domingo, 20 de enero de 2008

Santiago, su Caballero

Cojeando camina del brazo del Capitán,
sabe que corto en el tiempo está su final.
Liberto en conciencia, liberto en lealtad.

Sus amores y odios en su puño se van
acercándose al amigo,
despreciando al ganapán
con un verso sin pena como miga de pan.

Hombre sabio que al débil se aferra,
pues en él busca lo que en otro no existe.
La semblanza de la verdad sin tapujo y despiste
Eso que el fuerte solventa siempre como en cruel guerra.

Sueños tiene, sueños de verdad,
sueños de cielos, sueños de infiernos,
con escribanos, vinateros, majaderos,
que andando van por el camino del mal.
Otra gente hay, poca pero de bien, luchando sin tregua
dando al sueño su respuesta final:
sea tu conciencia la que te guíe sin miedo al andar
así a encontrar salud, vida y un feliz caminar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buena respuesta final, Josu, la única en verdad a tener en cuenta, mientras la conciencia nos libere de penas es porque mal no hemos cometido. Hablo de esa gente, de la escasa que también hablas, de la buena gente, "gente de ley" se dice por aquí...
Un abrazo.
Alicia.