jueves, 8 de noviembre de 2007

Catalina de Erauso

Noches de naipes y humo, de pendencia y arrojo,
ese fue su reino, toda una vida sin cerrojo.
Duelo entre hombres contra la mujer oculta
entre vastos pliegues que varón la vieron.

Crueles trapisondas a bribones pendencieros
entre luchas, masacres y terrible duelo hermano.
Su gloria en Arauca, robada con sangre a los nativos fieros
por un galón de alférez a él porque a ella no.

De su espada muerto el hermano, Miguel
en un duelo baldío, ahíto de brega sin cuartel,
ya qué más da llorar por sangre ahora suya,
sangre siempre, en su dolor y en su gloria,

Catalina, Alonso, Pedro de Orive, todos igual
nombres distintos con un mismo actuar
Sangre en sus manos, libertad en su ser.
Fue saltando el muro, echando a correr
cruzando el mundo sin hábito de mujer

Aventuras, frustraciones, sueños y dolores
arrogancia decidida, valentía impuesta
por un mundo terrible, un mundo de hombres.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gustaria ser valiente como Catalina, dar el paso definitivo. Luchar contra mi enemigo.Retarlo en duelo, desafiarlo y vecerlo. Pero mi enemigo esta en mi,soy yo son mis defectos y hay que ser demasiado valiente. Puede que algun dia...


Jorge