Luna, gata soberana, viejo brillo cargado de infinitas
vidas vividas nos has dejado esta noche. Hace ya muchos meses que nos separamos por razones que no son de tu
ser ni de tu sentir. Aun recuerdo cómo
llegaste a mi vida, pequeña, asustadiza frente al espejo, guerrera cuando tú misma te enfrentabas a ti al surgir de
este sin explicación. Mimosa por encontrarte sobre mi regazo, rugiendo tu
ronroneo en cuanto te hacías con él para despedirte con un suave maullido antes
de cerrar tus ojos.
¿Te acuerdas cuando nos fuimos de
viaje desde Gijón a Barcelona? 1.000 km tu y yo en el que no pasaron más de dos
horas y ya te acurrucaste entre mis piernas mientras conducía con el miedo a que la poli me pusiera una
multa. ¿Y la operadora del peaje de Zaragoza? Te sonrió con la sorpresa al cobrarme
mientras le maullaste algo como si
quisieras decirle somos pareja, ¡y qué!.
Los partidos de futbol en el
pasillo del piso en el que vivimos en Esparraguera. Tu expectante a un lado y
yo lanzándote piedritas pequeñas que al final parabas casi todas. Y qué decir de
tus paradas propias de Iker Casillas con las pelotas de papel que te
lanzaba. Lo hemos pasado bien tu y yo,
aunque a veces no fue tanto como cuando nos embarcamos en avión de Barcelona a
Asturias y tuviste una diarrea instantánea que no supe cómo conseguir que la
gente no confundiera el olor en medio del avión con alguna fuga de mal tono de
mi mismo.
Algo que nunca olvidare fueron
cosas como cuando Hernán con tres días llegó a casa y con suavidad te acerqué a
él y le olisqueaste la nariz con una
mirada indefinible de incomprensión, o cuando ya mas mayor te fue a coger y con
un susto por mi parte le diste unos cuantos manotazos; parecía que lo ibas a
dejar destrozado y solo le pegaste con tus manitas. O cuando cada noche te
subías a la cuna de Diego y dormías acurrucada junto a sus pies tan pequeños
como los tuyos.
Nos encantaba estar juntos, tu
subida sobre mis brazos y yo sintiendo
el palpito de tu pequeño corazón.
Has sido alguien sentido y que he
sentido cerca en los quince años que viví contigo. Has vivido feliz y plena
como un gato es capaz de vivir y ahora en cada plenilunio te recordaré con ese
estar sin más, sin buscar nada más que una manta de lana a la que sacarle las
bolas al calor familiar.
Blanca como ella, radiante como
ella, solo sé que has sido algo muy especial en esta vida tan ajetreada que nos
toco vivir entre viajes y niños.
Luna, sigues ahí, seguirás ahí,
con nosotros para siempre.
Gijón,22 de junio de 2012
1 comentario:
Hermosa Luna, sigue con ustedes, les heredó el misterio y su belleza.
Un abrazo.
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