viernes, 9 de noviembre de 2007

La Visita

Hoy hemos tenido vista en el Caserón, unos representantes del poder regional establecido en las últimas elecciones nos han visitado con motivo de un acto científico. Algo verdaderamente interesante para todos,(el acto), tanto para los científicos que allí estaban, como para los que nos beneficiamos de su saber.

Todo eso, que todos sabemos o podemos imaginar ha ocurrido. El besamanos, las sonrisas abiertas a punto de estallar, lustrosas dentaduras, unas mas blancas que otras, brillando como faros mientras ellos se abrazan de forma débil, pero intentando expresar una enorme complicidad, (perdón por lo de complicidad, no se ofenda nadie).

La sociedad cambia, cambia la forma de dirigir los países; la cultura ciudadana emergente hace varias décadas comienza a descender por debajo de la incipiente era revolucionaria de aquella ilustración europea del XVIII.

Antes los reyes dictaban su gobierno alumbrados por sus propias motivaciones, algunas ayudaban a mejorar indirectamente la nación y otras la hundían en la mas oscura de las simas, (baste recordar al insigne Fernando VII en esta sufrida España). Sus cambios en la dirección eran por sus propios también cambios de humor, de liquidez o de enfermedad crónica.

Ahora, los dirigentes que nos toca pagar se alumbran por la encuesta mas reciente aún humeante del horno periodístico de turno. Si la tendencia les hace perder el poder, pues a ponerse las pilas y a sacar edictos, decretos, o viajes inaugurales para recuperar la popularidad si la caída en votos es de la parte social, si la caída es en las zonas conservadoras pues que sea lo que pidan los de ese lado.

Al fin y a la postre lo que buscan es mantener el dominio del poder. Con la visión de estado que exige el largo plazo hace que muchas veces se produzcan caras largas en la población al no entenderse las decisiones, normalmente se acaba en la oposición; también se acaba por ineptos o incapaces, pero basta ver los que gobiernan alrededor del globo para comprobar que no es necesario ser muy capaz para llevar las riendas del gobierno según el nivel de exigencia.

Entonces, qué se podría hacer me pregunto así sin más. Creo que poco, pues ya dicen que la democracia es el sistema menos malo y en eso estoy de acuerdo. Me encantaría disponer de la varita mágica de la percepción absoluta. Me imagino viendo al presidente de mi comunidad autónoma frente a mi sonriéndome mientras yo disecciono sus pensamientos, mientras mi varita lentamente va definiendo su grado de estadista (es que no se que como llamar a alguien que gobierna una región, ¿regionista quizá?), descubriendo la verdadera faz de sus intereses. Lo genial sería cuando el descubriese que lo había descubierto y que no tenía salida, ni explicación alguna.

Perdón, acabo de despertar, palabra que suena casi como a desertar. Desertar de la ilusión de que las viejas manías y formas de manejar al ciudadano han desaparecido. Desertar, pues acabo de comprobar por enésima vez que solo llevan un barniz superficial y todo sigue igual.

Antes se llamaban cortesanos, ahora se llaman presidentes, delegados, consejeros, directores generales, bla, bla, bla...

Cortesanos, eso es lo que son.

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