La verdad es que todo esto también ha sido fruto de una frase que he leído de un gran filósofo aún con vida. Uno de una forma u otra hay veces que se siente libre, aunque sabe que no lo es del todo, otras tantas se siente tremendamente impotente e incapaz de cambiar el rumbo de las circunstancias. Pero cuando verdaderamente considero que la libertad te alcanza y eres / te sientes libre es cuando haces algo por deseo estrictamente y puramente tuyo. Si eso que haces además va en sentido opuesto a lo que los demás hacen, entonces ellos no te entienden, incluso te tildan de raro, de loco o simplemente, “es que es así”. En ese instante por pequeña que sea la acción / intención has sido valiente y el resultado no sólo te ha llenado, sino que ves en el reflejo de los rostros de los que te rodean el enfado, el desprecio o la incomprensión proporcional al grado de tu satisfacción que te confirma en tu saber libre y en su saber limitado y algo acobardado.
No se trata de ir a la contra, más bien en hacer lo que a uno le apetece, desplazando de vez en cuando a esas rutinas que se agarrotan en el pensamiento inyectando dosis de un sentido común falso e irreal.
Conviene no ejercitarse muchas veces en esto, mejor practicarlo en pequeñas dosis que nos permitan estar preparado para cuando la libertad sea completa y así evitar que se enciendan las bajas pasiones en el “vecindario”, esas que dañan al que lo hace y al que se lo hacen, más al primero que al segundo aunque también parezca lo contrario.
¡¡¡Feliz libertad!!!.
Os animo a sentirla. Es realmente fascinante.
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