jueves, 22 de abril de 2010

A tí San Jorge y al viejo Dragón.

Quizá sea esta la visión de San Jorge y El Dragón algo atípica, pero este año es así como me apetecía venerar su símbolo, de manera un tanto personal.


Viejos dragones habéis sido, cientos hasta diría que miles, con los que hemos soñado desde los inmemoriales tiempos en que San Jorge decidió plantar cara a vuestro primer ancestro. Dragones odiosos que raptaban siempre débiles princesas, mujeres éstas  que en nada podían sentir envidia de  las que lo eran en su pequeño principado dominado por la gleba, la esclavitud, o la misma explotación legal en sus mil formas desde el señor, el padre, el hijo o el mismo marido, disfrazados como tales humanos para ocultar sus viejas formas aladas, para anular los cenicientos alientos bramadores de fuegos con los que devorar lo que la sociedad atemorizada procuraba mantener sin romper su continuidad por "la paz" de la misma comunidad.

Princesas todas las que de tal guisa sufrieron hasta que San Jorge armado de caballero en la vieja leyenda y de Cultura, Conocimiento y Libertad en la cruda realidad, terminaron de forma evidente en la primera y de forma lenta pero creciente en la nombrada realidad.

Así, sobre el caballo blanco de nombre y apodo Libertad con el que devorar las leguas a “uña del mismo” cuando toca equilibrar la lucha desigual entre opresión y debilidad, armado de la espada que a cada lado de su filo grabadas a fuego muestra de forma fiel las palabras Cultura y Educación; sin más que la fuerza que da la razón impregnada de puro corazón, convertido tu cuerpo y transformada tu alma en el viejo caballero no tienes más que dar por separada la cabeza de tal reptil volador de su tronco maligno sin más pena y dolor que su pobreza de espíritu y su falta de verdad en el sentir.

Ciegos los cielos, durante milenios se han mantenido bajo cruces, lunas y estrellas de seis puntas en los reinos a los que mi cultura debe sus fuentes. Milenios en los que el viejo Dragón mantenía su reinado con miedo y superstición. Viejas capas de raídas telas cruzadas o turbantes mirando en única e invariable dirección, mientras otros  de curiosos tirabuzones dedican su existencia a  golpear de modo mecánico su frente ante muros donde lamentar lo que no merece. Viejos todos, dominadores de la mente humana a través del designio irracional de lo escrito por sus ancestros, como viejas copias de aquél primer dragón de la laguna en algún lugar de la Capadocia. Escritos por quienes se sabían poderosos al controlar la espada de la cultura y la educación como fuente del conocimiento, dragones que sin piedad oscurecieron cualquier atisbo de luz sobre la vieja espada mientras dejaban correr   sobre la libertad de nombre falso a quienes en su nombre devoraban los brotes de pequeñas dagas que como su madre metálica pretendía ser.


Fiel San Jorge que con un libro y una rosa simbolizas para este aprendiz el amor por los sentimientos ganados por la libertad de tenerlos y el tenaz deseo por continuar aprendiendo de quien te pueda enseñar, que no ha de ser mas que un alma con inquietudes y anhelos. Eterno caballero, capitán de la brava legión de los que creen de verdad mirando en su interior para, tras ello, devolverlo al exterior mientras se arrancan orejeras, gafas y filtros que los viejos dragones hijos del que tu mataste, en sus diferentes motivos  pretenden mantener a base del miedo que destilan  palabras mágicas como castigo, pecado, infiel, antinatural, infierno, dolor, sufrimiento o juicio final.

No existe más final que el del puro adocenamiento de las mentes en la espera de una recompensa ficticia por sufrir sin más mientras el dragón continúa devorando a placer, despidiendo el humo por el fuego que despiden sus bramidos dejando escrito en el cielo  palabras en verdad malditas como injusticia, hambre, desigualdad, privilegios o miseria mantenidas por el calor sofocante que despide la palabra resignación.

No hay tregua admirado San Jorge, no hay espacio a la vida del dragón, aunque se vista con túnicas de hombre santo, cruzado, chamán, imán, rabino o brahmán regio pues solo son parte de tu misma piel con diferente vestido. Dame tu caballo y préstame tu espada, pues a lomos de la Libertad, empuñando el acerado filo de la cultura, el conocimiento y la educación dejemos a quienes nos osan amedrentar, a ratos leves en sus rezos y a otros iracundos en sus soflamas, para que famélicas sus fauces se descompongan sobre las pútridas aguas de su maldita laguna  bebedora de las fuentes de la superstición.

Seamos hombres a los que la irracionalidad se produzca tan solo en  leves efectos pasajeros tales como las fiestas ancestrales o ceremonias populares como una buena final por la que seamos capaz de morir durante 90 minutos en medio de la vorágine de unos colores… colores que solo sean esto el resto del tiempo y dejemos a los falsos dioses en la vieja laguna de Capadocia junto al cuerpo separado de la cabeza de nuestro primigenio dragón.

 
FELIZ DIA DE SAN JORGE. 

MIL BESOS, UNA ROSA Y QUE LO QUE EN VERDAD SEA VUESTRO DESEO  SEAIS CAPACES DE LUCHAR POR EL.
 
 EN VUESTRAS MANOS   LLEVÁIS LA  ESPADA Y VUESTRO  ÁNIMO SERÁ SIEMPRE EL QUE OS PRECEDA.

1 comentario:

Armida Leticia dijo...

Feliz día del libro, y un saludo desde México.