lunes, 29 de junio de 2009

Cuando Vuelva...


Hace unos días con la segura promesa de jornadas de pura canícula entre las pieles de los que poblamos este hemisferio norte, en la TV me sorprendió un anuncio de una cerveza muy bebida en España. Realmente me llegó a tocar corazón y alma si por ahí aun resisten. Volví sin esfuerzo a un gran periodo vivido en tiempos que por pasados los tengo presentes en cada duda que se me cruza frente a mi rumbo, algunas veces aquella vida me da la solución, en cambio en otras tan sólo me demuestra que es uno el que decide con las armas que le ha dado la experiencia, la actitud de sus gestos y acciones, los impulsos ante el estímulo y las ganas por acertar.



Se pueden ver a un grupo de almas que añoran lo que otros disfrutan sin darle un valor exacto en su magnificencia. Una simple película de “las malas” un aburrido sábado frente al televisor, una cola larga de espera para sacar la entrada del cine, la visita del “pesado” de tu compañero de trabajo para “no sé qué” de unos documentos que hay que entregar en el despacho del inoportuno de tu jefe al día siguiente. La reunión familiar aburrida como casi todas que penden de la rutina y la buena fe de que se reúne frente a ti.

B/T Arteaga, Mi "hogar" entre 1992 y 1993


Cuántas veces navegabas contra un temporal tozudo y necio, que no cejaba en su agresiva planta frente al “Arteaga” al que hacías luchar para lograr entrar desde el Océano al Caribe entre el estrecho paso de las islas Montserrat y Guadalupe intentando no “rayar" el costado de petrolero entre ellas, o los bandazos casi topetazos sufridos de costado a costado a bordo del “Sea Dragon” en plena época de lluvias intentando cruzar el Golfo de Bengala rumbo a Singapur rezando para que todos los contenedores llegasen intactos, aunque lo que dentro llevasen fuese ya puré de algo que seguramente no valdría la pena en el mercado. Sufrías con todos rezando para que abriese Poseidón brazos y piernas y que como el viejo coloso de Rodas nos diese paso libre hacia el destino marcado en la carta.



Pensabas durante muchos momentos en las gentes que a más de cinco mil millas estarían durmiendo o aburriéndose en sus vidas tan insulsas para ellos, pero que darías quizá una parte de tus sueños por poder tenerlas; te imaginabas cómo cuando arribases a casa, al bajar de la escalerilla del avión tras los momentos del recibimiento pasarías a ser ese ser que pasea mientras los demás trabajan, estudian, cocinan, mostrando tu faceta de hombre con dinero y sin obligaciones. Tardes de tertulia en la que poco a poco ibas tomando la decisión de contar poco y sobre todo que lo que relatases fuera del agrado de los escuchantes, pues sino la soledad del mando de tu propia vida a bordo se uniría a la producida por la incomprensión desde la visión “terrícola” de tus historias.



Y así tus sueños a bordo acaban por ser más reales allí que muchas veces cuando las yemas de tus dedos perciben su proximidad en tierra. Paseas por las calles, los muelles de tu ciudad, observas la gente dándote cuenta que los deseos se cumplen pocas veces y casi siempre quedan reducidos a esa cerveza que comenta el último hombre del anuncio.



Aún así, es aquella una vida que una vez vivida ya nunca se puede borrar de la historia de tu vida, una presencia interna que ni por asomo osa uno abandonar ante la primera bocanada de tierra que sin agua no es más que arena. Grabados a fuego llevarás ya los códigos de conducta, los amores y odios, las vidas compartidas… mejor, los sueños compartidos ante una botella de algún vino, licor o esencia que haga brotar el color de la sonrisa cuando la mar da permiso para tal cosa.



Cuando ese veneno te ha entrado quizá una cerveza calme su adicción pero no es más que el placer de saber que has vuelto, de sentir que hay quién te quiere cuando la saboreas, pero con la consciencia de que para lo bueno y para lo mano tu sitio estará siempre allí... aunque creas que nunca vayas a volver.








viernes, 26 de junio de 2009

El hombre que no se movía.



