lunes, 5 de mayo de 2008

SONETO A LA ESTULTICIA REAL. (Dedicado a la voz de su amo)


Dueto amargo y triste en su brillo irreal,
elegancia contrita a su misma superficialidad.
Miradas sin hondo, voces sin personalidad
que golpean ruidosas el suelo sin fe, sin deseo real.

Pequeño humano de infame vozarrón entre nicotina,
pequeño y maldito rebosante de olor a bañal
sin piedad, destruyes sin pausa la flor del rosal,
la risa del otro que inocente devora ansioso tu inquina.


Aturdís a todos; soberbios, creéis que sin precio al final,
mas gratuitos dolores serán los que habréis de pagar.
Y si ahora no es, ya os veré en el juicio final.

Tal juicio donde tan cerca estaréis del patíbulo mortal como estrecho
seguro tenéis el grosor de vuestra holgada y podrida conciencia.
Así paciente espera la espada de Damocles a que haga justicia de “a hecho”.

2 comentarios:

SOMMER dijo...

Al final, querido Blas, la espada de Damocles siempre hace justicia. Siempre....

Abrazos

Ovidio dijo...

Según cuentan Horacio en una de sus "Odas" y Cicerón, en sus "Tusculanas", Damocles era cortesano de Dionisio I, El Viejo (siglo IV, AC), tirano de Siracusa, a quien envidiaba por su vida aparentemente afortunada y cómoda.

El rey, con el propósito de escarmentarlo, decidió que Damocles lo sustituyera durante un festín, pero para ello dispuso que sobre su cabeza pendiera una afilada espada desnuda suspendida de una crin de caballo.

De esta manera, Damocles pudo comprender lo efímero e inestable de la prosperidad y del lujoso modo de vivir del monarca.

La frase la espada de Damocles se utiliza desde hace mucho tiempo, para expresar la presencia de un peligro inminente o de una amenaza.¡No pretendia impartir justicia!. En este mundo casi siempre esas "espadas" amenazan a justos.