viernes, 23 de mayo de 2008

El Temporal

La nave va, aproada y firme al temporal
ciñendo al viento, ganando barlovento
luchando frente a Eolo, enfrentando a Poseidón
dioses furiosos en el despertar del letargo
donde la mar corre sin temblar jamás.
Entre crestas, valles y cuevas de sal
la nave sigue corriendo el temporal.

Sus marineros templan cabos bajo cascadas
de crestas rotas por la violencia del temporal.
El mascarón sumergido resurge escupiendo sal,
su capitán, impasible en su afán recibe mil sacudidas
sin sentir, sin temer que no es nada frente a la inmensidad
de un ser enorme con mil formas, un ente inmortal.

Descalzos, entre harapos y pedernal observan a su dios,
un gesto, un atisbo de temor y su fe se derrumbará.
Mientras su mente a todo vigila, su corazón son dos,
uno con sus hombres, otro con su ser y razón.
La proa se clava, como un fantasma desaparece,
eternos minutos hasta que lentamente vuelve
haciendo sentir que la vida en un cable se mece.


Ola furiosa que barre sin piedad la cubierta
mientras manos tensas se aferran a su regala de estribor
miradas con terror siguen la espuma huyendo por babor.
Gritos como lamentos desde poniente arriban
es Calypso desde su lecho llorando su amor.
Mientras, ellos no entienden, solo corren el temporal.

A todos, que día a día corremos el duro temporal de la consciencia.

1 comentario:

Armida Leticia dijo...

Se necesita valor para enfrentar el temporal, me gusta la manera como escribes. Usas la rima...¡qué no se pierda la rima!

Saludos desde México