miércoles, 16 de marzo de 2016

EL ESTADO Y SUS GORRONES



Sigue muriendo el invierno entre sus estertores, queriendo mostrarse frio y violento en sus vendavales, pero creo que no nos va a engañar este año con esas argucias. Esta siendo cobardón, cargado de altas presiones y sin fuste, más parecido a un otoño recién parido tras el verano acalorado. Por más que quiera no nos engañará, siempre que tengamos la suficiente memoria de los últimos tres meses; no parece un gra esfuerzo… o si?. Hay mucha gente que se queda con el último día, el último anuncio, el último golpe de  efecto y acabará deseando la llegada de la primavera para que nos deje  este frio “eterno”.

Podríamos equiparar esto de la mala memoria o falta de observación a la percepción que llevamos inoculada en nuestros comportamientos ante determinados  estímulos, mediáticos, vitales en el devenir de cada día, etc. Cuando nos llegan noticias, por cierto, desde los medios, “libres” en este sistema liberal  en el que cualquiera que pueda permitírselo dispone de su cabecera, sobre los costes de un servicio público determinado o de la gestión  poco eficiente de este, entonces no nos cuesta trabajo ninguno aceptar que esto sea sí. Incluso asimilamos la categoría de gorrones a quienes trabajan en  este sistema público, en el que no nos apetece hacer distingos y “que tanto empobrece a nuestra sociedad”, mientras la rentable gestión en manos privadas tanto redunda en nuestra economía y por ende en el conjunto social. Nadie se plantea que servicio cubren, que rentabilidad social directa e indirecta dan, tanto a quienes trabajan con unos derechos dignos que reportan en la propia sociedad como ciudadanos que son  en ella, dándole la vida que desde otras organizaciones sería imposible.



No nos cuesta porque llevan más de cuatro décadas de cantos, en principio de sirena, en los 70, pero poco a poco inoculando las bondades de lo privado frente a lo público. Lástima que no completaban las frases de cada enunciado. Las bondades de lo privado cuando se tiene un contrato en la administración pública o con la administración pública. Se me ocurren algunos ejemplos cercanos tales como las autopistas radiales de Madrid a las que, en una sociedad capitalista de riesgo emprendedor con el efecto riesgo y ventura,  estps se quedan con la ventura y dejan el riesgo para el erario público, haciendo que este  lo recompre cuando la cosa no vaya bien. Igualito que si este que  escribe y pide un prestamo no lo paga; qué decir de , por ejemplo, la planta de normbre Castor en el mediterraneo español, fallo y  el sistema publico hubo de pagarle a la empresa ACS  1.350 millones de uros; y si hablamos de la bnaca privada, paladín del capitalismo y la inciativa privada, jugó con nosostros mientras le fue bien, y siguió jugando con nosostros cuando le ha ido mal,  sin problema alguno que para eso disponemos del denostado sistema publico para pagar sus incompetencias y mala gestión, algo  que en ningún caso esta banca tan sonriente nos perdonaría y luego, con la grandeza de este sistema, o quizás con la connivencia de nuestros gobernantes  lo volvemos a dejar privados. ¿Alguien  con seguro privado ha visto lo que  le hace cuando su intervención o tratamiento es complicado o caro? Yo lo he visto, yo lo veo.

Si nos metemos con la cotización en impuestos de las empresas, esas que molan tanto y que declaran pocos beneficios aquí para declararlos en países donde la tasa no es tan alta.  Algo que podríamos llamar evasión legal, porque lo permitimos. Ese miedo a que se vayan, ¿a dónde? Si ya se han ido, y no se irán, es más, volverán las que escaparon; no veo a millones empresas en Rusia con sus tasas impositivas más bajas; bueno en Luxemburgo pero eso es otro tema bastante más criminal. Ellos quieren estar aquí, figurar aquí, no les dejemos fluir sus capitales sin que contribuyan con sus ciudadanos mientras van a sus eucaristías dominicales como si amasen al prójimo. Existían regulaciones al trafico de capitales, controles financieros, lograron cargarse todo esto, ¿en beneficio de quien? Del inversor en industria y todo lo que suponga trabajo y riqueza local, no, ¿en beneficio de los ciudadanos que trabajan y desean un bienestar con posibilidad de compartir? no, en los que especulan, partiendo, destruyendo o arruinando empresas para lucrarse, a esos sí. ¿Por qué no volvemos a regular los flujos de capital, las exportaciones de dinero, el mundo financiero? No nos van a dejar de forma legal, poco a poco van colocando sus torres  vestidas de tratados de “libre” comercio, libre para ellos.

