Todo es Relativo

Me duele algo la cabeza. Ayer creo que mi cuerpo recibió una cantidad de alcohol no acostumbrada. No fue grande, pero no estaba preparado para ello. Sobre todo si hoy uno ha de seguir dando “el callo” en su lugar de trabajo.
Esto de la resaca es algo duro y cruel, pues no tiene compasión con nadie que ose “mojarse por dentro”. Demuestra que el equilibrio existe, si machacas tu cerebro el te devuelve el maltrato en dosis pequeñas y continuas para que recuerdes que pecaste. Luego te juras y prometes ante los Santos mas Santos de tu cielo particular que nunca más te vas a “poner ciego” de esa manera. Esta seguro de tu decisión, orgulloso de tu voluntad pétrea. Desaparece la resaca y aquella decisión inamovible se trasfigura en algo lejano que sabes que pasa si bebes, pero que no tiene importancia.
Esa es la relatividad de las cosas, lo terrible de hoy es pasajero mañana y hasta apetece que pase.
¿Qué hacer entonces?, uno se pregunta muchas veces. La verdad es que, como empiece uno a relativizar una por una las cosas que le ocupan y preocupan en la vida, puede que quedasen dos o tres cuyo valor es absoluto desde lo mas profundo de su ser, pero el resto y es mucho resto serían del todo de una importancia relativa en función del espacio y del tiempo en que se produzcan. Creo que uno aprendería mas pronto que tarde a esperar ese instante de espacio y tiempo en el que su valor sea bajo y así no elevar sus pálpitos de una forma gratuita.
¿Puede ser este el camino que nos acerque más a la felicidad, que nos aleje mas del estrés y de tanta mala leche inútil?. Yo creo que si, al fin y al cabo cualquier religión que se precie de serlo reniega de ello de forma radical. Y casi todos sabemos que una de las bases de las religiones es aquello del “valle de lágrimas”, “resignación”. Igual cabría establecerse de forma personal una escala de valores en dos columnas; una, con las pocas cosas absolutas que uno siente y sabe en la vida y luego el resto sin escribirlas ya pero consciente de que todo es relativo.