martes, 31 de julio de 2007

La Libertad Sentida

Por estos lares, a unos 41 metros de altitud, ya sabéis, en el Caserón de la Colina Negra se escucha tantas veces eso de calidad percibida que me ha dado por darle un giro al concepto este y cambarlo por la “libertad sentida”.
La verdad es que todo esto también ha sido fruto de una frase que he leído de un gran filósofo aún con vida. Uno de una forma u otra hay veces que se siente libre, aunque sabe que no lo es del todo, otras tantas se siente tremendamente impotente e incapaz de cambiar el rumbo de las circunstancias. Pero cuando verdaderamente considero que la libertad te alcanza y eres / te sientes libre es cuando haces algo por deseo estrictamente y puramente tuyo. Si eso que haces además va en sentido opuesto a lo que los demás hacen, entonces ellos no te entienden, incluso te tildan de raro, de loco o simplemente, “es que es así”. En ese instante por pequeña que sea la acción / intención has sido valiente y el resultado no sólo te ha llenado, sino que ves en el reflejo de los rostros de los que te rodean el enfado, el desprecio o la incomprensión proporcional al grado de tu satisfacción que te confirma en tu saber libre y en su saber limitado y algo acobardado.



No se trata de ir a la contra, más bien en hacer lo que a uno le apetece, desplazando de vez en cuando a esas rutinas que se agarrotan en el pensamiento inyectando dosis de un sentido común falso e irreal.
Conviene no ejercitarse muchas veces en esto, mejor practicarlo en pequeñas dosis que nos permitan estar preparado para cuando la libertad sea completa y así evitar que se enciendan las bajas pasiones en el “vecindario”, esas que dañan al que lo hace y al que se lo hacen, más al primero que al segundo aunque también parezca lo contrario.

¡¡¡Feliz libertad!!!.

Os animo a sentirla. Es realmente fascinante.

Quien navega... (3)

...Se escucha un violín, su sonido de instrumento desvencijado resuena débil desde el fondo de la taberna. Pero aquella no es la taberna acostumbrada a la que acudir despues del agotador día de pesca. Tampoco es el Gallo donde ha desembarcado, ni siquieran son conscientes de haberlo hecho, aunque se divise el maltrecho trinquete de fortuna allá en el muelle como si fuera un cuadro entre el marco de la puerta de madera oscura.
El patrón como patrón que era, ejerciendo de ello se apoyó sobre la húmeda barra, su olfato se saturó de un olor a cerveza sucia, olor de vapores de alcoholes de otras épocas como el grog, tantas veces bebido entre la marineria frente a la inminente batalla entre gigantes del mar.

Nadie le quiso atender, pero siete vasos de aquel mejunje caliente los esperaban. Sus nombres iban grabados a fuego sobre las tazas de loza escachada. El miedo ya no podía invadirles porque rebosaban la mezcla de eso mismo junto a una sorpresa suficiente para llenar veinte veces cada vaso.

- Muchachos, vámonos de aquí. Esto tiene mala pinta. No se como hemos aparecido aquí pero lo único claro es que hay que largar aparejo y salir pitando.

Ya enfilaban la salida cuando un sable herrumbroso, o mas bien sucio de sangre de algún infeliz les cortó el paso...

lunes, 30 de julio de 2007

El legado



Acabo de leer esto; "El buen navegante es aquel capaz de encontrar el rumbo correcto en medio de la tempestad".


Imagino aquel buque en medio de una mar, mezcla de azul y gris, sobre sus crestas más elevadas unos mantos blancos a modo de alfombras aladas que desan resbalar por el valle salado que se cierne delante. La luz intermitente de los relámpagos deja una atisbo de esperanza frente a un escollo malparido que se semiesconda entre tanto movimiento. El navegante atento a su giroscópica, firme sus brazos al timón, procurando no encabritar a su buque, a su nave, la que le da lo que él espera.


La brújula le dará una idea del rumbo, la mar una opción de este y su continuo barruntar le definirá a qué banda virar en cada golpe.


La Tempestad, como virreina del Emperador de los Mares cumplirá sus ordenes y dejará paso a quien lo merezca, a quien saque la proa del fondo del valle escupiendo agua y sal por los imbornales plantándose firme frente a ella, pues es ese el rumbo correcto, proa avante, siempre. El destino es lo de menos pues la mar no tiene caminos y, como en la vida misma, lo importante es arribar, no cuándo se arribe.

sábado, 28 de julio de 2007

¿Maleficio?

