Hace muy poco que ha caído en mis manos la entrevista hecha por Iñaki Gabilondo a Jose Luis Sampedro, (gracias Neil), y escuchar semejantes razones simples, claras, humildes pero resolutivas ya solo en su significado, aglutinantes en la capacidad de aunar los sentimientos reales que tenemos todos sin excepción, y me atrevo a decir tal cosa porque en nuestro interior sabemos que este sistema que debería su base a unos principios ya no se sostiene porque esos mismos principios se han socavado de forma lenta pero progresiva por quienes tenían el legado de nuestro voto y con la responsabilidad terrible de nosotros mismos por dejar sin ver.
Pero como dice Jose Luis, nos queda lo que siempre tuvimos aunque a veces lo prohibieran los iluminados de siempre y cualquier lugar, sin más éxito que un escaso periodo de tiempo en cada sociedad y momento vestido de “puerta al mar”. Y lo que nos queda no es otra cosa que Plaza, Pueblo y Palabra.
Plaza, donde poder vernos quienes deseamos cambiar esto sin muchas veces saber cómo, con mil ideas distintas fruto de nuestras propias creencias, culturas, formaciones, pero con algo decididamente claro que no es otra cosa que la no creencia en vanas y fútiles palabras desgastadas por quienes en coche oficial, y confundiendo a la política con el fútbol, nos mantuvieron a muchos en la dinámica ciega de la confrontación que a ellos tan bien les viene. Una plaza con árboles o sin ellos donde la sombra la aporten el dialogo sin restricciones donde las caras se conozcan por sus intenciones; trabajo extenuante donde nosotros como Pueblo tenemos la obligación, la necesidad de sacar adelante nuestra sociedad donde los intermediarios sean palpables y responsables en el caso que decidiéramos darles alguna responsabilidad, y no como los que ya se arrogan cometidos por saberse votados y tener una mayoría en la que la resignación por no haber nada mejor o el miedo a que no venga algo peor oculte lo que los receptores de tantos votos ya saben y usan últimamente con excesivo desparpajo sin siquiera aportar algún plan, propuesta creativa, incluso conjunta sin que por ello la palabra traición política se convierta en acusación mas propia de tiempos que me atrevo a calificar de remotos.
Es la Palabra el mayor arma de que se dispone, con la que desarmar a veces con mucha paciencia argumentos tan falsos como profesionales que, tras las coartadas con las que siempre nos hacen callar: crisis, dictado de las elecciones, economía, costumbre y tradición; palabras que son tan reales para tener en cuenta como para no tenerlas por enemigas sino como el acicate con el que sacar adelante las soluciones sin
temor al fracaso, pues esto que tenemos ahora es en verdad un fracaso.
La palabra como verdadera arma de destrucción masiva de la mansedumbre y la desinformación, la palabra sin complejo de quien comienza a pensar y expresa lo que cree es, o podría ser el verdadero futuro con el que hay que abrir las puertas de tanto sótano cubierto con la herrumbre de la resignación engrasada de subvención para respirar el aire fresco de lo que espera fuera. Parece algo maravilloso pero no lo es y no lo será pues son estos momentos de verdadera crisis, cuando las cosas son terribles para tantos instantes en los que hay que mantener la calma ante el desánimo frente a la sencillez del no pensar y dejarse llevar; aunque en la dejadez el destino sea el semejante desatino de que nos arruinen los de siempre y lo paguemos los de siempre desde nuestras arcas que bien alimentamos día a día y mes a mes.
Plaza, Pueblo y Palabra, es la fórmula del secreto a voces que un hombre como él plasma tan bien en sus palabras cargadas de la experiencia de vivir el fin de la Restauración, ( en mi opinión a veces tan parecido al régimen actual), la dictadura de Primo de Rivera, la II República, la Guerra y su legado de cuarenta años para que no arruinemos lo que parecía prometer y como el papel mojado ya empieza a no sostenerse.
Me ha emocionado escuchar semejante alegato a favor de los sueños que si los mantenemos despiertos con esfuerzo podemos llegar a rozarlos.
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2 comentarios:
Un aplauso para Jose Luis Sampedro y otro para vos Don Blas
Me agrada el acercamiento a una persona única y especial. No hace mucho leí "Escribir es Vivir", donde expone su biografía y proceso de creación como autor. Me gusta como escritor y sobre todo como ejemplo de persona.
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