La nave continúa varada, no sabe quién largará ese cabo, maroma o estacha de vida que le dé de nuevo el miedo que demuestra a la vida de nuevo en marcha. Ese miedo a la próxima ola que quizá le rompa cuadernas sin inmutarse, sin pedir permiso al viejo Poseidón que duerme entre sirenas y tritones. Miles de pequeñas figuras humanas se acercan al acantilado desde donde observar con la falsa compasión de quién se sabe seguro y sin intención de ayudar desde su caparazón. Mientras la nave los observa desde sus decenas de ojos de buey que en otro tiempo fueron puertas de entrada del aire limpio y salado sobre las almas que viajaban con él. Esos ojos los observan sin que las pequeñas figuras humanas lleguen a saberse observadas, entretanto algún alma gemela con sentimiento de culpa por no disponer del vapor y la hélice que sacara a la nave a la pura batalla frente a la realidad lo rodea en su estela con un golpe en el pecho y la pura congoja atrapada entre costillas y esternón.
La nave se sabe cansada y desea descansar, los demás la ven como un despojo de óxido, remaches y viejos colores de pinturas ya desaparecidas por el duro bregar sin recibir. Nadie lo sabe, nadie lo imagina pero hay otra nave, hija de esta que es como ella y más pronto que tarde se hará a la mar del mundo real desde su interior durmiente hoy entre cuadernas aún robustas de su madre, hermana, de su clónico ser. Ahí dentro en lo más profundo de su ser y saber se está preparado para salir mientras todos desde el acantilado ven solo lo que ven sin darse cuenta que hay mucho mas detrás de lo que simplemente se puede ver.
Será el Destino el que de alas a la nave, quizá con carbón, con velas, qué más da. Volará sin más entre crestas y valles mientras los pequeños figurines que observen tal cosa se convencerán a sí mismos que es otro loco más el que navega libre, mientras quedan como siempre aferrados a la línea de flotación que tan sólo es el asidero por el que sobrevivir mientras aparentan la seguridad que no es propia, sino del suelo prestado de quien se lo cede.
Mientras, la incertidumbre, la desazón y el sentir la carga de tanto embate sin espera predecible no hace sino cegar los ojos tantas veces abiertos frente al recio viento que golpea amuras sin compasión. Su proa aguanta, casi se puede percibir una sonrisa en la oxidada roda que mantiene erguida las formas de la nave. Ella se siente bien a pesar de todo, pues sabe lo que hará su alma tras salir desde sus cuadernas con la vida de ella misma; volará sobre la mar con los mismos deseos, pues estos son los que le dan la razón de su existencia aunque nuevas rocas surjan, solo serán nada más que un freno temporal, nunca la propia muerte, imagen de quien la contempla desde sus atalayas de prestado.
Y la nave va, despierta por el golpe de una estacha firme que alguien le ha lanzado desde su viejo remolcador, como aquél de nombre Yelcho y pabellón chileno que también trajo la vida porque la esperanza nunca la habían perdido los sufridos tripulantes del Endurance de Shackleton.
Ya no hay nave varada, y su pequeño clon interior se ha vuelto parte de su gran clon primigenio que no era el primero sino su propia fuerza sombreada con forma de pequeña nave para sentirla entra tanta pesadumbre sin luz proa avante de su mirar.
Navegas, aunque no lo creas pues desde mi nave puedo sentir la espuma de tu proa romper la nube real de la mar y puedo escuchar el pantoque castigando tanta mediocridad flotante de forma rotunda.
Para la Dueña y Señora del Rayo que bien sabe ella que lo es aunque lo crea apagado de tanto disparar.
3 comentarios:
Vaya, Blas. Mira que le sacas partido a las cosas, eh?
Ni en mis mejores sueños hubiese adivinado un texto tan adecuado...
Pues que voy a decir... que da gusto leer cosas así.
Pásalo bien y descansa.
besos
En primer lugar decirte que tus palabras inspiran, me encanta como describes, el partido que sacas de un simple navio, la verdad... No conozco a otro que se merezca apodarse Blas de Lezo como tu te lo mereces :)
Agradecer tambien tus palabras en mi blog. Solo quiero vivir mas y es lo que voy a hacer, quiero inspirarme de verdad, me rodea mucha gente y mascotas y vivir en el campo a 3 km de mi localidad. La sierra pegada a mi, zorros y conejos se pasean por las puertas de mi casa, incluso un dia vi pelos de un jabali en un arbol, en mi terreno.
En invierno se cubre de nieve unos 3 dias y quiero vivir mas eso y estar menos en internet. Tengo una espada ropera ligerisima, hecha a mano por Julio Ramirez, el mismo armero que forjo todas las espadas de Alatriste, es una pasada y si quiero practicar mas XD
Un abrazo y gracias por todo
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