sábado, 12 de marzo de 2016

Desde dentro

La primavera, la vida entera
como de viento aferrado
a las alas blancas de un barco sin freno.
Abriendo mares,
pintando estelas fugaces
en ese segundo infinito
que es el coma profundo
de orgulloso navío a ancla aferrado.

Abriendo mares, recibiendo vientos,
golpes de mar, con dolor, con amor.
Violentos, dulces, sin temor.
Arriando la escala real
para quien se embarque entre hermanos,
entre pieles a mil grados de pasión,
entre rumores de riesgos y naufragios.

Frente al Cabo de Poca Esperanza tomé rumbo
decidido a dejar su lánguido destello,
para ganar así el interior escondido,
tantas veces tembloroso por salir.

Avanteando sin límite,
avanteando sin cabos del miedo
sobre corazón y pensamiento por lo que vendrá.
Todo desde dentro hacia fuera
como si de lo último se tratara.

Todo y más, todo sin más.
Marino, mareante, de todo amante,
de lo que furioso de frente se plante,
o entre el miedo y la pena
trate a tu alma de acostarte.


Un pensamiento, envuelto de mil deseos... a quien lo desee, a quien se acerque.
A bordo aguardamos. El sobre la mar, yo sobre sus tablas con mi cota de malla contra la desdicha.
Un beso



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