad, antes de entrar en Rawalpindi nos quitamos las ropas que nos definían como occidentales y nos convertimos al Islam bajo los ropajes propios de aquel país salvaje para algunos, pero digno de conocer en su interior agreste y poco civilizado. La suerte volvía a estar echada, una suerte esquiva hasta ahora conmigo en cuestión de amores, que me daba una ocasión envenenada con diez días repletos de oportunidades, diez días de tensiones, de incógnitas que me hacían recobrar la ilusión en medio de un mar de enemigos disfrazados como nosotros; supongo que uno no elige la dirección del viento, solo lucha contra él o se deja llevar, creo que mi opción fue la segunda sin saber por qué, pero convencido de que era mi verdadera oportunidad en medio de aquella muerte que nos perseguía se encontraba la razón de mis sueños y a fe que lucharía por refutarla.
Cruzamos Rawalpindi sin problemas, por delante una carretera en mal estado se iba abriendo por efecto de los faros que penetraban en aquella oscuridad protectora...
1 comentario:
Puedes ser un buen fontanero y también espía... tantas cosas se pueden espiar en el interior...
Una fuga que aumenta el suspenso. ¿Estuviste por todos los lugares que describes?. Puede ser una pregunta tonta pero se me hace que sí.
Otro abrazo.
Felicitaciones.
Alicia
Publicar un comentario