Aquel hombre no se movía, no podía hacerlo pues no brotaban los estímulos con la fuerza propia para mover sus piernas. Miraba alrededor, buscaba las caras, los cuerpos, intentaba oír para después escuchar las voces que no lograba encontrar. Con el recelo de quizá no volver a incorporarse dejo que sus rótulas flexionaran las bloqueadas piernas y sobre la esquina de ladrillo que dibujaba el cruce de la vieja calle tantas veces recorrida en otros tiempos se dejó caer sobre la acera.


Tras una hora a la que persiguió otra comprobó que su sino podría no ser otro que la lenta muerte en soledad. Sentía la pérdida en su interior sin encontrar el por qué en el exterior. Nada comprendía cuando en la realidad estaba plagada su vida de gentío atravesado desde que el mismo locutor que cada mañana le daba la entrada al mundo real y hasta que el otro también conocido le arrullaba desde la cómoda donde brotaba su voz hasta hacerle regresar a la virtualidad del sueño en el que sus realidades se mostraban desnudas.

Pero el movimiento que deseaba su ánimo no se traducía, el cielo azul como el añil del arbusto recién obtenido parecía alegrar su triste sueño material sin refrescar al de onírica seña. Cada instante relativo era un punto de valor infinito en el espacio y tiempo del sufrimiento que acumulaba por no moverse. Sabía que la vida real era tan real como mísera sin el verdadero batir de la imaginación reflejada entre sueños convertidos en proyectos por los que latir; sabía que nada podría valer su ya viejo músculo sin los que había conocido y sin mas extrañaba por no sentirlos cerca.
Pero una voz quizá imaginada, quizá un susurro llegado como interferencia hertziana, quizá por su propio grito inconsciente entre tanto retorcimiento vano por irreal, quizá porque así debía de ser esa voz entró hasta el interior y con dificultad al principio pero con la rapidez que da la franqueza de un corazón limpio la nave comenzó a andar. Un poco de espuma al principio, pura estela después. Los corazones nunca se habían marchado, los sueños reales existían pues si eran reales era porque se habían cumplido. La neblina producida por la propia tristeza sin explicación había detenido el navío que portaba su corazón, neblina que había trasformado arrugas de sonrisa en arrugas de desazón.

La voz se fue pero sin saberlo ella su esencia quedó en el corazón, el pálpito recuperó resuello, las piernas caminaron al fin, el sueño devolvió su impulso a la razón y el hombre al fin caminó. Esta vez no hizo falta sentir el pitido regular de las seis y media de la mañana, no estaba dormido, el sueño había sido verdadera realidad soportada en pura consciencia que le devolvió la vieja sensación perdida de amistad.


Las risas de los corazones extrañados regresaron y comenzó a caminar mientras recordaba los susurros imaginando las arrugas que sus sonrisas, convertidas a ratos en risas, formarían en sus rostros. El coche ya enfilaba la gastada autopista hacía la capital mientras una canción de "Hombres G" rompía a buen volumen el amanecer y hacían volar los 187 caballos del coche…






Después de mil y pico noches
Sin nada que perder
De estrellas escondidas al anochecer
Me duermo en los colores
Que me han visto crecer
Siento que en mi alma empieza a amanecer
Abro las cortinas
Es un nuevo día
Y me siento bien
Como si todo empezara otra vez
Me siento bien
Me siento bien
Y es que estoy de p... madre
Soy un hombre feliz
Ahora creo que sé por donde quiero ir
El camino más corto
El secreto de vivir
Ahora lo comprendo todo
Ahora sí que sí
Es un nuevo día
Que me da la vida
Y me siento bien
Como si todo empezara otra vez
Me siento bien
Me siento bien
Es como un despertar
De luz especial
Es como un sueño pero real
Me siento bien
Fenomenal
Hoy siento que algo me hace flotar
Como un milagro pero de verdad
Abro las cortinas
Es un nuevo día
Empieza mi vida
Y me siento bien
Como si todo empezará otra vez
Me siento bien
Me siento bien
Es como un despertar
De luz especial
Es como un sueño pero real
Me siento bien
Fenomenal

martes, 23 de junio de 2009

San Juan



Buscando el fondo del mar comencé a navegar
y así rompiendo estelas sin trazar varé en otro mar.
Mas arriba la luna enfurruñada lloraba entre rabia y furor
pues a quien le debe en verdad su luz de nuevo la venció.
Pobre bola que muerta quedó mirando ciega los cielos,
buscando nubes que sin éxito lograba encontrar,
sus mil cráteres tal que ojos ansiosos el ancho cielo escrutaban
por encontrar una brizna del vapor que lo tapase al regresar.

