sábado, 24 de abril de 2010

Sentido Invisible. (De la Razón y el Corazón)



No estás invisible sentido,

no estás pues encontré tu vestido

de clase real, entera razón y verdad

que al verlo muda dejó mi estúpida faz.




¡Vete! Mascullan furiosos los diablos

cansinos, sin conciencia de humanos

por cegar tu mirar

 en su último andar circunspecto

 entre mil desvíos que urgen descartar.

Ángeles furiosos por lograr

que de nuevo la razón en forma de vestido

sea como  antaño tu eterno disfraz.



Desnudo sentido,  ola en movimiento

expresada en vital y  humano sentimiento,

flameando invisible

 cual frágil vela a merced del viento.


Deciros desde este navío

al que aferrado a vuestra lona lleváis,

 que ni en mil vidas inmerecidas

alma frágil me podréis parecer.




Por vuestro sereno remolque trabé terribles arrojos

que en verdad me demostraron su febril acierto

solo con poder descubrir la sonrisa en vuestros ojos.



No es ya mi deseo el veros,

pues cuando la razón vuestra vista  brindó,

no pude  ser capaz siquiera de  sentiros.

Por ello os ruego espíritu liberto:

Seguid como espectro de tal guisa

que no es mi razón la que os busca

sino el corazón que añora su risa.



“No hay razón para el corazón,

pero siempre será este último el motivo

que te convertirá en dueño de tal convicción”


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