Hace unos minutos que he huido del Caserón, allá en la Colina Negra. Como puedo corro escapando de su presencia que todo lo ve a sus 41 metros sobre el nivel de mar. Quizá en otro tiempo, como otros fuertes con nombre de Santo, sirvió para dar aviso y defensa contra la piratería. Ahora, creo que no. Oigo mi respiración agitada, el golpear de los zapatos sobre la acera de forma apresurada. Necesito un taxi pienso mientras compruebo con un rápido giro de cabeza si los señores del caserón soltaron sus perros.
Aún tengo tiempo, - ¡¡Taxi!!. Por fin, un viejo skoda octavia se detiene. – A la Carballera de Granda.
Mi ropa especial para la boda de la hija de mis amigos está empapada. Daba igual, me había dado cuenta y tenía que avisarles.
Puede que el maleficio sea cierto, puede que solo sea una pequeña tontería de las que me bullen tantas veces por la cabeza. El coche utilizado ya lo fue en otras dos bodas que resultaron fallidas en breve periodo de tiempo posterior. Pero ahora me acabo de percatar que una de estas se celebró en la carballera también y eso puede certificar el maleficio.

No se qué hacer, mi espíritu basado en que la amistad esta antes de la buena educación me obliga a decirlo, mi estómago se niega a degustar un buen plato de marisco.

Necesito que me ayude alguien a decidirme antes de llegarrrrr.

viernes, 27 de julio de 2007

Sueños

Un sueño como su nombre lo dice, es algo etéreo, que fluye en el vacío que creamos al pensar, al meditar, al proyectar. Es algo que normalmente se rompe pues no tiene otro destino que esté tan unido a él. En el caso de cumplirse, cosa harto impensable pues de forma habitual nos planteamos sueños de gran calado que se hacen inalcanzables; en ese caso, al alcanzarlo queda neutralizado por la realidad que lo reduce a su gestión, haciéndonos olvidar en muchas ocasiones la felicidad que nos hizo sentir en las proximidades de su realización, o los chascos que uno se llevó en cada paso atrás.
Calderón decía que la vida es un sueño y en el libro de Quevedo “los sueños” la vida también se parecía en sueño en el que fluimos hacia nuestro destino elegido por nos. Estas dos estrellas rutilantes del español creo que se referían a otra definición del sueño. La vida propia es el sueño, ¿pero el sueño de quién?. ¿De algún gigante que descansa “ensiestado” bajo un roble y nos da la vida dentro de su sueño?. Quizá el día que despierte nos demos cuenta que no nos podemos dar cuenta y mientras este dormido soñando, tampoco podemos confirmar la vida en tal sueño.
En definitiva el sueño es algo que nos emociona y nos aturde en cada momento al despertar a una realidad como en una caída libre, tanto más alta cuanto mas verdadero hemos sentido ese sueño.
Solo hay que saber caer para no tener daños.

jueves, 26 de julio de 2007

Verdadera Ilusión

Trampa mortal, refugio de sueños.
¡Qué hay mas dañino que romper la ilusión!.
Saberlo y seguirlo,
sentirlo, pero nunca negarlo,
hundirse tras el brillo dorado de la ambición

¡Ojo avizor!. Gritaba algún vigía desde su posición
mantén la guardia alta mientras no se disipe
esa neblina que oculta la verdad de la razón.

La niebla se fue, la razón se ve
la ilusión se queda, su impulso no es otro
que la libertad en paz sin otra ambición.


miércoles, 25 de julio de 2007

Quien ande por la mar.... (2)

Amainó el temporal, el pequeño bergantín exhausto flotaba como un corcho a la deriva frente a la ensenada de Moniello. La Punta de la Vaca amenazaba veladamente de los bajíos que podrían encontrar. Los estupefactos marineros tumbados boca abajo, abrazados a las maderas, a los baos de cubierta, fueron incorporándose lentamente. Nadie estaba seguro si vivía o si lo que veían entre pequeñas manchas blancas de espuma en retirada hacia el norte era el cielo de los marinos. La calma inesperada cambió los rezos; el patrón con sus gritos comenzó a dirigir la maniobra, el peligro de encallar o varar se hacía ahora mas inminente. Poseidón los había probado, ahora debían responder.
Con la maña de carpinteros innatos aparejaron de fortuna el trinquete que daba aspecto de mayor entereza. Poco a poco el pequeño bajel se tornó gobernable. Pequeñas burbujas sobre una estela casi imperceptible daban cuentas al piloto de que avanzaban, había que alejarse de la costa. Arribar al abrigo del “Gallo” era el objetivo inminente.
Ya salían ayudados por una débil brisa de tierra, Eolo se compadecía de tanto sufrir por haber sufrido. La punta del Cabo Peñas se distinguía a la perfección. La tranquilidad en sus corazones arribo hermanándose con la calma que brotaba de aquella superficie en continuo movimiento.
La punta del Gallo ya se podía tocar, no mas de milla y media y todo habría terminado. De pronto algo parecido a una corriente imposible en aquellas latitudes les alejaba del muelle deseado. Se asomaron a babor cuando con espanto vieron un enorme remolino como una boca sedienta tragaba el agua y lo que en ella flotase...

