martes, 15 de noviembre de 2011

Llegó, sin querer




Llegó sin querer,
y queriendo dejó humilde su mandato
mientras, la nube de lluvia como promesa
comenzó a  regalar entre gotas la calma de la risa
sobre cien suspiros  sin complejos que ya vuelan
al golpear mi espada de madera poderosa,
con la que vencer a dragones infaustos
cargados del dolor por el miedo a la libertad.

Loco, loco  sin el apresto por  lo visto
pues la vida frente a  la vista se  marca
sin otro ruido que el frugal aleteo sin mal  deseo
por abrir tu mirar al cielo libre de las nubes del fracaso.
No me importan si ves en mi andar las suelas del payaso
que por amor se vuelca al fin del siguiente paso
sin temor ni amor por el pasado, perdido, dejado,
sin pasión ya recordado
como lo que muere por ser  sin más asesinado
entre  arcones sonoros de los metales que el alma hace vil.

Viejo árbol que siempre observaste  desde   tu ramaje
las vidas corridas,  por no reposar sin tregua perdidas
entre sueños perdidos que sin duda es posible recuperar.

Dame tu savia, deja  la luz que atraviese sin freno
 a este corazón tantas veces de piedra sin saberlo.
Loco o cuerdo, ya palpita entre los acordes de la verdad
que no son otra cosa que sentir el viento en pura realidad
mientras acaricia la piel con el alma frente a golpes sin moral
desde la ceguera  que tan solo es maldita por temporal.

Luz  en destellos
poco a poco  unidos hasta ser  día
donde la  suerte sea un buen deseo
mientras el amor se vuelque para  dormir vivo
entre poros y pieles de quien lo desea
aunque como  la Cibeles de piedra sea.




…Y olvidemos  todos al Banco Central

pues tan solo nos dejara grabado su propio  mal…

1 comentario:

Anónimo dijo...

Luz en destellos poco a poco unidos hasta ser día donde la suerte sea un buen deseo mientras el amor se vuelque para dormir vivo entre poros y pieles de quien lo desea aunque como la Cibeles de piedra sea.

Impresionante

Da gusto leerte