Velando armas, arrodillado ante el altar,
la noche en vela mientras su dama suspira,
Jimena, la de los condes de Asturias, por él,
hijo de noble caballero en la vieja y seca Castilla
donde la tierra yerma se preña para quien la aprecia.
¡Montes de Oca por el Cid! gritaban los libertos.
Rodrigo fiel a Castilla, a ellos,
del brazo, “Tizona”, su acero y razón,
la que un mal reflejo dio a quien lo desterró.
¡Yo os Maldigo mil veces a vosotros, reyes
porque él no, pues ¡oh, Padre!
qué buen vasallo si tuviere buen señor.
Cabalga Babieca, hazlo sin temor
tus riendas templa mientras digno avanza
hacia el destierro, hacia la desazón
por sentirse abandonado siendo fiel a su señor
Espíritu libre que a sí mismo se encadena
Lucha, servicio, lealtad, ¿a quién? ¡vive dios!
Mejor brazo, mejor par, ¡caballero sois vos!
Campeador fuisteis en justo duelo mortal,
sidi seréis ya siempre en justicia mundial
respeto y justicia con el débil encarnaréis
en vuestra hora y en la llegada del juicio final.
Tantos como él siguen velando armas desde alguna esquina de nuestra conciencia. Soñando con que la evolución humana cambie su sentido. Que retorne al lugar donde decidió perderse, entre los caminos de la ambición injusta y la negación del amor como único motivo por el que mover la mano, por el que detener el golpe, por el que entregar la vida sin morir, por el que vivir.
Rodrigo Díaz, Francisco de Quevedo, Inés Suarez,
Daoiz y Velarde, Juan Martín, Blas de Lezo, Ignacio Jiménez,
Mazarredo, Miguel Servet, José Rizal, Rafael Riego...
la noche en vela mientras su dama suspira,
Jimena, la de los condes de Asturias, por él,
hijo de noble caballero en la vieja y seca Castilla
donde la tierra yerma se preña para quien la aprecia.
¡Montes de Oca por el Cid! gritaban los libertos.
Rodrigo fiel a Castilla, a ellos,
del brazo, “Tizona”, su acero y razón,
la que un mal reflejo dio a quien lo desterró.
¡Yo os Maldigo mil veces a vosotros, reyes
porque él no, pues ¡oh, Padre!
qué buen vasallo si tuviere buen señor.
Cabalga Babieca, hazlo sin temor
tus riendas templa mientras digno avanza
hacia el destierro, hacia la desazón
por sentirse abandonado siendo fiel a su señor
Espíritu libre que a sí mismo se encadena
Lucha, servicio, lealtad, ¿a quién? ¡vive dios!
Mejor brazo, mejor par, ¡caballero sois vos!
Campeador fuisteis en justo duelo mortal,
sidi seréis ya siempre en justicia mundial
respeto y justicia con el débil encarnaréis
en vuestra hora y en la llegada del juicio final.
Tantos como él siguen velando armas desde alguna esquina de nuestra conciencia. Soñando con que la evolución humana cambie su sentido. Que retorne al lugar donde decidió perderse, entre los caminos de la ambición injusta y la negación del amor como único motivo por el que mover la mano, por el que detener el golpe, por el que entregar la vida sin morir, por el que vivir.
Rodrigo Díaz, Francisco de Quevedo, Inés Suarez,
Daoiz y Velarde, Juan Martín, Blas de Lezo, Ignacio Jiménez,
Mazarredo, Miguel Servet, José Rizal, Rafael Riego...
2 comentarios:
.....Vos mismo, sr. Jiménez
"Espíritu libre que así mismo se encadena.." quedó en mí tu decir. Aunque debo confesarte que para llegar interpretarlo plenamente aún no tengo las armas.
Algo de nosotros dejamos cada vez que escribimos, imagino que vos también dejas mucho de sí en esta entrada y en todas, Josu.
Un abrazo.
Alicia.
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