Navegamos aproados al viento que detiene tozudo el andar
tensas las escotas, largado el trapo por cazar algún nudo más.
¡Maldito viento! hijo de la tozuda realidad que al grito de todo atrás
nos detienes sin descubrir la causa de tu origen, el por qué de tu soplar.
tensas las escotas, largado el trapo por cazar algún nudo más.
¡Maldito viento! hijo de la tozuda realidad que al grito de todo atrás
nos detienes sin descubrir la causa de tu origen, el por qué de tu soplar.
El viejo comandante apoyado observa su tripulación luchando sin parar
entre gritos y órdenes que chocan con la verdadera explicación
desconocida a quien nada quiere ver, salvo la que le dicta su razón.
Mientras, él mantiene la calma pues sólo él sabe que queda esperar.
Viejos dioses de mares ignotos en su nacimiento
¡dadme la clave ya manifestada al viejo capitán
para que así mi alma serena navegue contra marea y viento!
Viejos dioses os demando desde mi imberbe soberbia:
¡hacedme viejo para olvidar este escaso andar
que es empujar con fe sin resulta, para así sin ella terminar!
1 comentario:
Oiga, pues el viejo comandante debería participar más, que tenemos a la tripulación bregando y él con sus contemplaciones!
Publicar un comentario