domingo, 21 de septiembre de 2008

Retorno al Reino

El navío casi sin fuerza, sin un deseo real de encaminar sus velas hacia ningún lugar acaba de varar en la playa de la Isla. No hay tripulantes a bordo. Mientras el sol va dejando su estela en oro, en naranja, quizá en rojo, las olas suavemente dan la bienvenida a este navío que se hallaba perdido en la inmensidad de las aguas. Sus besos de sal sobre las cuadernas le recuerdan que es querido, que siempre es deseado sentir el tacto de sus maderas de roble perfumadas de brea ya gastada entre la arena blanda y la mar en calma de sus calas.

Al fin descansó, tras duras singladuras en las que navegó creyendo perdidas sus Islas, las Escindidas. Con tal duro sentir comenzó la quilla a abatir su derrota convirtiéndose tales palabras en terrenales que el viento en su cruel andar repetía sin cesar, “ es la derrota la que te abatirá”.



El sol, sabio disco de infinito rotar, presto a su retorno brilló como si en plena calenda de julio aquel septiembre tornara. Fue así, sol, ánimo y amor lo que al navío el rumbo devolvió su marinero andar, su seguro navegar hacia su reino, hacia sus islas, por un momento de infinito lamento, perdidas y de nuevo encontradas.


Descansa ahora sobre la blanca arena fina tan sólo hollada por las aves, el viento y por fin de nuevo por tu quilla de alma de roble y piel de cobre. Comienza de nuevo tu reino.




5 comentarios:

MATISEL dijo...

Me alegro de que el navío vuelva a navegar de nuevo y encuentre sus islas perdidas.

Besos

Alicia Abatilli dijo...

Excelentes imágenes, buena música y tu relato tiene tanto de mí.
Son historias que se cuentan pero a veces nos las hacemos nuestras.
Un abrazo.
Es un placer leerte, como siempre.
Alicia

Anónimo dijo...

Un nuevo reino por descubrir... Bienvenido ese navío.

Silvia dijo...

Que los vientos sean propicios para una buena singladura.
Un abrazo

Armida Leticia dijo...

Te dejo un saludo cariñoso desde México.Gracias por tus palabras de solidaridad.