Racimos de rayos escondidos por resignados
ante la lluvia tenebrosa como mil bombas trenzadas
por hilos líquidos helados y sin fuerza propia,
amorfos, sin otra historia que el desprecio de etéreas nubes.
Donde está lo que no se encuentra
tras un corazón que llora sin sal
olvidado entre algún cabo perdido tras la última esquina
en la que se olvidó la ensenada donde la nave moraba
expectante por tu risa, ansiando las huellas de tu mirada,
porfiando por sentirte tensar sus escotas,
deseando estar lista para la próxima virada de tu esquivo corazón.
En silencio, ciego y sin rumbo pervive decorando sin alumbrar
desde sus ojos que añoran el flamear de tus velas
como miradas golpeando su suerte, avivando su corazón,
sin escuchar latidos, sin percibir sentidos perdidos,
entre temores inventados a los que disculpar sin remisión
la ceguera de no ver tu proa apuntando serena y sin temor.
Luz de alcance, tope de proa y faro del fin.
Como nave perdida entre mas naves de igual canción
todo se lleva cómodo entre el arco gris de la resignación
sin esperas, sin encuentros de nuevas crestas
que las lunas reflejen en las noches de ardiente navegación
sorteando a la suerte esquiva para así lograr encontrarla
cuando huya por preferir otro lugar y diferente canción.
Medio brazo por un golpe que abra en carnes la mar perdida por no saber encontrarla.
1 comentario:
Eres un tallador de diamantes...
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