jueves, 23 de julio de 2009

Sentirlo


¿Sentirlo? Eso ya es vivirlo.

Venas que sienten quemazón tras el frío
que retorna para dejar marcados fuegos
como rios de lava que se refugian como rescoldos
entre los pliegues provocados por la plena ebullición.

Quizá fuera en Utopía, ese lugar nunca encontrado,
isla de tantas costas rodeadas por el mar de la realidad,
enorme islote mil veces golpeado y otras tantas vilipendiado
por quienes son creyentes por en ello no creer,
o por ser videntes ciegos de lo que nunca vieron.
Tristes almas pobres por negar a Utopia
que alimentan sus vidas con la esperanza de otras
a las que se plantean llegar por la propia resignación.

Entretanto marcamos en la carta rumbos
de viajes ocultos, pausados en la verdadera calma,
a la espera que un terral en suave engolfe las velas,
tensando el aparejo dando arrancada,
zarpando al fin desde el viejo abrigo de la necia realidad.

Dibuja el espejo que cierra tu nave la estela definitiva
Caminos que no has de volver a pisar
mientras mil ventanas se despiden sin aún abrirse
sobre las coloreadas fachadas de tu ciudad
todavía dormidas en la noche real
que allí queda vencida para siempre.




Avanzas, tu roda hinca su filo rasgando mares
ahora convertidos en viscosas razones
que pretenden impedir tu partida.

Al fin, como Penélope logró tejer su viejo encargo,
la razón quedó presa en el odiado último jubón,
mientras el sueño lento brotaba indemne
de entre los monstruos de la razón.

Navegas ya, tus recuerdos te siguen mientras se alejan.
Brillos a proa como huracanes templados te empujan
tirando desde el cabo imaginario que es la pura ensoñación.
Utopía espera millas avante de tu situación
donde el sol erguido mantiene en mayúsculas su altura.

Sigues navegando,
tu brazo al timón,
tu mirada al compás,
tu esperanza crecida tras la partida que ha poco empezó.











Yo, El rey de las Islas Escindidas

1 comentario:

Anónimo dijo...

Joder, me quedo con la canción.......