martes, 24 de julio de 2007

"Quien ande por la mar, aprende a rezar"

La furia del mar no se contentaba con golpear el costado de forma metódica, hasta cansina. El viejo bergantín peleaba por su jornal, por justificar que flotaba con razón de ello. Las manos del piloto intentaban mantener el rumbo firme, los dos palos crujían sin cesar a cada balanceo, cada ola encapillada hundía una cuarta mas el velero.
El pánico se apoderaba de sus tripulantes. La pesca del día, todo el jornal de aquellos hombres, lo que Poseidón exigía como suyo no hubo mas remedio que devolverlo a quien decía ser su dueño entre silbidos como lamentos y fogonazos como amenazas. Un reguero mezcla de restos y sangre de los peces fue quedando como el rastro de la supervivencia.
Cada diez minutos un hombre relevaba al que giraba sin cesar la bomba de achique. Daba igual, Poseidón tenía claro que les haría pagar su insolencia. Aquel día no estaba de bien y en su infinita arbitrariedad, esa que define las secuencias del mar, se decidió por el pequeño bergantín “ Mª Victoria” y sus ocho infelices marineros.

Se podía entrever a duras penas el destello del faro de Candás. Con ese temporal parecía imposible arribar, ni siquiera aproximarse a la Punta del Castillo. Las miradas entre ellos eran temerosas, sabían lo que tenían que hacer, capear, achicar, resistir como fuera. Tan sólo La Virgen del Carmen podría ayudarles...

lunes, 23 de julio de 2007

¡No os aflijáis!

Tengo delante de mi una brújula en bronce que, como todas las de su clase, no deja de marcar el norte. A su lado, un lagarto mallorquín en metal parece que se retuerce por huir de esta mesa en la que los papeles no le deben dar el cobijo deseado. Las voces que llegan del exterior no auguran un buen ambiente a pesar de que el minutaje corre a favor del descanso.
Percibo movimientos dentro y fuera, movimientos a cámara lenta. La lentitud propia del lagarto este mallorquín que tengo aquí parece que la haya inundado dentro de los cuerpos del personal. Es como si una artrítica humedad, unida a una modorra de lunes cercana al agosto esperanzador se apoderase de las almas circundantes. Almas, algunas negras, cenicientas de puro carbón fósil; material al que una simple chispa encendería en un fuego destructor. Otras Almas mas claras, escondidas nadan entre el ramaje del silencio solo roto por alguna máquina aporreante o el siseo de algún cotilleo “infundioso”.
Entre humos y tormentas, vientos y esperanzas este verano se nos va y nosotros nos quedamos con la misma cara que se le quedó a Pánfilo cuando le entró Cortés hasta la cocina de su chabola allá en la Nueva España del 16.
Nos os aflijáis sufridos indígenas de la verde y angelical España húmeda. Esta en la que habitan elfos, xanas, y lo que habite que con tanta agua en formato de aerosol no los distingo. Repito, no os aflijáis pues en el sufrimiento de este valle de lágrimas nos asiste eso de que al menos es igual para todos y si no sale este condenado disco dorado será igual para todos.

Este debe de ser el gracioso que le ha dado por quedarse como "paracaidista vacacional" sobre nuestros cielos.

Entre Gamusinos

Se cabó el fin de semana. Prometía lo que no cumplió, aunque lo pasamos bien, si os cuesta creerlo, lo podéis leer en las páginas 74 y 75 del suplemento, "vivir", en "El Comercio" de este domingo. Parecíamos la ONU, aunque en nuestro caso el "buen rollo", como dirían algunos, era real. Pakistaníes, Argelinos, Brasileños, Senegaleses, Ucranianos, Marroquíes, Peruanos, Españoles y no sé si de algún lugar del globo más compartimos la comida que cada uno trajo, descubriendo lo fácil que es ser racista con los intolerantes. Tan simple como no invitar a ninguno de esta comunidad, cosa que hicimos, aunque sabemos que no hubieran aceptado por mucho que insistiéramos.

Algún día estoy seguro que conseguiremos que este pequeño grupo de gamusinos se convierta en la gran manada que arrase en toda las cañadas, reales o no, de intolerantes, de esos que esconden sus privilegios para que no se los arrebaten,los que mantienen esta situación tan gratificante, (para ellos en todas partes del globo).

Esas cañadas llenas de gamusinos harán que los innombrables anteriores se tengan que refugiar en las agrestes cumbres de los poco hospitalarios riscos, fríos, faltos de caminos, de comida, acabando despeñándose ellos mismos, (los buitres también tienen derecho a comer y cambiar de régimen de vez en cuando ).

