La verdad es que todo esto también ha sido fruto de una frase que he leído de un gran filósofo aún con vida. Uno de una forma u otra hay veces que se siente libre, aunque sabe que no lo es del todo, otras tantas se siente tremendamente impotente e incapaz de cambiar el rumbo de las circunstancias. Pero cuando verdaderamente considero que la libertad te alcanza y eres / te sientes libre es cuando haces algo por deseo estrictamente y puramente tuyo. Si eso que haces además va en sentido opuesto a lo que los demás hacen, entonces ellos no te entienden, incluso te tildan de raro, de loco o simplemente, “es que es así”. En ese instante por pequeña que sea la acción / intención has sido valiente y el resultado no sólo te ha llenado, sino que ves en el reflejo de los rostros de los que te rodean el enfado, el desprecio o la incomprensión proporcional al grado de tu satisfacción que te confirma en tu saber libre y en su saber limitado y algo acobardado.

No se trata de ir a la contra, más bien en hacer lo que a uno le apetece, desplazando de vez en cuando a esas rutinas que se agarrotan en el pensamiento inyectando dosis de un sentido común falso e irreal.
Conviene no ejercitarse muchas veces en esto, mejor practicarlo en pequeñas dosis que nos permitan estar preparado para cuando la libertad sea completa y así evitar que se enciendan las bajas pasiones en el “vecindario”, esas que dañan al que lo hace y al que se lo hacen, más al primero que al segundo aunque también parezca lo contrario.
¡¡¡Feliz libertad!!!.
Os animo a sentirla. Es realmente fascinante.

El patrón como patrón que era, ejerciendo de ello se apoyó sobre la húmeda barra, su olfato se saturó de un olor a cerveza sucia, olor de vapores de alcoholes de otras épocas como el grog, tantas veces bebido entre la marineria frente a la inminente batalla entre gigantes del mar.



Se podía entrever a duras penas el destello del faro de Candás. Con ese temporal parecía imposible arribar, ni siquiera aproximarse a la Punta del Castillo. Las miradas entre ellos eran temerosas, sabían lo que tenían que hacer, capear, achicar, resistir como fuera. Tan sólo La Virgen del Carmen podría ayudarles...
Este debe de ser el gracioso que le ha dado por quedarse como "paracaidista vacacional" sobre nuestros cielos.





