viernes, 25 de septiembre de 2009

La sangre perdida

Si, los he roto, en mil pedazos
y como lluvia planean sobre ti
tristeza que sonríes sin vergüenza en los ojos
que me aturden cuando miras expectante.


Cuerdas vibrando entre la ceguera real
que hierve sobre el río de la maldad
mientras recompones tu vida cuarteada
entre lunas y soles que la tejen ajenas a tu caminar.



Barrotes fundidos por cañones de mantequilla
que son mil besos imaginados en la vieja capilla
con San Antonio resignado por tu simple amargura
mientras bebes olvidada por tu propia voz.


Nada vive sin tu propia intención,
nada respira sin que invisible se pierda
entre los golpes de tu viejo corazón
ahíto y enfrentado por un sueño perdido antes de su creación.
.

Luces de vástago, sueños de infante

que no los destrocen un maldito instante.

1 comentario:

Anónimo dijo...

(Con esa canción de Los Secretos, cualquier texto se ensalza.) Evidentemente, a las palabras que nos brindas, no le hace falta ninguna melodía. Cantan por sí solas. Magnífico, Blas, magnífico.