martes, 31 de julio de 2007

La Libertad Sentida

Por estos lares, a unos 41 metros de altitud, ya sabéis, en el Caserón de la Colina Negra se escucha tantas veces eso de calidad percibida que me ha dado por darle un giro al concepto este y cambarlo por la “libertad sentida”.
La verdad es que todo esto también ha sido fruto de una frase que he leído de un gran filósofo aún con vida. Uno de una forma u otra hay veces que se siente libre, aunque sabe que no lo es del todo, otras tantas se siente tremendamente impotente e incapaz de cambiar el rumbo de las circunstancias. Pero cuando verdaderamente considero que la libertad te alcanza y eres / te sientes libre es cuando haces algo por deseo estrictamente y puramente tuyo. Si eso que haces además va en sentido opuesto a lo que los demás hacen, entonces ellos no te entienden, incluso te tildan de raro, de loco o simplemente, “es que es así”. En ese instante por pequeña que sea la acción / intención has sido valiente y el resultado no sólo te ha llenado, sino que ves en el reflejo de los rostros de los que te rodean el enfado, el desprecio o la incomprensión proporcional al grado de tu satisfacción que te confirma en tu saber libre y en su saber limitado y algo acobardado.



No se trata de ir a la contra, más bien en hacer lo que a uno le apetece, desplazando de vez en cuando a esas rutinas que se agarrotan en el pensamiento inyectando dosis de un sentido común falso e irreal.
Conviene no ejercitarse muchas veces en esto, mejor practicarlo en pequeñas dosis que nos permitan estar preparado para cuando la libertad sea completa y así evitar que se enciendan las bajas pasiones en el “vecindario”, esas que dañan al que lo hace y al que se lo hacen, más al primero que al segundo aunque también parezca lo contrario.

¡¡¡Feliz libertad!!!.

Os animo a sentirla. Es realmente fascinante.

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