martes, 11 de diciembre de 2018

Ganando Barlovento



Al pairo sobre el paralelo de las oceánicas calmas.
Olvidados los frescos alisios ya en este ecuador
donde el tiempo pervive de mil y un solo color
sobre una mar compartida por las mismas almas.

Un fogonazo, una impresión, un golpe de pasión.
Las miradas de tu alrededor dormitan su sueño,
mas en el tuyo, eres tú quien percibe a su dueño,
su mirada, como licor divino a la espera de libación.

Vibran los mástiles al tímido golpe de viento ya vivo,
arrullo de mar sobre cuadernas, caricias brotando en pura delicia.
Es ya tu piel una estela de suaves pliegues a rasgar sin malicia.

Brújula vestida de tu nombre, imán aferrado al limbo flotante
que es tu piel en dulce movimiento prendida de férreo arbotante:
la verdadera razón de tu ser en mí, del mero placer de quererte a ti.



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