lunes, 10 de diciembre de 2007

Rayo, Fogonazo, Vibración

Lluvia que golpea con desgana el pequeño autobús, la misma con la que avanzamos hacia casa. Los niños, unos derrotados se dejan abducir por Morfeo y sus brazos encandiladores, otros manteniendo sus ojos apasionadamente fijos en la maniobra del conductor. Nosotros, adultos en retirada con mas años en la espalda que promesas de ellos sobre el pecho aprovechamos el momento para descansar del día de diversión, o quizá de la dura batalla por mantener el tipo a todo el abanico de elementos posibles. La tormenta devoraba la poca luz mezclada con el viento que retaba a los gaiteros a ver quien silbaba mas rotundo.

El puente seguía en obras, mientras las retención para atravesarlo se hacia tan larga como la imaginación de los que la mirábamos. Al fin lo embocamos, su estrechez debido a la ampliación, qué contradicción, era máxima; desde las ventanas del lado del conductor se podía ver la caída libre que nos esperaba a un fallo de este, mas de sesenta metros sin freno hasta el pequeño riachuelo que pacíficamente, ajeno a nuestro devenir mas arriba, se iba acercando a destino final, poco mas allá en San Pedro.

Una luz me deslumbró, como un rayo, sentí una terrible vibración interna, la sensación de que el autobús había golpeado las defensas y caíamos. Cuando ´pude recobrar la visión parcialmente, pode ver a los niños del asiento delantero que seguían pegando su mirada a las maniobras del conductor. Detrás se oía cantar. Todo seguía igual...

Todo no, ella me había cogido de la mano mientras apoyaba su cabeza sobre mi hombro.

Poco después llegamos a casa, pero eso es lo de menos...

2 comentarios:

Gala dijo...

te agradezco mucho el apoyo, tal vez nos crucemos por España no? andaré por ahí en febrero, indefinidamente, a ver qué me inspira el exilio!

José Luis dijo...

Blas, tanto gusto.

Bonita topografía, bonito paisaje, bonita compñía.

Por aquí andaré.

Buena salud a todos.