Habrá que plantearse algo diferente para combatir tanta hipocresía. Realmente todos queremos "lo mejor", "el bien" , "la paz", "que no cierren la fábrica"; podéis poner aqui lo que se os ocurra. Partiendo de que en esto está de acuerdo todo el que lo esté leyendo. ¿Por qué no funciona? . Será porque no es verdad y estamos realmente "a gustito" con lo que tenemos y mientras no afecte o no lo veamos más de 60 segundos en el Telediario no existe. Sí, será por eso.
Al fin y al cabo, si nos preocupase de verdad, hace ya varias décadas que nos hubiésemos dado cuenta que no funcionan nuestras acciones, sistemas, organizaciones, etc. Creo que si de verdad buscamos resultados distintos a los que estamos obteniendo en cada campo de unas líneas más arriba habrá que hacer cosas diferentes.

¿Se os ocurre alguna?.

Mi primera propuesta es la del cuadro, embarcar a toda esta ponzoña que son algunos y destilar la que nos riega por dentro a los que somos "salvables" para alejarla al confín del horizonte; allí donde aquel enorme remolino tragó al Nautilus de nuestro Nemo, haciendo lo propio con esa oscura flota. Entiendo que se hace requisito indispensable empezar por la destilación de la nuestra propia antes de embarcar con la demás.



viernes, 20 de julio de 2007

El Incauto Pertinaz

¿Habéis escuchado la última canción de Rosendo “Harto”? Es genial. Al menos para el que suscribe estas líneas. El CD se llama “El endémico embustero y el incauto pertinaz”. No sé cómo sonará el resto, pero el título suena muy bien.
Cada vez que lo veo en el canal 40 principales y leo lo de incauto pertinaz es que me brota una pequeña sonrisa que me hace entrar en calor.
Si es que de incautos no haremos mucho, pero lo que es llenar, llenamos doscientos Maracanás. Y lo felices que somos mientras se nos olvida nuestra condición de idem, ¿eh?. Después pasas unos momento malos al volver a caer en la misma piedra, (tal que Julio Iglesias), y de nuevo te invade esa pertinaz candidez ante lo nuevo que nunca cambia.
Lo del endémico embustero lo dejaremos para otra ocasión pues es de diferente “palo”. En realidad para el pertinaz no existe pues cuando ejerce con éxito no lo percibes como tal y cuando es descubierto ya perdió esa categoría y queda como uno de esos marcado por su propio Sanbenito.
¡¡¡Puff!!!, que semanita esta la primera. Ya esta pasando su parte recia y se divisan cerca las orillas del sábado, donde descansar si es posible o al menos desconectar. El olor a las algas flotantes con forma de chigres sidreros, el viento que te trae los sonidos a verbena de aldea; todo eso me hace pensar que la “reentree” del lunes acabe pareciéndose a la del pasado.

Saludos de este incauto que es pertinaz porque es algo que no se debe de perder.

Perdido (y fin)

En mi corto radio de acción busqué hasta encontrar algo que me ayudara a flotar y fuera manejable. Encontré un trozo de tallo de no sé que planta, para mí era un tronco manejable y eso era lo que necesitaba. Con el tronco aferrado a mi cuerpo como si de mi segunda alma fuera, me lancé contra la marea creciente. Tenia que aprovechar una ola suave besando la orilla para ello. Llegó el momento, como un surfista a la búsqueda de la ola buena planeé sobre la espuma, la temperatura del agua me dio alas.

