lunes, 30 de septiembre de 2013

Sintiendo



Escuchando el romper de  su proa sobre la mar  tendida, mientras la música leve desde el tambucho trata de  sobreponerse sobre el rasgar de  la mar  como tela infinita sin remiendo que la cubra.

25/IX/13
Reposando al vaivén, al balanceo, al cabeceo de nuestro Audaz con mi testa sobre el candelero mientras la de Diego lo mismo emula sobre mi sin serlo; al tanto, Hernán ajustando su brazo sobre la caña, enfilando  al deslumbrar ya marchito de un sol que trata de huir mientras nosotros nos vemos grandes, nos sentimos capaces de alcanzar.

Al viejo sol vestido como ese sueño de ser libre por un instante infinito donde la paz del desapego a tantos muertos vestidos de pegas, problemas, losas, miedos, rencores y deudas de ánimo nos  recubra de su pátina incolora que refulge sin  tiempo, sin control, sin poder atraparla, pues será la recalada y el amarre el que nos devuelva sobre sus nidos ocultos entre cada recodo de acera, muesca de asfalto o de tierra sin mal aparente.


Contemplando viejas pinturas  bajo la tenue luz de una linterna vestida del saber que siempre alumbra  y por tanto deslumbra sin la vista perder. Miles de años sobre piedras que nunca nos demostrarán su significado, pero si nos enseñarán que nada es eterno aunque permanezca quedo y guardado  entre arrullos de agua perdida, que nunca es la misma, que nada sabe la que escuchas de la que otros escucharon, aunque parezca que lo mismo son.

Sintiendo  que es el instante fecundo entre pieles, sonrisas, abrazos y verdades absolutas sin más duración que ese segundo para ser ya el recuerdo al que acudir en cada golpe mal dado por el  Destino  crudo sin memoria ni futuro. Para ser con lo que avantear siempre en cada átomo temporal consecutivo.

Sintiendo, cómo la mar en espuma convierte
gracias al viento que a tu estrella enfurece
y a nuestras alas las gobierna y crece
llevando en volandas, anulando a la muerte.

Sonriendo,  sobre el Audaz al que la mar acuna
mientras, escota, obenque y driza gimen en danza
por un viento sin madre, sin destino ni andanza
que acaricia pieles, llevando  las tres almas en una.

Y la mar  por un día descubre su manto
postrándose sin golpear, ni pedir su pacto
entre hombre, nave y muerte de facto.

Nos deja suspirar por alcanzar ese sol ya escaso
estrella que  creyéndose imperio en el orto

no es mas que derrota vestida de rojo en el ocaso.

Juntos, no hay mar que no se allane

lunes, 2 de septiembre de 2013

Tal y como lo contaron



Tal y como lo contaron nuestros, padres, nuestros abuelos, nuestros amigos, nuestros compañeros…

“Tal y como”. Quizá no fuera así, quizá fuera de otra manera; quizá fuera  también de otra lo que pueda ser aunque parezca que realmente fuera imposible que así lo fuera.

Leemos las historias tal y como quienes  han vencido y gobernado nos las han contado. Con esfuerzo logramos tantas veces encontrar resquicios a la verdad donde  aparecen rasgos de vidas distintas a las que se nos han dibujado durante décadas.

Pasa el Tiempo y  este, triunfante vencedor, eterno  y sin más límite que su propia fracción entre islotes del mismo Tártaro nos va dejando pequeñas migajas de realidad oculta entre la lluvia de destellos de ópalos entre los que se disfraza la realidad de quien  vence. Poco a poco somos capaces de descubrir que nada puede ser lo que parece aunque así tenga que ser.

Pero, ¿nadie se ha propuesto adelantarse? Quizá sea la realidad que está por recalar entre nuestros sentidos la que no tenga porque ser la dictada por  la consciencia de un río sin siquiera meandros que permitan recodos de reflexión y posible cambio  entre desbordamientos sin control que abran nuevos caudales sin el control férreo de unas leyes  sin más sentido que  lo conocido, lo marcado, lo seguro, lo estudiado, lo decidido. ¿Por quién?

Vayamos al Tártaro, en una emboscada capturemos a los gigantes de Cien Manos y devolvamos  la hoz a su Titán y padre de los tiempos para que en justa alianza nos permita adelantarnos sin  siquiera dar el paso en tal sentido, y desde nuestro interior percibamos que lo que viene no será como  se cree, sino como nosotros queramos que sea. Acabemos con el infierno que nos pretenden, devolvamos a la ilusión el sentido de la esperanza y anulemos su significado aislado de la realidad.

Hagamos lo correcto porque simplemente es lo correcto, porque mientras sacamos lo que tenemos dentro eso nos haga descubrir que tras la sacudida, esta nos libere y nos devuelva a nuestro ser primigenio en el que podemos combatir lo que parecía invencible cual inexpugnable fortaleza, donde  su deslumbrante reflejo obsidional nos paralizaba permitiendo que la realidad siguiera estática con el poder de quienes se saben seguros por nuestra propia inseguridad para caer caiga y rinda sus baluartes.



 Quizá la derrota sea el destino, pero amarga o dulce siempre será nuestra y  no será suya entonces la victoria aunque la  tengan de mano. Quizá así lo visto y contado deje ser un dictado del vencedor y quizá también nos permita  en nuestro imaginario el cambio  de lo que venga. Sera como de la resignación pasemos a la continua pasión por lo que siempre ha prevalecido  en nuestro interior y no habíamos sido capaces de sacarlo  como bandera de combate.

No hay futuro si no se cree en su posible cambio y en la posible victoria sobre el imposible vestido de rutina y determinación del que ostenta su razón sin otro sentido que su propio interés.




domingo, 1 de septiembre de 2013

Nieve

Libre, Oblicua, sin pudor,
libre, blanca, sin pecado.
Precipitas , brillante, sin cuidado,
y nos ocultas sin mácula ni dolor.

Así, su manto aún leve nos cubre,
nos adorna, y silente protege
de un astro rey fatuo y sin fleje
que nada puede, pues la vanidad es breve.



Y de tal manera permaneces, alistado y presto
 corazón, mente y fuerza en su justa medida
expectante por la Luz y la Verdad pretendida.

Expectante a que Esta se digne altiva
para al fin derretirla entretanto nos alienta

mientras serena rebrota nuestra eterna fuerza irredenta.