miércoles, 29 de agosto de 2007

Silencio

Parece que el silencio de este mes se va desvaneciendo. Los ruidosos que descansaban en destinos dispares ya retornan intentando amoldarse a la creciente actividad. Los que seguíamos aquí no los echábamos de menos aunque si agradecemos ese pequeño detalle de mínima justicia de dios; ver sus caras manchadas de algo parecido a hastío y frustración. Tan sólo será durante unas horas o quizá algún día más, después la vida habrá igualado sus rostros a los de los demás.
El silencio continúa, no se arredra pues ellos están aún encogidos, además es cierto que no han llegado todos los componentes de la “troupe” musical y es de ley reconocer que si no están juntos sus melodías son algo más apagadas. Es como si se sintieran cohibidos ante su reducido número. Olvidados quedan ahogados en este silencio.

La tormenta amenaza con romper lo poco que quedaba del sueño de verano. Puede que sea también el pistoletazo de un otoño al revés en el que las hojas se peguen a los árboles y a los calvos nos crezca el pelo a lo Bon Jovi. No se lo que significa tanta humedad y tanto tiempo retorcidamente “jodiente”. Puede que sea dios castigándonos por algún comportamiento no correcto ante nuestros semejantes, puede que sea eso del cambio climático y después de tanta licuefacción del Casquete Polar Ártico la humedad ya no sepa donde posarse. Puede que sea este silencio “agostiano” del Caserón que desea impregnarse también entre las calles de este Gijón falto de brillo solar.

Sea lo que sea siempre nos quedará la silenciosa imaginación a la que nunca ningún castigador podrá anular ya sea humano o divino.



Un doliente empapado

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