Nadé, nadé lo que pude, lo que supe, pasé dos olas que en mi vida "normal" me hubiesen hecho cosquillas y ahora eran el mismo Tsunami del Indico, cogí aire y pude observar que estaba en el camino de conseguirlo. Sabia desde mi infancia que Poseidón era caprichoso y tenia la manía o la costumbre de mandar las olas de tres en tres. Aproveché y braceando avancé hasta superar la zona a partir de la que rompían. Había superado la zona verdaderamente mortal, ahora quedaba alejarme hasta estar seguro de que la marea no fuese capaz de arrastrarme hacia la orilla. Volví a bracear, quizá ahora con un ímpetu distinto, el que se produce cuando la victoria la sientes cerca de ti, cuando la tocas con tus manos. No sabia qué me deparaba el futuro inmediato, había pasado el primer mal trago pero todo seguía en el aire.
Me apoye como pude sobre el tallo aquel que hacia las veces de tronco para descansar de tanto esfuerzo, podía observar las gigantescas gaviotas revolotear alrededor de algún foco de basura dejada por algún turista de mínima conciencia, era majestuoso ver los picados que, como "stukas" alemanes, dibujaban en el aire; menos mal que la insignificancia de mi tamaño me hacía un bocado poco interesante.
Me encontraba bien que hasta disfrutaba del momento, no recordaba nada del otro mundo, ese en el que sobrevivían atrincherados todos esos problemas que defendían a muerte su indudable importancia y necesidad de "ser". Casi sin poder reaccionar la mar comenzó a moverse con pequeñas olas. Me gire hacia estas y no me fue posible más, la proa de esa chalupa que me había traído hasta allí se echó sobre mí golpeándome la cabeza, perdí el sentido. Parecía el fin.
Como se ve, no era tal pues os lo estoy contando. Abrí mis ojos en una camilla roja en movimiento parecido al vaivén de un tiovivo. Una ancha espalda blanca con una cruz roja en el centro no me permitía ver hacia donde me llevaban. Había un bullicio propio de una playa con accidentado incluido. Giré como pude el cuello, pude ver a un grupo de gente alrededor de aquella chalupa gesticulando con intensidad, como queriendo explicarse como había ocurrido lo que no habían visto. Al volverme conseguí ver lo que quedaba de aquel majestuoso castillo. A duras penas la torre del homenaje resistiría otro embate mas, el agua la rodeaba por completo, las suaves olas que morían en él, morirían con él.
Me reanimaron, me curaron la herida en la cabeza; intente contar a los socorristas de la playa mi extraña aventura pero fue ver sus expresiones para desistir.Hoy, ya en casa, después de dos meses desde aquello aun no me atrevo a bajar solo a mi playa de San Lorenzo, en esta otra parte del Océano y ya en otoño, no seria capaz de salvar una ola montado en un trozo de alga.
Isla Canela / Águilas


jueves, 19 de julio de 2007

Perdido (4)

...Pensaba encontrar alguna estancia, escalera, almacén o bodega, hombres armados, princesas dignas o soldados presos. Todo lo que encontré fue mas escombro arenoso que lo llenaba todo. Un material similar al que pise en todo el recorrido desde la pequeña barca y los muros del castillo.
Comencé a ascender con gran dificultad pues conforme la humedad desaparecía aquel material perdía consistencia. Al cabo de casi una hora agotadora alcancé lo que podría ser el piso principal de aquel, diríamos mejor, "mazacote" con forma de castillo. La torre del homenaje se antojaba inexpugnable aunque, por otro lado, parecía perder consistencia conforme el implacable sol la castigaba con su poder. Mire hacia la mar y mi calma se desvaneció. La chalupa había desaparecido junto con los dos primeros meandros. ¡La mar se había vuelto loca!, en formas de suaves olas y de forma continua avanzaban implacables sobre este castillo ya no tan fiero como al principio. Corrí alrededor de la torre buscando algo cuando descubrí la realidad en la que estaba inmerso. Por detrás de mi "baluarte" una distancia enorme de algo parecido a un desierto me separaba de mi verdadera vida; allí descansaban la sombrilla con sus rotos por el viento, las dos toallas naranjas alquiladas en el hotel, incluso podía distinguir las gafas de sol de espejo que justo reflejaban la luz del sol sobre mis ojos. ¡Estaba en mi playa!, la que había perdido. Pero por arte de no sé qué mago de humor bastante negro me veía en una fortaleza que se venia a menos y mi tamaño era el de una lombriz de esas que buscan los niños para venderlas como cebo vivo. Me encontraba a merced de cualquier loco bajito que le diese por destruir el castillo, sin olvidar la implacable pleamar que dará cuenta de mi reducido cuerpo si antes no se me ocurre algo.
Intenté bajar lo mas deprisa posible de aquella mole de arena, la marea no daba ya muchas opciones. Conseguí llegar al nivel de la arena, porque a estas alturas sabía ya que esa era mi playa. Estaba claro que no tendría tiempo hacia tierra firme por lo que la decisión estaba echada, volvería desde donde había arribado a este mundo extraño; en el horizonte que estaba detrás de aquellas olas rompientes encontraría la respuesta.