Mientras, millones de puntos en hogueras sin fin
titilaban como estrellas colocadas por una noche al revés.
Gritos, manos, esencias en las jarras que elevaban espíritus,
miradas de amores no conocidos hasta que la chispa brotó
en la hoguera siempre diminuta que prendió en su corazón
de vieja madera que haciendo de pira ante el difunto
destruyó los miedos sin descubrir el por qué y la razón.

El verdadero rey de la luz volverá,
pero ya todo se habrá consumido,
el fuego seguirá ya en infinita combustión
por el amor que la noche de San Juan devolvió
en la que nada ni nadie pudo contra su magia y pasión.





Que los deseos verdaderos de todos se cumplan esta noche

miércoles, 17 de junio de 2009

A Vueltas con Lord Jim

“…¡Nada más fácil que decir: “No tema, no tenga miedo”! Nada más difícil que lograrlo. Me pregunto yo cómo se mata el miedo. ¿Cómo se le atraviesa el corazón de un balazo a un espectro, o se le decapita o se le echan al cuello las manos para ahogarlo? Es empresa que sólo en sueños se acomete, y de la que por bien contentos nos damos cuando salimos de ella cubierta de sudor la frente y temblándonos los miembros. La bala necesaria no ha sido fundida aún, ni forjada la espada, ni ha nacido el hombre que pueda realizarlo; hasta las aladas palabras de la verdad caen a nuestros pies como pedazos de plomo. Necesitaríamos para tan desesperada lucha mágico dardo envenenado, que antes hubiera podido templarse sumergiéndolo en tan sutil mentira que no cabe hallarla en la tierra. ¿Una empresa, señores míos, buena para ser intentada en sueños!...”
(Lord Jim. Joseph Conrad)

En sueños, siempre en sueños, parece la vía perfecta para llegar a lugares donde la lancha de la vida propia no es capaz de remontar la corriente. Varar la quilla durante un tiempo sobre el meandro, tomar el aire de la calma tras el duro esfuerzo sobre los remos y soñar que alcanzas los rápidos río arriba.
Miedos, miedo, temor, palabras malditas que forjan mentiras, dolores, secretos inconfesables para no despertar lo que se mantiene así sin saberlo. Abrir fuego desde la andana a lumbre de agua, que salpique la sal mezclada de agua y con el frescor de la mar cercana abrirse paso entre el humo de la pólvora quemada en el impulso del disparo. Bala de 38 libras que se incruste en el mismo corazón enfrentado, al mismo que temes por su propia respuesta ante tal detonación.


Bala que de bronce o hierro maldito, bala roja como las que los britanos lanzaban ardiendo sobre los nuestros desde la roca en el XVIII ; bala de letal materia que se transforme en la propia piel y materia de quién pretendes, del objeto y meta a alcanzar. Bala con la que destroces al fin el miedo abriendo paso a la libertad de la verdadera felicidad por saberse ya liberado de la vieja cadena del mal que es el puro miedo espectral.




Lord Jim, hombre leal con su propio destino, notario de sus propias acciones buenas y malas, humano tan noble con él mismo como con los demás, exigente con sus hechos como si del último juez se concibiese sin falta de espejo en el que reflejar su propio miedo. Fuego sobre cenizas que nada dirán si nadie pudo contemplar ese fuego vibrante de su espíritu inmortal. Lor Jim, Tuan Jim, verdadero líder mientras se consumía como el propio fuego que representaba ante quienes deslumbrados atizaban su vida para recoger el calor de su decidida razón. Vida eterna, corta en verdad, pero sin final pues no es otra cosa que la vida continua plasmada entre los fracasos y triunfos siempre cara al viento que le pretende a uno desarbolar.


