lunes, 18 de febrero de 2008

Deshielo

Oculto bajo aquel blanco manto, sereno de agua y hielo
seguía esperando la caricia de Helios que al fin la hollase,
dejase sus dedos sobre la dura, pétrea, fría superficie invernal
sin mancha, sin culpa, pero inhumana como la muerte real.
Su dedo al fin se posó sobre aquella loma, un río alegre brotó
bajo ese hielo aún duro, aun necio en su vano intento por ocultar
lo inevitable que ya se anunciaba, el arribo de la libertad disfrazada de avatar.
Pobre, iluso y vencido hielo, el agua de puro cristal manaba ya como manantial
Mis pies agotados por el avanzar lento y sin rumbo entre los sargazos
de un mar de inquinas e incomprensión, envidias y nula razón
en uno de los pasos con esfuerzo y sin temor un alud de verdad provocó
donde la enorme masa nevada que caía sin piedad caos y dolor profetizó.

Al fin se mostró,
el paso a la luz, la huida del sombrío Tártaro, maldito reino de Hades,
proceloso lugar por el que los sargazos aferran tus pasos,
tembloroso entorno donde nadie encuentra el Bien sin que el Mal le aceche.
Comienza a llover, agua celeste que limpia mi ser, creo que no voy a volver.

Siento que la lluvia me empuja a pasar, ¡presiento que lo haré!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cuando vislumbramos la luz buscada,
cuando empezamos a percibir la fresca brisa de la liberación,
se nos manifiesta, entonces, más claramente la losa que nos oprimía el pecho
forjada de envidias, mezquindad, hipocresía,
porque aliviados de tal carga
paladeamos plenamente la libertad.