Todo es relativo, Einstein llegó
al punto álgido de la cuestión cuando demostró que no se puede demostrar que un
cuerpo está parado o se mueve con
movimiento rectilíneo e uniforme. Como según cada sistema de referencia, las
leyes físicas son o pueden ser transformadas y en consecuencia los resultados
apariencias y percepciones totalmente distintas ante un mismo objeto.
Todo es relativo, a pesar de los de la sotana y de tantos
viejos camaradas de tantos bandos como
puntos de referencia se dibujen a proa de nuestra vista. Yo me pregunto si todo
es relativo, y hasta me atrevo a contestar que sí. De lo que estoy seguro que
eso se refiere a nuestras percepciones sobre las cosas, pero también creo que
lo relativo cae en cuanto tomamos como base el sistema de referencia,
nuestro sistema de referencia, nuestros valores. Entonces lo que vemos, los
resultados de las evoluciones en el
movimiento, en las acciones con y contra
nuestros semejantes son verdaderos valores absolutos inamovibles y claros desde
nuestra perspicaz visión.
Esta versión me parece eficaz
para seguir enteros entre tanta confusión de sentidos e intereses, pero podría ser nuestra
perdición si no fuera este sistema de
referencias fácilmente desmontable, que no por ello destructible; cuando la
claridad llega desde otra dimensión próxima y sin embargo todo se hace gris y
oscuro en la nuestra. Entonces desmontar, reconocer tales referencias como mejores
y adaptar nuestro sistema aunque nos cueste tanto como ganar barlovento en medio de un vendaval.
Todo es relativo, la percepción
del tiempo, el brillo de los ojos frente a distintas pupilas, el sabor de una
buena comida ante distintas noticias.
Pero entonces, ¿cómo son en verdad todas esas cosas, acciones, valores,
resultados, visiones? Nadie puede
saberlo. No podemos ver en los ojos de
tu amigo, de tu novia, de tu
gato, no podemos sentir las misma caricia en distinta piel, no podemos recibir
el mismo viento entre rociones, y aunque
es a veces del mismo soplo y de la misma ola partida, tu compañero de amura
seguro que le ha divertido o asustado, pero nunca de la misma forma.
¿Podemos juzgar? Quienes no se
atrevan lo harán en buena lid por ser en
verdad muy difícil poder comprender la acción de otro, cuando sus sistemas de
referencia son distintos y lo que es
grave para uno no lo es para el otro. Quienes se atrevan deberán saber que
tendrán que aceptar ser juzgados de la
misma forma y con la misma rectitud de juicio. Lástima que por la misma acción
puede que le castiguen el doble de lo que él mismo lo hubiera hecho.
Quizá lo que a uno le duela por
más es ver a algunos investidos en sus mallas negras, perdón sotanas,
tratando de implantar a la fuerza sus sistemas de referencia como los de la
civilización y el orden de los astros buenos. Pugnando a base de presiones
sobre la frágil y gastada clase política que bandea entre la mano izquierda y
la mano derecha del mismo portal, pero logrando casi siempre que se mantengan
estables estas formas de ver la realidad, sin manera alguna de desaprender, no
ya para estos cansados hemisferios mentales, pero si para los vibrantes
conjuntos de fósforo de nuestros descendientes. No nos engañemos, si no nos dejan desaprender
será porque en verdad les interesa, que de otras cosas y sistemas de referencia
ya se han hecho cargo de desmantelar. ¿Sera que los de las dos manos del mismo
portal les va mal esto de la relatividad? ¿A ver si es que así se les hace
también relativo el asiento portador de renombre, poder y caudal?
No creo haber descubierto nada
nuevo. La verdad es que es todo tan relativo que la final se convierte en absoluta la dichosa relatividad sin
lugar a más dudas.
Pero hay palabras que me hacen dudar; Lealtad, Solidaridad, Libertad,
Amistad, Amor, Sinceridad, Valor, Audacia, Temeridad. ¿Qué hacer? Parecen tan
absolutas que duele cuando ese convencimiento que tú llevas hasta el tuétano de
tus entrañas sobra cada una de ellas se queda hecho añicos al ver el
significado distinto que le dan tus vecinos de tiempo y lugar. Es aquí cuando me quedo con mi sistema de referencia,
creo que a esta edad no queda otra que
defenderlo a capa y espada, ya no hay tiempo de ganar una playa, y sobre retroceder
sobre él, ¡nunca!, resistiendo hasta el final con la propia vida interior. Al menos será lo que a uno
le mantenga erguido ante tanto golpe relativo sobre espaldas y pechos despistados, golpes en los que mientras te desangras te van rodeando sonrisas
sin apariencia de criminalidad, al fin y
al cabo todo es relativo.
En el aniversario de la teoría de la relatividad, un saludo relativo
desde el castillo de popa de esta nave
sin más rumbo y mas destino que el propio de avantear.
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