No hizo arrugas la frente de tal personaje pues la muerte aceptada como noble castigo decidido por su entendimiento lo llevó a asumir lo que desde que sus sueños comenzaron a vibrar fuera de la oscura nocturnidad del infante soñador. Ser el héroe humano que acepta el destino que forja sus propias acciones ante la cara real del océano vital, siempre con la mirada limpia, a veces borrosa por las lágrimas, a veces de insultante fuerza por el triunfo de un deseo, pero siempre frente al viento gélido de la pura realidad.





"...Y aquí termina todo. Desaparece él del mundo como envuelto en misteriosa nube, inescrutable en el fondo de su corazón, olvidado, sin el perdón de los que lo rodeaban y excesivamente romántico. ¡Ni en los más exaltados días de sus visiones de muchacho podía él haber imaginado forma alguna de éxito mundanal que más seductora, más extraordinaria le pareciera! Porque bien pudiera ser que en aquel brevísimo momento en que lanzó su orgullosa mirada a la multitud, hubiera él logrado entreverle el rostro a aquella ocasión, a aquella oportunidad que, como novia oriental, había ido, cubierta con espeso velo, a ponerse de su lado..."



(Lord Jim, Joseph Conrad)


lunes, 15 de junio de 2009

No habrá montaña mas alta (11)

…Sevilla los recibió con los rigores atenuados propios de un otoño a la orilla del Guadalquivir; una sensación que permite imaginar a cualquier mente y cuerpo andante entre sus calles, callejones, muros y muelles algo desahogada y sin los sudores casi como `primer humor de la mañana. Fue al llegar cuando una negra nueva les confirmo la pérdida del embarque en la flota de aquél año con la consiguiente pérdida en caudales y futuros proyectos, que si no frustrados, si al menos cuasi olvidados entre la vorágine por tomar la última una decisión por parte de aquella caravana de textiles que había de enfilarlos en rumbo con alguna seguridad.



A María aquél contratiempo le supuso aire en su estrechura imaginaria formada entre los sentimientos de deuda hacia Juan Delgado y las ansias por embarcar hacia destinos donde la incógnita era razón suficiente para superar la esencia impuesta por la realidad. Un hecho fue la de la pérdida de la flota debida en parte por el retraso en arribar a Sevilla y sobre todo por desconocer que hacía ya casi cinco años que las flotas y la Casa de Contratación se habían desplazado a la vecina y sin embargo rival Cádiz. María sólo esperaba que Pedro León y sus intenciones permanecieran firmes entre Sevilla y Cádiz hasta la nueva partida que no llevaría menos de un año. En ese tiempo tenía que encontrar y cumplir los deseos de Juan Delgado como se había prometido a si misma.



Quien pudo y como pudo se buscó un lugar donde proteger sus mercaderías, carros y bestias y de forma temporal encontró alojamiento en los hospedajes, pensiones y hasta burdeles algo esponjados que tras la marcha de las flotas habían dejado a Sevilla algo decaída en comparación a la febril actividad de antes de la maldita guerra de Sucesión. Pedro estaba preocupado y sus hermanas aún mas porque lo conocían, sabían de su escasa flexibilidad ante los planes rotos de forma inesperada y temían el tornaviaje a su villa conquense, donde nada les esperaba más que lo vivido y prometido olvidar. Dos semanas después de arribar a Sevilla Pedro, junto con varios mercaderes encaminaron sus pasos a Cádiz para recabar expectativas e información sobre la partida de la flota siguiente. Minetras tanto María y sus hermanas quedaron en la ciudad.



Hacía dos días que habían partido y debían de estar a punto de llegar con las nuevas que darían razón a sus temores mas escondidos frente a las esperanzas que no cejaban de brotar en forma de cantarinas plegarias ante cualquier santo, virgen o convento que muchos eran con los que se topaban en los paseos de las tres mujeres junto a Daniel y Miguel por la ciudad.


