lunes, 27 de enero de 2014

No, Gracias









Parece hundido este, mi navío,
mientras triste el granizo sobre el dispara
su hielo sobre las aguas del alma
perdiendo su fuerza cuanto más se adentra.

Todo refulge de gris plomizo
sin cuentas que ver sobre papel mojado.
Compañeros eternos, perdidos en la espuma abatida,
de un fuego amigo sobre el oscuro panteón.



Tras la batalla el hedor se percibe;
no hay paz  entre los muertos,
solo silentes conciencias sin pundonor,
ocultas a ojos y oídos de su deshonor.

Pasa el tiempo, trasciende el profundo hacedor
palpita el alma, azuza el corazón
y el Principio revive como ariete vencedor.
Es lo que queda, lo que engolfa el trapo,
las alas de quien las vio perdidas sin razón
sintiendo lo que en verdad existe,
lo que aturde al de espíritu escaso:
Amor y Amistad verdadera,
Apoyo, Solidaridad entera,
cuando crees que ya nada queda.


Un beso por todo lo que queda.