Libre,
Oblicua, sin pudor,
libre,
blanca, sin pecado.
Precipitas
, brillante, sin cuidado,
y nos ocultas
sin mácula ni dolor.
Así,
su manto aún leve nos cubre,
nos adorna,
y silente protege
de un astro
rey fatuo y sin fleje
que nada
puede, pues la vanidad es breve.
Y de
tal manera permaneces, alistado y presto
corazón, mente y fuerza en su justa medida
expectante
por la Luz y la Verdad pretendida.
Expectante
a que Esta se digne altiva
para al
fin derretirla entretanto nos alienta
mientras
serena rebrota nuestra eterna fuerza irredenta.
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