Septentrion

Escribiendo tanto de este sol escurridizo uno se olvida de que en este y otros mundos hay algo mas que un astro rey.
Debe ser esto del estrés post vacacional que hace que digas y pienses en formato de “¡Dios mío, porque es así la vida!”, o también, “ ¿pero por qué lo bueno dura tan poco y encima me recibe así?.
Nada, ya estoy asentando mis reales en la Colina y con lentitud vamos aclimatando. Esto han sido 15 días de buena vida y se hace algo cuesta arriba. Solo con pensar cómo “duelen” los lunes simples y normales basta para comprenderlo.
A estas horas en que me da por escribir esto me apetece localizar la Polar e intentar descubrir sus cinco puntas, porque las tiene. ¡Vaya, me olvidaba que esta nublado!.
¿Cuantas ojos habrán puesto su centro en ella?, igual alguno en su afán de no perder su guía las descubrió. Yo aún lo intento.
Tantos siglos en los que ha sido y sigue siendo la referencia clara y sin ambages de su propia esencia, el norte, el rumbo, el sentido.
No necesita nada para ser por si. Quizá hemos olvidado que está ahí, majestuosa en su diminuto punto luminoso contemplando cómo nos fiamos de cosas aparentemente mas seguras en su forma, aunque seguramente mas frágiles en su fondo.
Es todo más simple que complicado. Y lo que es complicado es porque algo necesita ocultar para ser importante. Ella no.
Este jueves apunta a ser gris y húmedo. Espero que el viernes pueda seguir encontrando sus puntas.


Insisto, las tiene y son cinco.

miércoles, 18 de julio de 2007

Perdido (3)

A mi espalda la mar azul y el horizonte como un interrogante perpetuo. Frente a mi un espectáculo propio de cuento, quizá como si no hubiera despertado aun. Como en cualquier cuento o película al uso en estos casos me pellizqué; sentí dolor y además la brisa era de un fresco algo cortante, luego estaba despierto.
Era la desembocadura de un río, como quien diría, casi recién nacido de entre una sierra de altos picos casi al ras de la orilla. Antes de fundirse en aquella mar, varios meandros casi como curvas de un puerto de alta montaña hacían que su recorrido se multiplicase por cuatro. Un puente de dos ojos que unía las dos orillas marcaban un camino que parecía pedregoso y estrecho. Nacía en un bosque de hayas que se perdía en las faldas de los montes de la margen izquierda; desde el puente, por la margen derecha simulando los meandros del río se aproximaba a un castillo de formas muy parecidas a esos castillos de la Prusia gloriosa. Blanco por la luz del sol, con la torre del homenaje como un dedo enorme tocando el cielo, de almenas perfectamente rectangulares, con la silueta de la puerta que esperaba bajar para poder salvar el foso repleto de caimanes ávidos de carne fresca.
¿Qué podría hacer?. Remé contra la suave corriente que suavemente golpeaba la proa de mi embarcación.
Al aproximarme mas al castillo el bosque de hayas no era tal cosa, sino un conglomerado verde mezclado con pequeños trozos de madera y tallos de algas que simulaban troncos. Todo seguía siendo extraño y falto de sentido. Al menos, el sonido del remo al batir el agua de forma cadenciosa daba a todo una buena sensación de calma que me permitía continuar. La cercanía del castillo lo hacia ganar en majestuosidad, me recordaba a otro que visitaba cuando era mas joven en mi tierra natal; aunque aquel era de menor tamaño que este. Había algo extraño, si es que aún pudiera caber algo de tal guisa, en aquella magna obra. No se distinguía puerta o ventana alguna. Conseguí varar a unos cientos de metros del segundo meandro, aseguré la pequeña embarcación por si fuera necesario volver a buscar el horizonte. Al desembarcar percibí un suelo como si fuera barro arenoso, en el que cerca de la orilla del río los pies se hundían, conforme me alejé de esta la superficie se iba haciendo mas firme aunque permanecía húmedo por igual. Alcancé sus altos muros sin encontrar un orificio de entrada, una puerta o ventana. Grité sin recibir respuesta. Inicié un rodeo al perímetro del castillo y en uno de los ocho lados que descubrí tenia su planta encontré una grieta por la que accedí no sin miedo.

martes, 17 de julio de 2007

Perdido (2)

