jueves, 14 de febrero de 2008

Henophidia

Aquello que parece real nunca será lo evidente,
eso que en realidad percibe sin reflexión la gente
aturdiendo el conocimiento, anulando el saber
por el artificio de una imagen en pugna con el propio amanecer.

Evidente se hace cuando el ciego lo ve,
cuando tus ojos caen a plomo sobre el mármol
frío y candente desde la propia negación del ser
en un movimiento alterno de vacías caras volubles.

Verdadera luz filtrada por una falsa ventana,
entre risas nulas por mentiras vividas,
en extraños recuerdos cercenados
pobremente inflados por falsas monedas
que recoges al propagar tu falsa vereda
anteponiendo a todo tu orondo pero angustiado espíritu
para hacerlo ver, para de falso prevalecer
de la única y solitaria forma que te hace crecer:
de paseo por la calle mas grande que Don Francisco nos dio a conocer

Tal nombre dio a la calle, como tal eres tú, como tal te inventas tú
hermana y dueña del sufrir propio en el que te inmolas
con ese encanto vacío, ese flagelar solitario, desgarrador,
pero maravillosamente destructor.

Ya no hay telón, vela o penol que pueda ser invisible a tus actos
Son muchas las miradas aprendidas, eternos ya los ojos y oídos,
a los que vos, vuestra imagen perfecta ya no deslumbra.

La humanidad que os adora es la humanidad que se destruye.
El barniz de vuestra pobre alma es ya tal que el de los "Muros de la Patria mía":
cuarteados y traseros sin otra opción mas que vuestro arrepentimiento.




2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias Blas por tu aportaciones en mi blog. He de confesarte que me encanta como escribes y que leo todos tus relatos, aunque me deje poco ver por aquí.

Saludos y gracias

Armida Leticia dijo...

De nuevo por aquí, estás entre mis favoritos. Saludos desde 19.5N 99.2W.