Puntualmente como mandan los reglamentos ya tenemos el reloj con una hora menos en su ventaja al sol en la Europa esta de la industria y la economía feroz. Continente que anda tambaleante en sus horas mas bajas de dinero y pujanza de cualquier época en que la guerra no estuviera asolando sus tierras por las mismas razones de ansias por el dinero y pujanza aderazadas por la humana avaricia.
Unos dirán que tal cosa afecta a unos biorritmos que uno casi no sabría encontrarlos estos días de otoño, que este año parece tímido infiltrándose poco a poco con cierto retraso en los fríos y las lluvias, aunque parece que al fin entra por la latitud cantábrica en la que me encuentro tales humedades y frescores. Otros dirán que los ahorros energéticos producidos son tan rentables que de ahorros pasamos a sumergirnos en cascadas de kilovatios hora recuperados en pos de la sostenibilidad de un planeta. Mientras este, el planeta, ya prepara su venganza sobre nosotros sus inquilinos de malas pulgas y poco sentimiento de responsabilidad hacia el dueño del “pisito” en el que vivimos. Y todo porque semejante arrendador de curvilíneas líneas hasta hace nada nos daba por poquita cosa, permitiendonos cualquier capricho y asumiendo él mismo las oportunas reparaciones.
Creo que hace poco pasó a ver a su médico de cabecera y este como buen facultativo hijo de la medicina "defensiva", sin medida ninguna le recetó un TAC de urgencia. Incrédulo por la respuesta de su médico el arrendador o sea el Planeta acudió al lugar. Tras dejarse hacer estudio esperó nervioso el resultado. "Diagnostico: Tumor humanoide con enconamiento religioso, Urgente tratamiento." Aturdido, corrió al especialista y este con una gesto de consternación le indicó que tenía mal cariz su enfermedad, pues la medicación disponible para reintegrar a tales inquilinos que se aferraban a él al buen caminono sería de exitoso resultado ya que llevaban entre sus genes un refuerzo en forma de extraños símbolos que los daba la fuerza para seguir en sus trece sin entrar a razones. Habría que “abrir y sacar todo aquello”, y aún así tras la intervención ya se vería el tiempo que tardaría el arrendador, o sea el Planeta, en recuperarse y dar vueltas sobre sí mismo con la misma alegría que antes de que aquella enfermedad se extendiera de forma imparable al grito de “¡Creced y multiplicaos!”.
Mientras, desde las bacterias humanoides, componentes principales de la enfermedad planetaria, se estrujaron las neuronas en la búsqueda de la salida a su eterna huida hacia adelante y con rapidez, aunque no estoy seguro de si verdadero acierto, elaboraron la forma de compensar las primeras reacciones del arrendador contra ellos. Unos se vistieron con largas túnicas frente a grandes esculturas de impactantes formas, o alrededor de piedras con formas regulares, o simplemente ante cualquier símbolo al que dotarle de poder y así pedir lo que no eran capaces de hacer ellos. Otros investigaban e investigaban, siempre con el permiso que las monedas de los que a duras penas las soltaban para hacerlo.
Poco a poco el arrendador fue reaccionando mal y con mas brusquedad pues aquella urticaria humanoide, en vez de menguar a cada huracán, tornado, terremoto, inundación, ola de calor tras la misma en frio, incrementaba sus alas para multiplicarse aún más.
Y llegó la hora de la intervención, el arrendador acudió al hospital de planetas sito dos galaxias mas allá de la suya, justo cruzando la vía láctea a través de un agujero negro que hacía el servicio como paso subterráneo. El cirujano estelar lo saludo cálidamente haciendo estallar dos pequeños meteoros entre sus respectivas órbitas dándole ánimos y así calmando su ansiedad. Por algo le llamaban el dios de la cirugía planetaria y era respetado en todo el universo desconocido. Ya en el quirófano poco a poco fueron durmiéndole con un anestésico indoloro y de rápida actuación conocido como CO2. Lentamente un calor soporífero le fue rodeando a lo largo de toda su redondez entrando de forma fugaz en un letargo profundo que al fin le devolvió el descanso perdido hacía algunos cientos de sus propias vueltas por culpa de semejantes inquilinos.
Estos, sin saber las razones empezaron a detectar esas nubes de CO2 a las que llamaron gases invernadero, calores y problemas se dispararon de forma exponencial al tiempo que transcurría, mientras la preocupación crecía de forma más lenta. Entretanto, la luz que antes recibían sin problemas cada vez llegaba con menos fuerza, los niveles de las aguas crecían sin explicación estropeando paradisiacos lugares masivamente disfrutados por los molestos inquilinos, los desiertos tan solitarios crecían y las enfermedades eran cada vez mas raras.
Estos, sin saber las razones empezaron a detectar esas nubes de CO2 a las que llamaron gases invernadero, calores y problemas se dispararon de forma exponencial al tiempo que transcurría, mientras la preocupación crecía de forma más lenta. Entretanto, la luz que antes recibían sin problemas cada vez llegaba con menos fuerza, los niveles de las aguas crecían sin explicación estropeando paradisiacos lugares masivamente disfrutados por los molestos inquilinos, los desiertos tan solitarios crecían y las enfermedades eran cada vez mas raras.
La situación, como al ahorcado, les forzó y comenzaron por crear comisiones de estudio que estudiaban mucho, pero tanto era el estudio que las conclusiones no acababan de llegar. En el Centro Hospitalario Estelar el cirujano continuó con su trabajo y al fin, de un corte definitivo fue haciendo que como verdadero pus supurasen tantas bacterias humanoides tal que de la lava de un enorme volcán este los expulsara de sus laderas a las que pretendía aferrarse como a la vida que habían destruido ellos mismos.
El planeta tras el periodo propio de reanimación y despertar después de semejante intervención retornó a su vieja órbita con alguna receta que tomar en un principio y otros millones de años más por delante en los que poder poner de nuevo en alquiler su redondo hogar a otra especie con mejor sentido de sí misma…
… Acaba de sonar el despertador. "¡Vaya! Tenía que haber atrasado la hora. No importa", pensé mientras me daba la vuelta en la cama con la tranquilidad de que la sostenibilidad es una verdadera preocupación del gobierno.
Yo ya me pondré a ello más adelante...
Creo que voy a llamar a James Lovelock cuando me levante... bueno mas tarde.
4 comentarios:
Buen símil, la humanidad como una enfermedad de la superficie de la Tierra... eso dijo alguien alguna vez. Ojalá te equivoques. Saludos :)
Madre de Dios!!!! menudas elucubraciones aún sin levantarte.......Mis sueños esta mañana se reducían a churros recién hechos. Para todo lo demás, sigamos soñando que salvaremos el mundo.Y los sueños............etc...
Mientras existan personas que buscan lo mejor, la tierra tiene posibilidades.
Eres unas de ellas.
Gracias.
Alicia
El horario ese, funciona para países que se encuentran al norte del Trópico de cáncer, pero no para nosotros que estamos a 19N de latitud...pero...bueno, ¿para que polemizar?.
Saludos desde México.
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