viernes, 26 de junio de 2009

El hombre que no se movía.



Aquel hombre no se movía, no podía hacerlo pues no brotaban los estímulos con la fuerza propia para mover sus piernas. Miraba alrededor, buscaba las caras, los cuerpos, intentaba oír para después escuchar las voces que no lograba encontrar. Con el recelo de quizá no volver a incorporarse dejo que sus rótulas flexionaran las bloqueadas piernas y sobre la esquina de ladrillo que dibujaba el cruce de la vieja calle tantas veces recorrida en otros tiempos se dejó caer sobre la acera.


Tras una hora a la que persiguió otra comprobó que su sino podría no ser otro que la lenta muerte en soledad. Sentía la pérdida en su interior sin encontrar el por qué en el exterior. Nada comprendía cuando en la realidad estaba plagada su vida de gentío atravesado desde que el mismo locutor que cada mañana le daba la entrada al mundo real y hasta que el otro también conocido le arrullaba desde la cómoda donde brotaba su voz hasta hacerle regresar a la virtualidad del sueño en el que sus realidades se mostraban desnudas.

Pero el movimiento que deseaba su ánimo no se traducía, el cielo azul como el añil del arbusto recién obtenido parecía alegrar su triste sueño material sin refrescar al de onírica seña. Cada instante relativo era un punto de valor infinito en el espacio y tiempo del sufrimiento que acumulaba por no moverse. Sabía que la vida real era tan real como mísera sin el verdadero batir de la imaginación reflejada entre sueños convertidos en proyectos por los que latir; sabía que nada podría valer su ya viejo músculo sin los que había conocido y sin mas extrañaba por no sentirlos cerca.
Pero una voz quizá imaginada, quizá un susurro llegado como interferencia hertziana, quizá por su propio grito inconsciente entre tanto retorcimiento vano por irreal, quizá porque así debía de ser esa voz entró hasta el interior y con dificultad al principio pero con la rapidez que da la franqueza de un corazón limpio la nave comenzó a andar. Un poco de espuma al principio, pura estela después. Los corazones nunca se habían marchado, los sueños reales existían pues si eran reales era porque se habían cumplido. La neblina producida por la propia tristeza sin explicación había detenido el navío que portaba su corazón, neblina que había trasformado arrugas de sonrisa en arrugas de desazón.

La voz se fue pero sin saberlo ella su esencia quedó en el corazón, el pálpito recuperó resuello, las piernas caminaron al fin, el sueño devolvió su impulso a la razón y el hombre al fin caminó. Esta vez no hizo falta sentir el pitido regular de las seis y media de la mañana, no estaba dormido, el sueño había sido verdadera realidad soportada en pura consciencia que le devolvió la vieja sensación perdida de amistad.


Las risas de los corazones extrañados regresaron y comenzó a caminar mientras recordaba los susurros imaginando las arrugas que sus sonrisas, convertidas a ratos en risas, formarían en sus rostros. El coche ya enfilaba la gastada autopista hacía la capital mientras una canción de "Hombres G" rompía a buen volumen el amanecer y hacían volar los 187 caballos del coche…






Después de mil y pico noches
Sin nada que perder
De estrellas escondidas al anochecer
Me duermo en los colores
Que me han visto crecer
Siento que en mi alma empieza a amanecer
Abro las cortinas
Es un nuevo día
Y me siento bien
Como si todo empezara otra vez
Me siento bien
Me siento bien
Y es que estoy de p... madre
Soy un hombre feliz
Ahora creo que sé por donde quiero ir
El camino más corto
El secreto de vivir
Ahora lo comprendo todo
Ahora sí que sí
Es un nuevo día
Que me da la vida
Y me siento bien
Como si todo empezara otra vez
Me siento bien
Me siento bien
Es como un despertar
De luz especial
Es como un sueño pero real
Me siento bien
Fenomenal
Hoy siento que algo me hace flotar
Como un milagro pero de verdad
Abro las cortinas
Es un nuevo día
Empieza mi vida
Y me siento bien
Como si todo empezará otra vez
Me siento bien
Me siento bien
Es como un despertar
De luz especial
Es como un sueño pero real
Me siento bien
Fenomenal

2 comentarios:

Armida Leticia dijo...

Me siento bien...a pesar de todo, me siento bien...

Saludos desde México.

Anónimo dijo...

'La neblina producida por la propia tristeza....'

Qué gran verdad, la tristeza nos suele crear un aura especial...