Pero ellos desean que el estado, es decir la sociedad, forme a sus  futuros trabajadores, sus consumidores, que se lo gaste, que gaste en formación a los trabajadores, que invierta en I+D para que ellos saquen provecho de las inversiones públicas. Pues claro que necesitamos más educación, mas investigación y con ello más dinero de quienes más beneficios reciben a costa de contratos cada vez mas asfixiantes, condiciones más duras y derechos cada vez mas diminutos.

¿Quiénes son los gorrones? Nos fijamos en el que roba en la factura del IVA o trabaja en  negro por unas monedas, pero no nos enfurecemos por los robos  a escala industrial de los políticos, nos decimos que igual yo haría lo mismo. Y eso solo es pura cobardía para no enfrentar la realidad  que es que ellos siempre estarán allí gorroneando de nuestro esfuerzo, de nuestras aportaciones como ciudadanos verdaderos mientras se  libran de forma legal de pagar lo que en ley, en patriotismo y en convivencia ciudadana debería ser (mientras se emocionan escuchando el himno de su país, el que sea).



Sus mayorales, vestidos de representantes electos siguen sus indicaciones indirectas,  cuidando de hacerlo bien no sea que quizá algún día tengan un puesto en sus empresas. Apoyan cualquier ley que de mejor el reparto, se indignan a nivel de ministro del interior y de justicia si un  hombre se arroja y “roba/requisa” dos carros de comida en un hipermercado de Marinaleda, no vaya a ser que les quiten a ellos el monopolio del robo organizado aunque fuera a escala menor.

Solo hay que ver estos días en los que por circustancias se ha producido una leve sensación de separación de poderes al no coincidir el legislativo español con el ejecutivo. Este último hasta ahora acostumbrado a hacer lo que quisiera, pues el legislativo estaba controlado por el ejecutivo, se ve controlado y mal visto con   comparecer. Y nos parece normal. Nos han acostumbrado a creer que la estabilidad  es el silencio desde que un general bajito lo demostró con el de los muertos hace ya casi 80 años y lo mantuvo  hasta hoy con caras nuevas. La separación de poderes hace que cada parte o poder tema al contrario y se “porte” mejor no sea que tenga que rendir cuentas o rendirse.


La conciencia debe de romper el capullo tejido entre hilos de subvención y comodidad para abrirse a la dificultad de la realidad, que es tener que combatir políticamente con el contrario, de exigirles cuentas, de no pasar por un sistema sin separación de poderes, por repudiar al corrupto de forma efectiva y de dejar el miedo para las películas de terror. 


Busquemos el sol hasta quedarnos ciegos o si no será señal de que ya lo estamos.






sábado, 12 de marzo de 2016

Desde dentro

La primavera, la vida entera
como de viento aferrado
a las alas blancas de un barco sin freno.
Abriendo mares,
pintando estelas fugaces
en ese segundo infinito
que es el coma profundo
de orgulloso navío a ancla aferrado.

Abriendo mares, recibiendo vientos,
golpes de mar, con dolor, con amor.
Violentos, dulces, sin temor.
Arriando la escala real
para quien se embarque entre hermanos,
entre pieles a mil grados de pasión,
entre rumores de riesgos y naufragios.

Frente al Cabo de Poca Esperanza tomé rumbo
decidido a dejar su lánguido destello,
para ganar así el interior escondido,
tantas veces tembloroso por salir.

Avanteando sin límite,
avanteando sin cabos del miedo
sobre corazón y pensamiento por lo que vendrá.
Todo desde dentro hacia fuera
como si de lo último se tratara.

Todo y más, todo sin más.
Marino, mareante, de todo amante,
de lo que furioso de frente se plante,
o entre el miedo y la pena
trate a tu alma de acostarte.


Un pensamiento, envuelto de mil deseos... a quien lo desee, a quien se acerque.
A bordo aguardamos. El sobre la mar, yo sobre sus tablas con mi cota de malla contra la desdicha.
Un beso