- María, no aflijas el ánimo que la Virgen está con nosotros, ella nos llevará de alguna forma a La Habana o donde sea su deseo más allá del océano. Mi hermano no permitirá que su orgullo se postre ante la vileza del dinero.
- Querida Francisca, por algo como eso tuve que salir de noche y sin despedirme de la villa donde nacieron mis hijos. El imperio de la realidad no se apiada de un deseo o una ilusión si sus caminos no bailan parejos.
- Pero no vinimos aquí para enriquecernos sino para alcanzar el sueño del nuevo mundo. Que lo alcancemos con más o menos caudal no será nada más que un mísero, minúsculo detalle que nuestro ánimo, nuestros brazos y la fuerza propia de la fe en lo que creemos compense.
- Nuestro Señor te oiga y nos de valor…

En aquella controversia estaban cuando Inés las interrumpió. Había cruzado la iglesia de San Pedro y el convento de Santa Inés se plantaba frente a sus ojos. María, acompañada por sus casi hermanas en aquella situación habían recorrido la vida religiosa sevillana buscando razón y fe de Isabel de Mallaina y Trujillo siempre con escaso éxito. En verdad cincuenta años después de todo lo sucedido, posiblemente aquella mujer habría muerto y su nombre seguramente fuera otro.



- ¡Dejad vuestras penas hasta que llegue nuestro hermano! ¡Aquí tenemos un monasterio o convento, que ya estoy algo perdida entre tanto monumento a Dios! ¡buen nombre lleva que no es otro que el de Santa Inés! ¡Vamos, preguntemos, quizá sea una señal que abra otras y nos lleven hasta donde nuestra imaginación sueña!

Las esperaba entreabierta la enorme puerta de doble hoja claveteada por semejantes clavos mas propios de romana crucifixión donde un fresco olor a madera sufriendo el trabajo sobre ella las inundó de un frescor que se mezclaba entre el propio de los cirios candentes. Respetuosamente, con el silencio impregnado sobre sus pieles solo interrumpido por los cadenciosos golpes del buril sobre un enorme retablo prometiendo majestuosidad futura detrás del altar, se postraron ante el Áltisimo. Mientras la extraña comitiva de mujeres y niños quedaba sentada orando o simplemente en silencio observando los trabajos que los hermanos Medilla seguían frente a ellos, Inés, decidida como siempre, casi arrastró a María hasta la sacristía de la capilla donde esperaba encontrar al capellán, o al sacristán o alguien al que poder indagar sobre Isabel.


Quizá la Virgen del Rosario o el mismo San Blas mudos observadores desde sus retinas inertes decidieron que había que desenmadejar semejante conjunto de hilos sin prevista solución y con sus poderes o sin ellos un anciano sacristán se presentó dormitando entre la penumbra de la sacristía. Apoyada su cabeza sobre un simple tapiz algo basto que hacía de paramento sobre la mesa de nogal hacíendo esta las veces de duro camastro. Mudas lo observaban como a un niño bajo las inmensas arrugas que terminaban en el vergel de blancos cabellos que acababan ellos entre rizos pequeños. Respiraba suavemente, de forma tan calma como el semblante que asi mismo paz parecía irradiar, María percibió una cierta similitud con Juan pero no le dió tiempo a mas pues Inés, con suavidad aunque decidida sacó al anciano de los sueños quizá aun rebeldes a su vida real.


- Disculpen, señoras. ¿En qué les puedo ayudar? La hora de confesión es por la mañana…
- No venimos a confesar que ya cumplimos el sacramento de buena mañana. Venimos por un asunto personal que desearíamos saber si vuestra persona nos sacaría de las tinieblas sobre las que nos encontramos.
- Pues vuestras mercedes dirán.
- Por lo que vemos es usted ya persona de larga vida consagrada al Señor y que así se la conserve aún muchos años más. Nosotras veníamos buscando a una mujer que hace unos cincuenta años entró a profesar los votos de la religión. Tenemos un encargo de alguien que hace los mismos años debió dejar Sevilla. La caridad que nuestro Señor nos mostró cual teologal virtud nos obliga a cumplir con el último deseo de este señor, hombre bueno y que por desgracia ya no está entre nosotros. De nombre Juan Delgado, con ya más de los 70 años vividos nos pidió desde las lejanas tierras de Asturias que entregásemos unos objetos de incalculable valor humano a una mujer de nombre Isabel de Mallaina y Trujillo…
El semblante del sacristán palideció sin mostrar sorpresa ni tampoco indiferencia

- ¡Isabel… perdón, la madre Piedad!

