Faro Espartel |
Faro
como la torre que es, señal verdadera a los navegantes que se aventuran por los
mares reales de agua y sal en los que
cualquier atisbo de luz en lontananza nos
devuelve la seguridad o al menos retira el olvido de la inmensidad momentáneamente por ese golpe de
luz. Un golpe como flechazo que demuestra que hay algo ahí fuera velando
por nuestro bien sin pedir, sin exigir reverencia ni pleitesía. En su soledad enhiesta y segura
sobre firme roca las más de las veces desafiante a la mar, esta vez como
inmenso remanso líquido de soledad entre tinieblas, y permite marcar el rumbo,
la enfilación, la virada si esta se decide desde la propia decisión sobre tu
propio gobierno. Pero hay en la mar real
y la vital muchos tipos de faros que merece la pena descubrir y rendir un
homenaje desde mi humilde puesto de navegante
aferrado al timón de toda la Vida, mientras lo busco como todos los que
son conscientes de que sin éstos minúsculos puntos de la noche nada queda más
que abrirse al mar abierto cargado de soledad donde solo queda seguir bregando
la mar, capeando, sin poder siquiera arriesgar aproximando nuestra nave a las costas de vidas
ajenas, trabajos de nueva factura, mil sueños y acciones que sin su protección humilde, acometerlos pudieran
hacernos zozobrar.
Todos
hacen lo mismo con su secuencia de destellos particular, pero para
cada quien son y serán distintos. Hay unos que siempre me devolverán el recuerdo maravilloso
que anuncia la proximidad del
objetivo de la próxima recalada tras un largo viaje donde, el mal tiempo, el calor sofocante, los
problemas en el buque, las ganas de desembarcar tras mas de cuatro meses
perdido hacen que su primer avistamiento
haga golpear con fuerza el corazón y todo lo que has mantenido bajo la piel
contenido regrese en forma de olor, de sonrisa, de la grandeza sobre lo más
minúsculo para quién lo tiene todos los días.
Faro Finisterre |
Para
mi siempre serán eso faros como el de Espartel en Marruecos
tras una travesía larga de sur a norte desde Cabo López en Gabón, Cabinda
en Angola, Nohuadibou en Mauritania cargado de crudo o mineral, donde su luz te
dice que el Estrecho esta cerca, que ya alcanzas lo que
deseas; igual, aunque un poco más al norte el de Finisterre en España; o el de Cabo Palmas entre Costa de
Marfil y Liberia, que te confirma al fin donde enfila tu proa con el millón de barriles de crudo, si hacia
la Europa caduca en su devenir o al pujante y cargado de consumo de
la costa de los Estados unidos; los faros de Antigua y Montserrat que tras 25
días de travesía en diagonal con rumbo
NW desde Angola, al fin te dice que la
puerta del Caribe esta abriéndose para
ti y podrás pisar la bendita tierra
donde se escucha tu propia lengua; los destellos desde Mayyum en las puertas
del Mar Rojo tras la sofocante travesía desde la India sobre un Indico traidor con su pequeño Mar Arábigo como
caldera hirviente y silente al que deseas dejar
para ganar el norte con Suez más cerca y así los mares que te son cercanos por tu propia
vivencia.
Son
esos faros que te dicen sin soberbia,
pero con su orgullo silencioso que la recalada esperada tras semanas de
travesía en solitario te alcanza, su cadencia, como decía más arriba te lo
confirma. La alegría inunda los compartimentos durante la travesía estancos,
preparados siempre para lo que pudiera llegar, sin temor pero prevenidos. Siempre
buscando, esperando por encontrar la luz que te lo indique para arribar hacia
su señal y recalar cuanto antes donde lo que crees estará aguardándote con las puntas
de hormigón separando las olas de la calma que te parecerán los brazos
con los que llevas soñando en la dura
travesía del sentir como de puro abrigo, como la razón por la que has surcado
miles de millas rodeado de la soledad entre la piel de hierro que has
hecho de tu vida como nave en el océano real del día a día.
Pero
ese faro en tal océano acaba por aparecer y te muestra su opción, su aviso, su
regalo. Sólo has de arribar o continuar en tu derrota mientras lo dejas por el través
hasta perderlo más a popa, desprecias su luz sospechando que sea otra falsa señal donde arribar como tantas
otras. Si das la virada quizás otro faro
de menor fuerza, pero de mayor cercanía te ilumine el corazón y arriesgues la
quilla de tu vida por largar amarras
cerca de su luz. Si no la das será otro faro el que te brinde la oportunidad de
cambiar tu derrota más avante, solo estará en tu gobierno golpear el timón de tu corazón.
Estambul |
3 comentarios:
Faros que señalan vidas, decisiones por tomar y una nueva novela como la tuya.
Un abrazo.
Alicia
I wish nothing but the best for you too.
Don’t forget me, I beg, I remembered you said:
“Sometimes it lasts in love but sometimes it hurts instead
For seeking the lighthouse at infinity of the open sea, your words, lower than what you would wish, I do hope that the light that gives the calm, which makes you feel safe, appears at last.
Mucho tiempo sin tus palabras, mucho tiempo sin tus faros, mucho tiempo sin tus mares, sin tus historias... Por fin llegan, como llega mi lluvia...
Publicar un comentario