Sigue sin esfuerzo fija en su idea
sigue serena con su mirada certera
clavada entre desfiladeros que apuntan al cielo.
Un fondo negro, como el de la pupila
hambrienta de luz que al frente espera
que idea y mirada alimenten la tea.
Grandes gotas se apresuran a salir
como pequeñas balas sobre la blanda piel
mullida, apetitosa, deseosa de sentir
en suaves golpes su corazón latir.
La tormenta ha pasado como había llegado
dejando un reino de calma húmeda y exhausta
sin dejar nada que no estuviera ya creado.
Como el espejo siempre refleja su otra cara
Tormenta y pasión,
paz y reflexión,
lo mismo son.
Despiértame
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Despiértame
No estoy preparado.
Retumban los tambores al combate vital,
Pero no hay mimbres preparados
Solo mar que capear para ganar en su andar
Contra el t...
Hace 12 años
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