Inés y María se miraron con la dicha desbordando sus ojos mientras aquél sacristán había desconectado de forma inconsciente y miraba hacía la pared entretejida por los hilos que pintaban las fisuras sobre la cal que humildemente vestía la sacristía como perdido entre medio siglo vuelto a encontrar…






domingo, 14 de junio de 2009

Un Año ya



Junio 08, cuando el espejismo rompió la ilusión
entre las almas perdidas del viejo caserón.
Andar libre, lejos y libre de tanta desesperación
donde las nubes tronaban con reflejos de traición.

Un año en granos de arena del viejo reloj sin vuelta
que explotaron sin tacha al paso de mi casi marchita voz.
Espejismos de ilusión en los que vuestra falta pervive
sin vuelta al viejo caserón unido a la maldita separación
que de carnes y huesos sobreviven leales a mi corazón.

Nobles ánimos de enjuta y diestra resolución
resistentes sin tacha que echo en falta por lo que soy:
uno mas que camina sin pena y con decisión
aunque con el dolor imaginario de quien lo tuvo y lo perdió.

No habrá muerte ni noche oscura que a vos os borren
aunque a veces tal sea el deseo que sienta por quien
entre impotencia y sus desérticos discursos a la verdad aburren.


Ahora sé lo que vale de verdad,
a lo que renuncié por pura libertad
pero que nunca olvidaré por ser esencia de verdad

No se olvida lo que se quiere.
No se olvida a quien se quiere.

viernes, 12 de junio de 2009

El Sueño de la Realidad

“…Pero ¿usted sabe – dijo – cuántas ocasiones me he dejado ya perder, cuántos sueños se me han escapado de todos los que me han salido al paso? – Movió aquí la cabeza con nostálgica expresión-. Se me antoja que bien hermosos hubieran sido algunos, con sólo que yo hubiese puesto los medios para que se realizaran ¿Sabe usted cuántos son? Tal vez ni yo mismo lo sepa…”
(Lord Jim, Joseph Conrad)



¿Cuántas ocasiones han pasado ya por el costado algo herrumbroso de mi nave vital? No las podría contar, aunque sí podría contar cuantas aún las percibo y las huelo como verdaderas puertas, reales puentes hacía un sueño que esperaba ser transformada su virtualidad en puro filón de realidad.


Momento en los que las prisas por alcanzar determinadas metas impuestas por una vida ordenada desde algún lugar recóndito del pensamiento te mantuvieron el rumbo y el andar hacia la senda que debía y parecía ser la correcta.

Realmente aquellos sueños hubieran traído en sus bodegas el premio de la felicidad vestida de calma, de pasión, de seguridad o de aventura; quizá lo hubieran hecho. A veces creo que simplemente esto es otro sueño elegido que de virtual lo trasformó en palpable realidad vivida. Si en el momento de la opción concreta por alcanzar determinado sueño el golpe del timón hubiera sido en su enfilación, entonces la realidad sería aquella y este el sueño perdido con los demás en ese saco a veces de pura nostalgia. Quizá esa desconocida realidad de apariencia prometedora y fantástica tendría también sus dolores y rencores, sus alegrías y honores. Quizá esta realidad convertida en un sueño tendría los visos magníficos del verdadero placer virtual, como lo tienen los recuerdos muchas veces por nuestra protectora costumbre de olvidar el mal sufrido.



