miércoles, 24 de febrero de 2010

Última carta. El Viejo Dragón vuelve a la mar...



Ya parecen como si las hubiera vivido desde el mismo alumbramiento. Viejas islas de Sawabi o los siete hermanos. Os dejo en calma, pues sobre mi buque con nombre propio de los viejos mares donde el sol siempre esta brotando, vomitando el fuego propio de Dragón a través de su guardacalor metálico que contenía los 21.000 caballos entre pistones, bielas forzando tal potencia sobre el rotundo eje ya rendido a su sino de ver la vida en 360º navego. Como digo el Sea Dragon recobrada su vida, daba con el ancla de estribor firme en el escobén de la misma banda.

Un golpe del tifón como saludo a quien me acogió estas días en los que el ánimo de mi nave no estaba para partidas o retornos, fue todo lo que mi exterior hizo por despedir a las islas que cuidaban el acceso o la salida al enorme Indico donde, tras un intermedio que tedioso se plantaba entre ansias llamado Golfo de Adén, al fin la mar abierta y sin límites se plantó ante mis ojos casi tan salados como el agua donde la quilla de mi corazón surcaba sin escatimar en consumos o autonomías, que eterno es el combustible de la libertad cuando esta reside en el interior de los viejos corazones por muy jóvenes que estos pretendan sentir.

Maldivas, Lanquedivas, vieja ciudad de Cochin o puerto aciago de Bombay, donde en otros tiempos algún hermano de mar perdió su vida, que no su alma, entre fuegos y explosiones mordientes sobre su piel sin derecho a recuperarla. Sol implacable que la toldilla orgullosa y aliada entre mil parches y reparaciones sobre si misma, cerraba el paso de sus temibles rayos que en semejantes latitudes a cualquier piel podrían destruir.

Calma en la mar, calma en el corazón y de tal guisa la resistencia ceja ante lo que de lo contrario de tenacidad traspasara sin permiso necesario a necia tozudez. Como digo, como siento, la nave va y se regocija ante vientos de mil orígenes que le saben a nada cuando el mismo sabe a dónde desea llevar su alma, como en claro y meridiano sentido un viejo filósofo germano escribió, solo hay vientos buenos para quien sabe a donde quiere llegar.

Sol, viento, mar y tierras lejanas imaginadas pero sin deseo alguno por pisar sus orillas. Imaginarlas es bastante pues es la misma mar la que trasmite su sabor lejano y de idílico sentido. Recuerdos de derivas al sur de Cabo Dondra, casi tres singladuras sin gobierno hasta sacar al viejo Dragón de su letargo entre dolores y  continuos temores para  poner proa hacia Malaca cruzando el Golfo de Bengala de nombre fantastico, al que las imágenes leidas  dejan a uno clavado entre los versos de la pura prosa de Conrad. La temporada de lluvias nos quiere coger en sus  cortinas opacas de aguas y malos  vientos, pretendiendo hacer de todo ello grises a  los tiempos, más sin miedo atravesaremos y por más que mar encapille nuestro buque, la nave saldrá.

El viejo Dragón vuelve a la mar mientras el polvo del viento huye a otro lugar…



Sueños tronando sobre el desierto de arenas
trenzadas entre mil cables como tentáculos
cerrados a la espera de la explosión temida,
liberación brusca desde el ínfimo hueco
en el que por tanto tiempo penó guardada.


Puente de interminables brazos sensibles por humanos
aferrado a la tierra que lo sostiene ignorante
que del mundo inverso sobre el que como arcano soportaba
él era el sostén sin sentir por tal tropel en risas y algaradas.



Vieja escota de paciente y oriental tempo
con su roto y gastado as de guía
que al puente aferrado lo mantenía.
Desciende tu alma libre sin conocer su destino
sobre tal valle lejano al que siempre temiste caer.



Tiempo agrio por lo sentido,
luto por lo perdido entre lo ganado,
pues la gota en la lluvia es como el rio en la mar,
lo malo es mínima veta en la mina del bien.



Así el recuerdo aturde lo negro del mal
devolviendo lo humano, lo sentido, lo vivido…



Donde lo Bueno será lo que siempre permanecerá.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenos tus versos y tus letras marinero. A asirse a la mar…

Un placer leerte.

JoseVi dijo...

Me deslumbras Blas de Lezo, me deslumbras XD. Veo que sigues en los mares, en historias de valientes marineros, entre narrativa y poesía

Decirte que no hay ningun pozo negro.

Tal vez adversidades en la vida. He encontrado en Bequer, Edgar Allan Poe y tal vez un poco en Lovecraft una esencia distinta, mas en Bequer y Poe como romanticos , pero he estudiado un poco el terror de Lovecraft.

Como persona me gusta escuchar y ya mi vida mi ventura transmitia un buen corazon y batallas. Pero ahora mi personaje, donde soy yo mismo, disfrazando mi vida real en 1830 pretendo en mis relatos usar esa comprension humana para los muertos. Quiero con este libro romper la mecanica y tecnologia que nos apresa, que la gente tema de los bosques, ruinas, castillo, en nombres y lugares de mi zona, porque amo mi tierra.

Con el siglo XIX puedo ser mas filosofico, va mas con mi vida rebelde contra los abusos e injusticias. Me permite mas llegar al corazon de las gentes, porque una mente de niño... puede vivir en un mundo cruel y tal vez... sea para ayudar a alguien o a si mismo

Me queda medio libro pero... lo tendre para mayo. Lo que pasa es que tengo un amigo aficionado a fotografiar casas abandonadas, fotografo profesional, mi santa madre me preparara ropa del XIX y las fotos serian para septiembre (por el calor de verano) quiero tambien paisajes otoñales. ¿el libro? Puede que en noviembre.

No espero ser nunca nadie, pero si hace falta vivir miedo de verdad para escribir, lo hare. En mi libro hablo de sueños con mi abuela difunta, dare lo maximo de mi.

De pozos negros... no me voy a suicidar, tranquilo XD, me queda mucho por escribir XD

Un abrazo