domingo, 28 de octubre de 2007

El Ánimo y la Valentía

Hace tiempo que uno da bandazos en el estado de ánimo. Quizá desde que supo de la existencia de este. No sabiendo el por qué uno se nota extraño, sin ganas; es cuando te das cuenta que no sabes por qué y empiezas a cuestionarte la razón, pues si el ánimo es alegre, optimista, exultante no es necesario saber por qué, no te cuestionas semejante dilema, lo disfrutas y sobre todo lo compartes.
Yo creo que esto es un arma secreta de nuestro interior, aunque como arma a veces los tiros salen “por la culata”. Yo creo que cuando el ánimo se ve variar su rumbo rutinario de calma o moderada alegría por otro estado peor, si supiéramos la razón esto podría ser terrible.

Quizá descubrieses que la razón se basa en no desear hacer algo que se realiza de forma diaria. Algo que en su consciencia te justifica ante tus semejantes, pero que la verdadera conciencia, (sin “s”), te genera ese desánimo indefinido que tan sólo es una recriminación hacia sí mismo, como una alarma que destella suave pero machaconamente. ¿Qué hacer?, está claro, no saber el por qué y seguir hasta que se te pase.

Quizá simplemente tu alrededor es el que “debe de ser” pero no es el que deseas verdaderamente para el devenir entre tantos días aún pendientes. Puede haber múltiples razones para sentir desánimo y muchas de las veces, creo que en las mas de ellas, guardamos la valentía en el cajón y sacamos al aire ese abrigo que nos protege del frío real, con su calor muchas veces generado en la hoguera de la hipocresía social y personal.

Lo maravilloso para mi se produce muchas noches al acostarme, cerrar los ojos arropado por las sábanas del otoño diario. Mientras esperas a que Morfeo nos alcance en su carrera, imaginas sacar del cajón de ese armario imaginario la valentía para comprobar que es cierto todo lo que haces, que lo haces porque lo deseas hacer, que el paraguas lo llevas porque quieres y no porque llueve, que no te enfrentas a quien aborreces porque aunque no lo respetas no deseas hacerlo. Saberte verdaderamente libre porque todo es como tu lo modelaste sin aceptar ninguna influencia que tu no deseaste.

Horas después, Morfeo coge su mochila para seguir su eterna carrera hacia otro hemisferio que el sol abandona a los designios lunares y tu te despiertas igual que ayer, y que antes de ayer....

Hoy es un domingo de otoño, la hora oficial ha cambiado en Europa, todo es más oscuro y mañana es un lunes cualquiera.

3 comentarios:

Alicia Abatilli dijo...

Saberse libre... sí, es lo que importa, seguro llega rápido cuando uno se siente así. El ánimo no es una constante, no es una línea recta, va y viene, es un sendero que sube y baja, cuidado con no perderse porque ahí sí estamos listos.
Un abrazo... no sé.. ¿permites que te llame Blas?
Alicia

José Luis dijo...

Tiene razón alicia.

El ánimo viene, va, sube, baja, pero siempre está ahí, levantándonos la mano para hacernos sentir triunfadores.

Eso de las derrotas no es cierto, las caídas son solo retocesos que hacemos para agarrar vuelo.

Un abrazo desde México.

Buena salud a todos.

Disculpa la intromisión en tu blog, pero es que Alicia María lo recomienda en el suyo.

Buena tu propuesta.

Blas de Lezo dijo...

Un abrazo Alicia, entre tanta neblina mantendremos el rumbo del sendero.

Mi blog no es mio es de quien lo lee. Gracias por leerlo Jose Luis.

Blas