¿Cuántos sueños viajan con uno mientras mantienen su identidad de meca inalcanzable de la pura felicidad? Muchos, cientos, de todo tipo; sueños inesperados se que aún llegarán y que unos quedarán como tales mientras el trasunto de algunos los harán realidad posándolos en el suelo de lo práctico y efectivo, de lo mensurable y por tanto adaptados ya con su parte gris. Serán la realidad de ese sueño que permite mantener en sueños nuestras internas realidades, personales e íntimas y que con la debida imaginación nos permitirán navegar, volando entre nubes de grises con la sonrisa de saber que la realidad no es más que tu propia imaginación hecha carne y materia a la que tú serás quien aportes los colores mínimos que suplan e intenten así igualar a los que mantengas guardados en tu propio interior

Seguimos renunciando porque seguimos decidiendo. Seguiremos soñando hasta el final en el que la falta de tales sueños demuestran el verdadero final.
A los que sueñan en verdad y sobre todo despiertos que muchos sois y con vosotros me hago uno mas.

martes, 9 de junio de 2009

I am ready

Vuelven los vientos de las grandes decisiones como huracanes en calma que derrumban cualquier voluntad por recia que ella se considere. Mientras tal piensas así lo escribes sobre la mesa atornillada al suelo de tu camarote desde donde sientes las vibraciones anárquicas que resultan de los 28.000CV de tu navío a plena potencia enfilando la proa desde la popa de tu vida y los golpes sin piedad de los efectos perversos de viento y mar como arbitrio de un dios que se sabe real.










Sigues escribiendo, pero de tus manos no surge lo que deseas; la brega, la pura contienda en semejante temporal que no ceja ni cede el paso al sueño como el viejo Can Cerberus que no permite la salida ni entrada de vivo o muerto en el eterno Hades. El último golpe te convence de que más vale ser junco que roble partido y te acomodas en el viejo catre donde ya durmieron otros antes que tú. Las cuatro de la mañana darán pronto y habrá que seguir plantando la cara a la vida en la consciente guardia que determina la razón por la que la vida continúa erguida ante desiertos de agua y sal.




Calma y tempestad y tras ella la misma calma que precederá a la tormenta; temporal que nunca te dirá si él será el último en el que pelear. Galerna donde puedas encontrar ese segundo maldito donde perdiste la honra que son los pulmones con los que respirar. Donde hacer que el aire viciado sepa su único destino, donde tener el poder de aceptar con sentido al aire digno de tal nombre.

Por qué un instante en el tiempo es capaz de anular una vida, por dar una cuarta a babor en vez de permanecer en el rumbo fijado, cuando un cambio de rumbo a tiempo es la razón de la verdad de un resultado o de la falsedad en el significado vital de todo un esfuerzo. No sabemos nada cuanto más nos adentramos en la mar de los sueños reales, cuantas más singladuras dibujadas en la estela deleble a nuestra popa más razones tenemos para desconocer rumbo, arribada y respuesta ante la señal.




Cuanta más espesa encontremos la niebla mayor será nuestro saber, pues no es otra cosa el paso vital entre los estrechos del nacer y el morir que la soledad del mando sobre nuestro propio navío, sin más velas que nuestros impulsos y mas tripulantes que nuestros deseos pegados al viejo corazón. Sirena, sonda y mucha precaución, que de bajíos repletos encontraremos canales sin tacha en la derrota de nuestro navegar, traidores e invisibles cuchillos pétreos que nos harán zozobrar.

Ahora que la niebla se disipó, ya la mar golpea ruda y sin descanso a un mercante de acero y carbón que ruge partiendo con su roda ola tras ola en el mismo viaje sin límite pero con fin conocido hacía algún punto de la carta invisible que pintamos a cada giro de la hélice necia y fiel hasta el último golpe que habrá de llegar.

No concilias el sueño, los bandazos hacen de tu cuerpo en la noche el un muñeco de trapo en manos de un infante que no sabe ni quiere saber por qué golpea aquella figura pequeña con forma de hombre. Sólo deseas que las quince para las cuatro suene en la campana para acudir a tu puesto consciente y quemar de nuevo tus deseos en medio de la pura vida que es este navegar.




Estoy preparado.