Como cuando uno se siente triste o nostálgico, como cuando todo
se escucha en una sintonía lejana, perdida por la estela de trazo ya indefinible por el paso
del tiempo, como cuando te apetece quedarte en casa por no poder comprender que
la vida está repleta de cosas increíbles por descubrir, redescubrir, pulsar,
coger, atrapar, devorar, es entonces cuando todo se percibe en Blanco y Negro.
Los colores solo son una escala de grises con las que tratar de respetar la “amenazante” vida real refugiado
tras ese tono.
Pero es el Blanco junto al
Negro lo que te permite salvar el oleaje de una realidad que golpea con su
imprudente poderío los costados de tu
piel, la crujía de tu mente. Sus grises anodinos sin temor te protegen a
cada ola que barre la cubierta mientras ganas algún cable, alguna milla
esperando que el sol blando de la realidad corregida por el tiempo te regale el
descanso de dejarte llevar por la brisa de la comodidad.
Tantas veces vives
en blanco y negro, las mismas en las que crees ver otros navíos humanos que como tú
navegan al mismo rumbo dibujando
su vida de colores radiantes siempre a tu parecer; sabiendo o queriendo saber
tú mismo entre grises que ellos estarán así más pronto que tarde y , derrotado,
sin tratar de alcanzar su gama de colores e incluso golpeando el timón por evitar su brillo tratas de alejarte con una
mueca de desprecio. Error verdadero, error terrible, pero cómodo hecho al fin y al cabo como consuelo sin
brillo ni luz como dice el refrán.
Si pudiera dar color al negro, quitar color al blanco, si
pudiera devolver al gris el infinito
grupo de colores robado por este
gobierno, por esta hipócrita
sociedad cargada de razones contables,
de castigos ejemplares hijos de la virtud judeo-cristiana transformada en
consumo como trampa para crecer junto a Adam Smith. Si pudiera, ¿lo haría? Cuántas veces he/hemos
pensado tal cosa mientras permanecemos escondidos en el blanco y negro protegidos
del océano real de las posibilidades; creyéndonos en la oportunidad falsa de ganarle la mano al
Destino criminal de los poderosos mientras nos creemos privilegiados protegiendo
esos privilegios en un paso más al pozo
de ese Destino tan detestado.
Pero todo tiene que tener
su fin, tanto consenso, tanta
vida ordenada por el sentido común, tan falso como común. Políticos mentirosos,
perdidas organizaciones que pretenden defendernos tras una subvención de los
mismo políticos que permiten sus colores mientras te
mantienen en gris, cálidas asociaciones que sin tumbar lo establecido lo
parchean para que dejes este mundo de
forma tierna sin perder al menos algo del dolor real, poderes democráticos en
los que su diferencia estriba en el origen de su poder mientras llegan a él,
pues a partir de su alcance su gestión se sirve como la de la dictadura del
vecino, la gleba de antaño, trayendo y protegiendo al amigo mientras la vida
del honrado se consume en la espera por
algo que le han dicho que le conseguirán.
Sigo escribiendo en blanco y negro, no hay otra, quedan las
historias imaginadas que perviven en el fondo de cada quién y permiten vivir
soñando mientras “los importantes” nos
siguen engañando, nos siguen culpando por nuestra ruina, que es SU ruina y solo
suya por permitir lo que les parece y
sin embargo prohibir con grandes aspavientos lo que no les interesa que bien se
ocupan de que no sean nuestras ideas nuevos caminos, ideas de
seguro de subversión.
No estoy descubriendo pólvora alguna que no sepa quien piense, incluso quien no esté de
acuerdo. Simplemente ya estoy harto de tanto convencionalismo, de tanto “cogérsela
con papel de fumar” para determinadas
protestas, ideas alternativas y sin embargo tanta libertad para que uno se encadene.
¿Al final lo único
que nos quedan son las cadenas? Las que uno se
suelda a sus tobillos en forma de consumo desaforado promovido por “sus
señorias” o las que ellos nos clavan en nuestras muñecas por no aceptar su
sistema de alienación.
2 comentarios:
Más se tiene, más cadenas, Josu.
Es así.
Por eso, los españoles sufren tanto la crisis, aquí vivimos en crisis, al menos desde que tengo uso de razón, miseria, tras miseria, corrupción, tras corrupción, jamás tuvimos nada, así que nada extrañamos.
Creo que con el viento y el mar a los dos nos sobra.
Abrazo.
No hay rendicion posible. Los corazones de fuego nunca se enfrian. Puede que hibernen para retomar fuerzas cuando suceden cosas que les superan, pero siempre existira alguna chispa para la verdadera polvora.
No surrender, Captain Teach
Publicar un comentario