jueves, 14 de junio de 2007

Conclusiones apresuradas

Veo las caras durante el día y percibo dos sensaciones, cansancio y deseo de desconexión. Cansancio de tantos meses entre los mismos focos de tan viejo teatro, con la gastada tarima y el cansino apuntador diciendo o indicando las mismas cosas. Desconexión cuanto antes, VACACIONES YA, hace falta cambiar este ritmo que ya ni siquiera llega a ello. Y eso que el sol sigue emboscado tras no se que nubes que hacen mas falta en otros lugares de Hispania. Mira que si le da por brillar este sol, que es lo que debiera estar haciendo a estas fechas pasadas ya del cuarenta de mayo; vamos que no sé si las tardes se pudieran llevar con la mínima dignidad con que logramos hacerlo. Al menos así nos queda el consuelo de que fuera del caserón no apetece estar tanto. Aunque siempre apetecerá estar fuera mas que dentro.
Digo yo que una buena terapia sería la de hacer cambios en los puestos de trabajo, sería la revolución, y así entre todos acabaríamos comprendiendo al vecino este de mesa y/o despacho que tenemos, que no hay quien lo soporte, nos empezaría a caer bien, quizá comprobásemos por fin que esa arpía lo es de verdad y que en su oscuro cajón guardaba aquello que todo el mundo suponía. Bueno, y al/la que le tocase el puesto del supremo, ¡puf!. Igual encuentra la razón de la desdichas propias de tanto mando, sus amarguras y hasta la razón por la que no sonreir cuando en realidad lo que apetece es lo contrario.
No se, creo que mejor lo dejamos que igual acaba por arreglarse el mundo este laboral y de caserón pasamos a “The new Hansel and Grettel Honey world”, no podría sobrevivir entre tanta mermelada, ¡lo juro!.
Creo que voy a retirarme a reflexionar con mi almohada, la que nunca te abandona , la que recoge y soporta esos ronquidos que demuestran que la buena conciencia necesita como prueba real de su existencia el decibelio constante de este tan viejo efecto sonoro. Los hay de gran envergadura de hombres de grandes narices, otros suaves y finos propios de princesas urbanas, que no por ello dejan de serlo. Tened cuidado si a vuestro lado ella/él no ronca, eso será señal inequívoca de que algo va mal en su mente. Algo malo hace durante el día; en una de sus otras vidas roncará porque seguro que tiene más de una vida. Procurad que sea en la vida que con vosotros gasta en la que ronque, eso os mantendrá calmados y seguros de que no os engaña con algo, con alguien...
Bueno, voy a intentar demostrar que ronco.

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