No estás invisible sentido,
no estás pues encontré tu vestido
de clase real, entera razón y verdad
que al verlo muda dejó mi estúpida faz.
¡Vete! Mascullan furiosos los diablos
cansinos, sin conciencia de humanos
por cegar tu mirar
en su último andar circunspecto
entre mil desvíos que urgen descartar.
en su último andar circunspecto
entre mil desvíos que urgen descartar.
Ángeles furiosos por lograr
que de nuevo la razón en forma de vestido
sea como antaño tu eterno disfraz.
Desnudo sentido, ola en movimiento
expresada en vital y humano sentimiento,
flameando invisible
cual frágil vela a merced del viento.
cual frágil vela a merced del viento.
Deciros desde este navío
al que aferrado a vuestra lona lleváis,
que ni en mil vidas inmerecidas
alma frágil me podréis parecer.
Por vuestro sereno remolque trabé terribles arrojos
que en verdad me demostraron su febril acierto
solo con poder descubrir la sonrisa en vuestros ojos.
No es ya mi deseo el veros,
pues cuando la razón vuestra vista brindó,
no pude ser capaz siquiera de sentiros.
Por ello os ruego espíritu liberto:
Seguid como espectro de tal guisa
que no es mi razón la que os busca
sino el corazón que añora su risa.
“No hay razón para el corazón,
pero siempre será este último el motivo
que te convertirá en dueño de tal convicción”
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