Atardecía, aunque en aquella playa paradisiaca el atardecer era continuo desde las cinco de la tarde. El sol parecía irse sin hacerlo de verdad, como queriendo dormir contigo, dando una sensación de tranquilidad muy agradable.
Comencé a dar brazadas para alcanzar la orilla, tanto tiempo en el agua me habían sentado muy bien a mis pensamientos, pero me había quedado frío.
Nadaba, braceaba, pero no lograba alcanzar la orilla. Algo extraño sucedía pues la costa se alejaba. Sin embargo la sensación de frío y el cansancio desaparecían en cada brazada. Paré de nadar, la noche se había presentado, su tapiz estrellado y la luna en su tercer octante se veían especiales desde esa extraña situación de naufrago. No sabía que hacer, por un lado era como un hombre sin navío que tendría sus horas contadas de no ser porque no sentía cansancio ni frío, además lograba rozar con las puntas de los dedos el fondo; por otro la situación parecía similar a una especie de condena en ese "Purgatorio" ya extinto, o a vagar por una "Tierra de Nadie" en cualquier Reconquista con el aspecto de un vacío del que parecía no podría salir nunca mas.
No acertaba a decidirme, que dirección tomar. Las luces de la costa no se avistaban en 360 grados. Poco a poco la tensión aumentaba; el no encontrar una explicación a todo y, quizá, la falta de sufrimiento por hambre, frío o asfixia hacía de aquello una situación propia de una pesadilla retorcida después de una cena rebosante de grasa, vino perruno y mala compañía.
En esos instantes un suave golpe me acaricio la cabeza por detrás. La chalupa con la que tropecé en mi paseo vespertino se acercaba a mi como una indefinida tabla de salvación hacia no sé que lugar. Con facilidad abordé la pequeña embarcación, agradecí el contacto con el aire y me senté sobre el tablón que atravesaba la chalupa mas a popa. En aquel instante ni se me pasó por la cabeza como había llegado el bote hasta allí, me puse a remar sin saber bien hacia donde. Necesitaba sentir que tenia un rumbo definido. No me duró mucho aquello, a los cinco minutos desistí acurrucándome lo mejor posible en el fondo del bote. Caí rendido dejando que la situación me llevase, al fin y al cabo no podía hacer otra cosa. No sé el tiempo que me mantuve en los brazos de Morfeo, por dos veces abrí los ojos, pero la oscuridad reinante y una calma absoluta lo cubría todo en sendas ocasiones por lo que continué soñando.Un golpe suave contra el tablón de proa me sacó de mis sueños. Según fui desperezándome sentí un olor a tierra, a hierba húmeda que me recordaba a los días de lluvia y mis paseos sobre la Colina Negra, allá en el norte.


Me incorporé lentamente y pude observar cómo había varado casi a punto de tocar con una roca de finas aristas que brotaba del islote de arena. Oteando a mi alrededor la bruma parecía por fin retirarse lentamente dejando ver el paisaje que me rodeaba.

Otros Mundos

¿Servirá de algo hablar frente a la pared?. ¿Será cierto aquello de hay otros mundos pero estan en este?. Creo que lo primero no es cierto y que lo segundo es un dogma que no precisa fe.

Puedes tener fe en que el Sol alumbra a todos por igual, (vaya pesado que estoy con esto del Sol), pero eso no dejará de permitir que haya gente entre rejas que no lo perciba, o enfermos en hospitales añorando sus quemaduras, hasta algún vampiro cojo refugiado entre los ladrillos de una verde colina que el sol la convertiría en polvo poblado de isótopos radiactivos desearía un rayito.

¿Será el sol redondo de verdad?, quizá uno de esos rayos invisibles , rebosantes de luz incolora nos golpee de una vez la cabeza. Testa, que de tanto pensar se ha desgranado como una mazorca en tremendas motas de colores. Rojo de odio y amor eterno sobre algo o alguien. Negro de la ponzoña que conforma la envidia sobre el impotente y, como en el espacio, todo lo quiere para sí. Azul del color de los sueños, ¿o quizá verde? del de los que sonríen al ver las primeras luces al fondo del tunel.

El sol debe de ser redondo, si, pero será el que lo tome entre sus brazos el que de verdad lo certifique mientras se funda en él para la eternidad.

lunes, 16 de julio de 2007

Perdido (1)

Un sol exultante se reflejaba sobre las aguas entremezcladas de algas marrones y verdes. Los pesqueros entrando y saliendo continuamente hacen que la profunda y continua línea del horizonte se cortase entre sus siluetas. Mis pies, al caminar pisaban algas resecadas por el implacable astro rey. Mi paseo enfilaba el lado oeste de la playa. Se podían distinguir a lo lejos las balizas de entrada del Guadiana, mas allá brillaba Portugal. El andar sereno y pensativo me llevó hasta una pequeña chalupa varada. No parecía muy vieja, sería de unos 6 metros de eslora y estaba en perfecto estado. Aun así no se veía dueño alguno a bordo o en sus inmediaciones, no se distinguían huellas en ningún sentido, hacia ninguna parte. Busqué su nombre alrededor de los costados que aun olián a pintura fresca y al fin pude leer a popa, "Viento", en unas letras azules sobre un fondo rojo brillante.
Con mi costumbre eterna de que todo se encuentre "como dios manda" tire de la pequeña maroma que sobresalía para asegurar la chalupa de la inminente pleamar. "Hay gente que no debería tener cosas valiosas", pensé mientras me alejaba hacia poniente.Caminaba pensativo, la suave marea hacia que las olas moribundas besaran levemente mis pies, mientras mis pensamientos iban y venían entre la posible imagen del dueño de la chalupa y mis problemas abandonados varios cientos de kilómetros mas al norte. Pasaron minutos, unos metros mas al oeste en medio de un calor sofocante a duras penas disipado por la fuerte brisa del sudoeste, me decidí. "!Al agua!", de una carrera me lance hasta que las frescas aguas del Océano me obligaron a sumergirme de un impulso antes de que mi cerebro se adelantase y me diera orden de retirada.


