Llevo una semana entera de trabajo hasta el final de cada día y tras este mi cabeza seguía embebida en las decisiones tomadas, las que se han de tomar y si ambas navegan en la senda de la correcta enfilación. Llega de tal guisa uno al fin de semana sin muchas ganas de escuchar diatribas de “tertulianos” radiofónicos o imágenes de los logros de esta sociedad tan avanzada que permite las eternas injusticias desde las sempiternas manos, aunque con la tecnología más desarrollada para así seguir manteniendo un status de equilibrio entre la miseria y la riqueza sin estridencias en la generalidad.
Quizá en el fondo del mar igual que a cien kilómetros sobre la superficie terrestre todo estos devaneos con la realidad fueran innecesarios como también las pasiones humanas que los producen y será por eso por lo que allí no vivimos sino aquí, sobre Gaia. Hace ya algunos millones de años que este famoso casero nos abrió sus puertas a la vida con un contrato de principio perpetuo, permitiendo el desarrollo de la vida en estado puro. Es esta vida que en su grado sumo de libertad dio por rey de la finca a una especie dotada de capacidades que la llevaron a las cotas nunca antes conocidas de desarrollo técnico para el bien y el mal. Lástima que en tales cotas de desarrollo a este humano la soberbia le llevó a despreciar al dueño de la finca y arrogarse con creer ser la especie elegida por un dios elegido a su imagen y semejanza en algunos, en otros reencarnado en su esencia y así sucesivamente, siempre sin aceptar la vigencia del contrato del verdadero dueño de la finca de nombre Gaia.
Las mentes ahora vigentes quizá no estén concienciadas pero lo que si están es asustadas pues hasta en los templos de gruesas paredes ya se empieza a notar los rigores que la fuerzas de la naturaleza empiezan a plantear. Los avisos ya han comenzado con pequeños toques en los que se atisba levemente que la salvación divina no solventará el contrato de vida eterna en la tierra a los que de verdad están vivos. El veneno de la frase “creced y mutiplicaos” ha calado de tal forma que con su cumplimiento extremo no habrá energía que lo sustente, no habrá alimento que lo sacie, no habrá tierra que permita semejante locura. Sin embargo la prole del inquilino no para de crecer, (gracias Ratzinger y colegas del mismo negocio en distintas versiones), y el dueño de la finca comienza a enfadarse.
En la parte alta de este imaginario “triplex” terrestre que tenemos en alquiler seguimos dilapidando sin controlar el gasto. Tranquilizamos nuestras conciencias con un reciclaje propio de los setenta en los procesos industriales, (end of pipe). Todos sabemos que esto del reciclaje es la coartada para seguir comprando más y más envuelto en vistosos materiales que luego ya reciclamos. Nadie se ha planteado que reciclar supone generar un depósito donde llevar el residuo, un trasporte que lo lleve a una planta de reciclaje y tratamiento y con el resultante mantener un depósito de residuos ya inertes. ¿Cuánta energía supone eso? Nadie os lo dirá. ¿Cuánta energía de las térmicas de carbón, de la plantas de ciclo combinado de Gas natural, de las nucleares de turno, etc…?
Nadie se queda con las famosas “TRES R”, que además de la última conocida por todos a la perfección que dice “reciclar”, le preceden las de Reducir y Reutilizar. Pero quizá no interese tales vocablos a una economía basada en el consumo reducir este o reutilizar lo que uno dispone en otros usos. Lo interesante es hacer gestos al tendido como lo de los 60 minutos por el mundo con los que tranquilizar la conciencia, algo tan poco imaginativo como resultón, similar a los gestos tan vistos y tan tradicionales de la oración y la esperanza en una fe divina que confía en los dictados de un dios al gusto de cada civilización que nos protegerá del dueño de la finca, pues ya se encargará de castigar de forma individual al que mal se comporte aquí y premiará al bueno allá. Así nos olvidamos del problema real, pues este mundo tan solo es un valle de lágrimas.
¿Qué hacer? A veces creo que nada y las más me conformo estar a bien con mi conciencia, pues creo que no queda mucha salida a nuestra estancia en la tierra. Los saurios dominaron la tierra y desparecieron no sé si bajo un diluvio, por un meteorito o por lo que fuera, nosotros dominamos la tierra, pero creo que Gaia se está hartando y no recibe buenas vibraciones de cambios desde nuestro lado.
Luchar por un mundo más justo es algo complicado porque la justicia aún no es universal. Esto hace que los niveles y puntos de vista de esta sean tan diferentes que uno contempla combates y “justas” por la fe, por la igualdad, por la verdad que no acaba de entender. Vivimos ahora una crisis brutal los de los pisos altos del Triplex, los del sótano siguen sufriendo como sufrían. Aprovechemos la crisis para mirarnos hacia dentro, guardemos en la memoria los miedos a la pérdida de la seguridad económica y laboral para ser cautos, para reducir el consumo y con ello el derroche de la energía que solo acarrea destrucción a futuro; reutilicemos las cosas que nos rodean, intercambiemos entre nosotros el valor humano de nuestras capacidades sin ansia por el lucro.
Es todo tan simple como hacer lo que uno sea capaz de hacer, pero de forma constante y sin aspavientos de un progresismo que raya en el puro lucimiento de lo políticamente correcto o de guitarra y canciones de iglesia dominical. Ánimo y adelante, mirad a vuestro alrededor, hay miles de cosas que podemos esforzarnos por hacer.
Hay otra frase que dice que un grano no hace granero pero ayuda al compañero.
2 comentarios:
Yo es que estoy casi casi desencantada de todo......
Lo de los 60', otra forma más de desviar las conciencias hacia lo no importante.
Como siempre, que pensamos que con estudiar el día antes, se aprueba.
A ver si algún día los esfuerzos son realmente porque creemos que tenemos que hacerlos y no por aparentar.
Un saludo
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