miércoles, 25 de noviembre de 2015

LA RELATIVIDAD



Todo es relativo, Einstein llegó al punto álgido de la cuestión cuando demostró que no se puede demostrar que un cuerpo  está parado o se mueve con movimiento rectilíneo e uniforme. Como según cada sistema de referencia, las leyes físicas son o pueden ser transformadas y en consecuencia los resultados apariencias y percepciones totalmente distintas ante un mismo objeto.


Todo es relativo,  a pesar de los de la sotana y de tantos viejos  camaradas de tantos bandos como puntos de referencia se dibujen a proa de nuestra vista. Yo me pregunto si todo es relativo, y hasta me atrevo a contestar que sí. De lo que estoy seguro que eso se refiere a nuestras percepciones sobre las cosas, pero también creo que lo relativo  cae en cuanto tomamos como base el  sistema de referencia, nuestro sistema de referencia, nuestros valores. Entonces lo que vemos, los resultados de  las evoluciones en el movimiento, en las acciones con  y contra nuestros semejantes son verdaderos valores absolutos inamovibles y claros desde nuestra perspicaz visión.


Esta versión me parece eficaz para seguir enteros entre tanta confusión de sentidos  e intereses, pero podría ser nuestra perdición si no fuera  este sistema de referencias fácilmente desmontable, que no por ello destructible; cuando la claridad llega desde otra dimensión próxima y sin embargo todo se hace gris y oscuro en la nuestra. Entonces desmontar, reconocer tales  referencias como mejores y adaptar nuestro sistema aunque nos cueste tanto como ganar barlovento  en medio de un vendaval.




Todo es relativo, la percepción del tiempo, el brillo de los ojos frente a distintas pupilas, el sabor de una buena comida ante  distintas noticias. Pero entonces, ¿cómo son en verdad todas esas cosas, acciones, valores, resultados, visiones?  Nadie puede saberlo. No podemos ver en los ojos de  tu  amigo, de tu novia, de tu gato, no podemos sentir las misma caricia en distinta piel, no podemos recibir el mismo viento  entre rociones, y aunque es a veces del mismo soplo y de la misma ola partida, tu compañero de amura seguro que le ha divertido o asustado, pero nunca de la misma forma.


¿Podemos juzgar? Quienes no se atrevan  lo harán en buena lid por ser en verdad muy difícil poder comprender la acción de otro, cuando sus sistemas de referencia son distintos y  lo que es grave para uno no lo es para el otro. Quienes se atrevan deberán saber que tendrán que aceptar ser juzgados  de la misma forma y con la misma rectitud de juicio. Lástima que por la misma acción puede que le castiguen el doble de lo que él mismo lo hubiera hecho.


Quizá lo que a uno le duela por más es ver a algunos  investidos  en sus mallas negras, perdón sotanas, tratando de implantar a la fuerza sus sistemas de referencia como los de la civilización y el orden de los astros buenos. Pugnando a base de presiones sobre la frágil y gastada clase política que bandea entre la mano izquierda y la mano derecha del mismo portal, pero logrando casi siempre que se mantengan estables estas formas de ver la realidad, sin manera alguna de desaprender, no ya para estos cansados hemisferios mentales, pero si para los vibrantes conjuntos  de fósforo  de nuestros descendientes.  No nos engañemos, si no nos dejan desaprender será porque en verdad les interesa, que de otras cosas y sistemas de referencia ya se han hecho cargo de desmantelar. ¿Sera que los de las dos manos del mismo portal les va mal esto de la relatividad? ¿A ver si es que así se les hace también relativo el asiento portador de renombre, poder y caudal?


No creo haber descubierto nada nuevo. La verdad es que es todo tan relativo que la final  se convierte en absoluta la dichosa relatividad sin lugar a más dudas.


Pero hay palabras que me  hacen dudar; Lealtad, Solidaridad, Libertad, Amistad, Amor, Sinceridad, Valor, Audacia, Temeridad. ¿Qué hacer? Parecen tan absolutas que duele cuando ese convencimiento que tú llevas hasta el tuétano de tus entrañas sobra cada una de ellas se queda hecho añicos al ver el significado distinto que le dan tus vecinos de tiempo y lugar. Es aquí  cuando me quedo con mi sistema de referencia, creo que  a esta edad no queda otra que defenderlo a capa y espada, ya no hay tiempo de ganar una playa, y sobre retroceder sobre él, ¡nunca!, resistiendo hasta el final con la propia vida interior. Al menos será lo que a uno le mantenga erguido ante tanto golpe relativo sobre espaldas y pechos despistados, golpes en los que mientras  te desangras te van rodeando sonrisas sin  apariencia de criminalidad, al fin y al cabo todo es relativo.





En el aniversario de la  teoría de la relatividad, un saludo relativo desde el castillo de popa  de esta nave sin más rumbo y mas destino que el propio de avantear.


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