Ese choque térmico entre el agua y el sol me dio una sensación de nueva libertad. Los problemas que me aturdían en la orilla habían pasado a la historia, se habían quedado allí.
Nadé de todas las formas que sabía, disfruté haciendo "el muerto" observando la línea de costa. Aquellas personas paseando por la orilla, esas sombrillas de infinitos colores y mensajes con su misma forma de seta de tallo fino, los niños y sus castillos, esos en los que forja el ser humano desde pequeño su eterna lucha y segura derrota frente a las fuerzas de la Naturaleza.
Mientras, solo llegaba a mi el sonido del agua chocando en mis oídos, ese cambio de sensación sonora cuando el agua te supera y te invade el silencio, que podríamos definir de "acuático"...

Lunes desde la España Verde.

Domingo, día propio del preludio que comienza. Gris entre los grises por no ser lo que debería ser. El sol, triste por perder a uno de sus fanáticos, por tener que devolverlo a la Montaña de los Temores, llora. Su amargura hace que el domingo sea amargo, las nubes lo demuestran inundando las calles de tristeza, enfadando a los que esperaban disfrutar, alegrando a los que nunca han sabido hacerlo.

No os fiéis de quien os diga que "al menos esto es verde", esos típicos argumentos que no son mas que la continuación de aquella fábula tan verdadera de "La zorra y las uvas". Que no os roben la uvas, ¡buscad el sol!.

Esto de la España Verde me va a matar. ¡Ja!, eso es lo que pretende pero eso es lo que le va a defraudar, pues encontraré soles por doquier mañana. Alguno me dirá que es otro argumento mas de esos del tipo de la fábula. Pues si, lo es. Aunque tambien es cierto que la Colina Negra esta llena de perpetuos soles.

Un afectado por la España Verde.

sábado, 14 de julio de 2007

Arribada

Hace algunas horas que hemos arribado a nuestro puerto de abrigo. La lavadora esta girando a destajo, no sabe si el ciclo de antes era de color o blanca. Solo sabe que gira y gira... y lo que le queda.

Han sido casi quince días de casi total desconexión... hasta de la lavadora.

Arribo como un navío despues del dique anual, la patente en perfecto estado, ajustadas las válvulas, sobre todo las de seguridad. La carena limpia para dar mas nudos y poder librar a tanto temporal malencarado que se presente a la proa. Los rumbos creo que están ahora más definidos si cabe. Así que, ¡listos para patrullar!, como le escuche el otro día a una amiga.

Estos dias se podrían parecer a un triángulo equilátero, no sólo por el recorrido que hemos trazado en el mapa, pues formaba un perfecto triángulo de 1.000 Km. por cada lado, sino tambien porque el triángulo ha sido de equilibrio constante, cuyos tres lados representaban la suma de lo que son unas vacaciones esperadas, a saber,



Reencuentro, Desconexión, Diversiones



Las tres palabras tienen tambien la misma longitud, (11 letras).



- Reencuentro. Con personas que estaban lejos, o que estando cerca esta vida a presión te la hubiera robado en plena resaca durante la bajamar.

- Desconexión. De tanta estupidez vestida de corbata o zapatos de tacón con aspecto de ser algo.

- Diversiones. Toboganes, olas, viajes, cosquillas, descubrimientos, cervecitas, tripadas sin miedo al volumen.

Resumo todo en que estoy listo para el combate y para apatrullar lo que se me venga por la proa.







Un saludo a todos, ya estoy aquí.

jueves, 5 de julio de 2007

Desde el exilio

Hola de nuevo, no he vuelto a mi mesa de siempre, ni ese asiento que sabe todos mis secretos, desde el que escribo cuando todo se encuentra más calmado.
Estoy en un puesto de internet en este Hotel. Me quedan diez minutos de crédito y espero escribir algo sin demasiados errores.
Ya son casi cinco días de continuo sol, cielos insultántemente azules, el viento del sudoeste hace que el calor que Helios se empeña en enviarnos se difumine un poco y tumbarse en la playa no sea acabar como una tostada sin mantequilla dentro de un tostador al máximo de potencia.
Hoy intentare descubrir algo por la zona que dé algo de variedad. Bueno con una buena jarrita de cerveza fría casi que me conformo.
Echo de menos mi mesa y mi silla donde escribo con más libertad y sobre todo con más tranquilidad porque aqui todo esta bien menos la calma y la tranquilidad.
Lo dicho, me voy a disfrutar de una jarra de cerveza a la salud de tí que estás ahí delante.

Hasta pronto.