miércoles, 18 de febrero de 2009

Entre Alarcos y Las Navas

Muere ya el 18 de febrero de 2009. Han pasado ya varios meses desde que encontré los legajos con los que he disfrutado leyendo y compartiendo las venturas y desventuras de Don Tello. Al final he tenido que entregar a quien correspondía semejantes pecios de la literatura con el dolor y   la esperanza de reencontrarme con  sus    sueños cumplidos y  sus frustradas realidades algún día.

Ayer con la  marcha del sol y los pocos minutos que mi actual vida me concedía de tregua conseguí hojear los pergaminos, las líneas de  vida de  aquella época tan violenta  pero tan ilusionante para un joven  como puede ser ver   la razón de su lucha traducida en honores, amores y tierras anchas  ganadas al contrario  tan rudo, honorable y violento como él.

Pude  encontrar aBerenguela, la gran mujer y reina que dio sentido al futuro de un reino, Don Alfonso su padre, siempre junto a la reina Doña Leonor,  triunfante en  Las Navas. El Gran Don Diego López de Haro, apodado “el bueno”, inmenso en valentía, leal pero independiente. Brazo fiel a los sueños de Don Alfonso frente a los Lara y sus    maquinaciones tras su muerte, apoyo de Doña Berenguela  junto a Tello en la gran aventura de la coronación de don Fernando, el tercero.

Tantas páginas por vivir  que alguna lágrima  no resistió tal ruptura arrojándose  desde mi párpado para  dejarse absorber por  los viejos papeles que  me observaban imperturbables. Por la mañana, decidido, me dirigí a la Biblioteca Provincial para entregar  mi tesoro prestado. Hundido por  la ruptura  no retuve por más tiempo mis  emociones y lloré, lloré ante el funcionario del ministerio de  cultura, hombre y oficio poco acostumbrado a tales demostraciones  sobre el mostrador de un negociado público. Incrédulo y  verdaderamente sorprendido  tuvo a bien inquirir los motivos de tal exabrupto impropio de un lugar dedicado a los libros, el silencio y la reflexión.

-        Caballero, ¿le sucede algo? ¿Puedo ayudarle?

Lo miré  con agradecimiento.

-       Le agradezco  su interés, pero no es nada. Simplemente me apena abandonar la lectura de  semejante epopeya que me ha perturbado las noches, desvelado y permitido imaginar la vida en una época de la que apenas nos contaron nada cuando estudiábamos  en el Instituto.  Aunque no lo crea  he hecho mías a varias personas  que en él se reflejan, vidas que  dejaron de serlo hace casi  ocho siglos, pero que habían resucitado en mi.

Aquel hombre sonrió  de una forma extraña.

-          Lo creo y déjeme decirle que lo comprendo, es algo que le sucede a quien vive entre libros, manuscritos, entre legajos de viejas historias  que acaba por revivir sin darse cuenta. Déjeme decirle también que no los ha perdido, pues ellos permanecerán  en este moderno santuario  de  objetos como los que nos ha entregado. Podrá acudir tantas veces como desee y reencontrarse con sus hermanos del pasado.

Su voz me  llevaba al viejo Ahmad en su biblioteca de Marrakech,  su ofrecimiento me llenó de   alegría  y conteniéndome   la euforia le agradecí su comprensión, pues sabía que aquellos viejos libros no se prestaban con tanta facilidad.

-          Gracias os doy,  como lo diría Don Tello Pérez de Carrión. Gracias y  como él,  en mi tendréis un amigo para lo que fuera menester.

-          Pues como diría Don Alfonso, sed bienvenido a mi reino que ya es vuestro…

Salí  derecho, erguido como si  cabalgase   como alférez en plena revista de la hueste del rey ante una  incursión en suelo infiel. No sabía la fecha en la que recuperase  mi otra vida junto a las cabalgadas con Tello pero sentía que tarde o temprano volverían…

 


4 comentarios:

Armida Leticia dijo...

Un saludo desde México. Me ha gustado todo este relato, aunque a veces no se que comentario hacer, me quedo sin palabras. Me encanta la foto de esos libros con experiencia (no viejos), quisiera tenerlos aquí conmigo, olerlos, hojearlos...

Silvia dijo...

He ido copiando los textos en un archivo y ahora tengo todos impresos delante mía. Tuve que posponer la lectura por causa de los exámenes, pero estoy segura de que voy a disfrutar como una enana.
Gracias y muchos besos,

Anónimo dijo...

Desde el primer momento te dije que esos libros no podrían haber tenido mejor destino que tus manos. Ahora está totalmente demostrado.

Besos

Blas de Lezo dijo...

Gracias solo es lo que puedo daros. Disfruto escribiendo y este plaver aumenta cuando leo lo que escribís.
Creo que dejaremos a Tello y sus tribulaciones una temporada en la biblioteca para cogerlo con mas fuerza pronto.

Gracias de Nuevo. Blas